– Numerosos especialistas sostienen que para hacer frente a la desigualdad, el desempleo, la pobreza generalizada y la inseguridad alimentaria, África debe apostar a tener aunque sea una pequeña participación en el comercio mundial de bienes y servicios, que supera los 70 billones de dólares, promoviendo el comercio interno en este continente.
Un continente rico, pero pobre
La descripción de África como un continente pobre podría cambiar, solo si se mantiene unida como lo hizo para luchar por su independencia política. Pero esta vez, la pelea será por un lugar en el comercio mundial.
Después de años de negociaciones y de crear varios bloques de libre comercio, si se firma el acuerdo de la Zona de Libre Comercio Continental Africana (CFTA, en inglés), prevista para diciembre de 2017, este continente podría encaminarse hacia un nuevo tipo de desarrollo.
África ganará más de lo que perderá con la CFTA, que está a la altura de acuerdos como la Asociación Estratégica para el Comercio y la Inversión entre la Unión Europea y Estados Unidos y el Partenariado Económico Comprehensivo Regional, de 16 miembros.
Este continente ya suscribió el acuerdo de la Zona de Libre Comercio Tripartita en junio de 2015, que combina tres grandes bloques: la Comunidad de África Oriental (CAO, en inglés), el Mercado Común de África Oriental y Austral (Comesa) y la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC).
Las tres comunidades económicas tienen un producto interno bruto (PIB) combinado mayor a 1,3 billones (millón de millones) de dólares y 565 millones de habitantes. Pero la Zona de Libre Comercio Tripartita, suscrita por 16 de los 26 miembros, todavía espera ser ratificada por todos para entrar en vigor, un golpe a la CFTA.
En un documento sobre la adopción de la zona tripartita, Calestous Juma, profesor de práctica de desarrollo internacional, y Francis Mangeni, director de Asuntos Monetarios, de Comercio y Aduanas de Comesa, consideran al comercio regional como parte de una estrategia más amplia para transformar la economía a largo plazo.
Los especialistas sostienen que las medidas de integración comercial combinan la facilidad del libre movimiento de bienes y servicios, la inversión en infraestructura y la promoción del desarrollo industrial como parte de una visión política de largo plazo para impulsar el potencial empresarial de este continente mediante el comercio regional para terminar en una Comunidad Económica Africana para 2028.
El comercio global es una fuente indiscutida de posibilidades de desarrollo económico y un decisor entre ricos y pobres, pues facilita la creación de riqueza y estimula la innovación en todos los sectores.
Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, el comercio mundial crece, pero los países en desarrollo, y muchos de los africanos, apenas acceden a una pequeña participación en él.
La inversión extranjera directa se disparó en África de 9.000 millones de dólares, en 2000, a 5.000 millones de dólares, en 2014, pero los que más se beneficiaron fueron los países ricos, una situación que el último de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio, “Fomentar una alianza mundial para el desarrollo”, buscó revertir mediante un sistema financiero y de comercio, abierto, predecible, no discriminatorio y basado en el derecho.
Un sistema de comercio equitativo es un ideal global, pero África tiene posibilidades de utilizar ese volumen comercial a su favor transformando la voluntad política en acciones.
Este continente tiene vastos recursos naturales y minerales, lo que hace de las industrias de procesamiento una opción de inversión viable para reducir el desempleo y eliminar la pobreza, que aqueja a muchos países africanos.
Perspectivas y problemas
La perspectiva de un mercado único es atractiva: 54 países, más de 1.000 millones de personas y un PIB combinado de más de 3.400 billones de dólares, casi el doble del valor actual del comercio anual de bienes y servicios dentro de África.
“La Zona de Libre Comercio Continental Africana (CFTA) propuesta ampliará la inversión regional del continente a África occidental, que actualmente no está cubierta por la consolidación tripartita del Comesa, la CAO y la SADC”, precisó Juma, quien dirige el Proyecto de Ciencia, Tecnología y Globalización del Centro Belfer de Asuntos Internacionales y Científicos de la estadounidense Universidad de Harvard, en diálogo con IPS.
