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Si eres tú mismo, eres una persona muy valiosa para esta sociedad. La gente vive con máscaras, se protege, teme a lo desconocido. Pero el mundo necesita personas auténticas. Personas que lloren y que rían sin miedo ni verguenza. Personas que vivan sin miedo. Personas que no les importe la opinión de los demás. Que den sin esperar nada a cambio. Que jueguen, que miren a los ojos, que presten atención a lo que el otro necesita. El otro representa a aquellos que no conoces, aquellos que nunca en tu vida has visto o quienes no te dan lo que esperas recibir. Es allí donde se pone a prueba tu amor; si ese amor es del ego o del Ser.
El amor del ego ama de acuerdo a lo que recibe de los demás. En cuanto el otro no tenga nada para ofrecerle; ni amor, ni dinero, ni atención, pierde todo interés. El amor del Ser en cambio, ama sin mirar con los ojos, no le importa ser rechazado, no espera admiración, no espera amor, no espera nada. Ama de la misma manera que el sol; desplegando sus rayos de luz y calor sin hacer distinciones.
Ponte como objetivo amarte con ese amor. Ama todos tus errores e imperfecciones, entonces podrás amar los errores y las imperfecciones de los demás. De esta manera transformarás una utopía en una realidad: el amor incondicional será tu estado y tu verdad.
Entonces, cuando salgas a la calle, ya no verás extraños, sino seres de luz. Habrás cumplido la parte que te corresponde para cambiar al mundo.