“Eso ampliará las oportunidades de inversión para que los africanos inviertan en todo el continente. Un mayor mercado continental también hará que África sea más atractiva para los inversores extranjeros”, apuntó.
Juma, quien escribió un libro sobre la CFTA, cuya publicación coincidirá con la firma del acuerdo en 2017, cree que un mercado único más grande permitirá que las empresas africanas operen con capacidad plena, lo que a su vez estimulará una mayor innovación tecnológica.
“El impacto de la innovación incluirá un mayor movimiento de capacidades hacia y entre los países de este continente. Los africanos podrán aprender nuevas habilidades de sus contrapartes extranjeras, lo que fortalecerá la base tecnológica de África”, destacó.
Pero este continente tiene tantas oportunidades comerciales como obstáculos para concretar la libre circulación de bienes, servicios y personas.
Uno de los mayores obstáculos para la CFTA es ajustar la legislación y las prácticas nacionales para que los países puedan implementar el acuerdo. La resistencia vendrá de las empresas protegidas de la competencia exterior, explicó Juma. Una solución, según él, es crear medidas correctivas mediante incentivos.
“El acuerdo necesita incluir remedios e incentivos para ayudar a los países a ajustarse al nuevo régimen”, explicó.
“En ese sentido, el acuerdo no debe tratarse solo de libre comercio, sino que debe incluir disposiciones en materia de infraestructura e industrialización. Debe ser un tratado de desarrollo económico, no solo un arreglo de libre comercio”, añadió.
Comercio africano casi inexistente
Datos del Comesa muestran que el comercio dentro de este continente es apenas de 12 por ciento, muy por debajo del que tiene con Europa y Asia, de casi 60 por ciento. Una de las razones son las normas nacionales, que hacen que sea mucho más fácil comprar productos a un país europeo que a uno africano.
Armonizar la política comercial y reducir los derechos de exportación e importación son fundamentales para liberar la circulación de bienes y personas.
En agosto, la Unión Africana (UA) lanzó el pasaporte electrónico panafricano, que allana el camino para el libre cruce de fronteras y un paso importante para la zona de libre comercio.
El documento, en un principio solo para jefes de Estado, de gobiernos, cancilleres y personal diplomático, estará disponible para todos los ciudadanos africanos a partir de 2018.
En el marco de la UA, los gobiernos crearon el Foro de Negociación del Acuerdo de Libre Comercio Continental, que se reunió varias veces para analizar las modalidades de la zona de libre comercio, propuesta en 2012.
La comisaria de comercio e industria de la UA, Fatima Haram Acyl, dijo en la primera reunión del foro, en febrero de este año, que la CFTA integrará los mercados del continente de acuerdo con los objetivos y principios del Tratado de Abuya.
Las disparidades económicas representan un obstáculo que África deberá superar, pues muchos de los 54 países son pequeños, con menos de 20 millones de habitantes y economías inferiores a 10.000 millones de dólares.
Los mercados nacionales no justificarán las inversiones, pues el suministro adecuado de insumos y la demanda suficiente serán demasiado caros o estarán fuera del alcance en comparación con las posibilidades de un mercado más grande.
La empresa consultora McKinsey pronosticó que el gasto de los consumidores africanos aumentara de los actuales 860.000 millones de dólares a 1.400 billones de dólares para 2020, lo que podría sacar a millones de personas de la pobreza, si se inaugura un mercado único.
La Comisión Económica para África de las Naciones Unidas calculó que la CFTA podría elevar el comercio interno africano a unos 35.000 millones de dólares al año en los próximos seis años.
Si se terminan las negociaciones por la CFTA este año, a tiempo para la fecha límite prevista de 2017, podría abrirse un nuevo capítulo para el comercio africano, lo que marcará un nuevo camino hacia el crecimiento y la independencia económica de este continente.
La cuestión es, ¿logrará concretarlo?
Traducido por Verónica Firme
Que cinismo tan grande! ipsnoticias no te molestes en publicar noticias como estás, afortunadamente la sociedad es consciente de para quien trabaja la prensa.