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El presidente de los pediatras de Atención Primaria dice que el 100% de las sociedades de profesionales sanitarios están financiadas por las industrias (yo lo escribo entre interrogaciones…). Y lo justifica argumentando que la Administración no cumple su objeto de darles formación. ¿Se ha convertido en algo normal esta corrupción? ¿Y qué puede hacerse?
Como hemos publicado, Farmaindustria, el principal lobby de la industria farmacéutica en España, está desarrollando un lavado de cara al publicar lo que paga cada laboratorio a los médicos. Lo venden como “transparencia” y en realidad de lo que se trata es de normalizar la compra de voluntades.
Algunos se lo han tomado tan al pié de la letra que en las últimas semanas hemos podido leer en los medios de comunicación a representantes de asociaciones de profesionales sanitariossacando pecho por sus acuerdos con farmacéuticas y otras compañías e, incluso, justificando los ingresos provenientes de sectores industriales nada saludables.
Ha sido el caso, por ejemplo, del presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (Sepeap), Venancio Martínez Suárez, queha publicado una especie de manifiesto en defensa de la posición de la sociedadantes las críticas surgidas a raíz de que los sellos de diversas sociedades científicas aparezcan avalando productos de laindustria alimentaria.
Como también hemos publicado, en concreto en el post La alimentación que nos enferma y la que no, la industria alimentaria copia las estrategias de marketing de las farmacéuticas. Hoy podemos ver a representantes de la pediatría promocionado cereales para el desayuno cargados de azúcar o a cardiólogos avalando el Danacol.
Para Martínez Suárez:
Todos sabemos que mientras no sea la Administración a través de sus presupuestos la que asuma los costes de las actividades de formación e investigación difícilmente se podrá aceptar una crítica general a esta relación”.
Y es cierto, existe una evidente dejación de funciones por parte de la administración sanitaria que deja en manos de las industrias la formación de sus médicos… para que los “deforme” a gusto. Lo que llama la atención es que lo justifique así: como quien tiene que hacerlo no lo hace nos dejamos querer por las industrias.
Y continúa:
la industria farmacéutica debe tenerse como un aliado estratégico de importancia fundamental para nosotros”.
Olvida el galeno que su profesión se debe a las personas, a la población que le consulta, las empresas deberían estar para abastecer de herramientas para el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades. Para el representante pediátrico parece que primero es la industria y luego ya el “mercado de pacientes” para la misma.
Sobre la industria alimentaria explica que
se le reconoce un papel fundamental en la formación del consumidor en materia de hábitos alimentarios y en la promoción de la salud, ya que es una importante fuente de mensajes para la población sobre la composición de los alimentos y su papel en la dieta”.
No es bueno generalizar pero si tuviéramos que explicar de manera sencilla qué es una dieta sana bastaría con decir que lo contrario de lo que se anuncia en la televisión como alimentos. La industria lo que hace es publicidad, no información. Y de manera paradójica se anuncia lo más insano, que coincide con lo que posee mayor valor añadido… para las empresas; alimentos procesados relativamente baratos de producir que dejan un buen margen de beneficio.
Es importante no confundir información con marketing. A los periodistas nos lo enseñan en la Facultad de Periodismo.
Recuerdo la campaña “5 al día” para promover que sobre todo los niños tomen cada día cinco piezas de fruta y hortalizas.
Gran idea con espíritu informativo que impulsan sobre todo las empresas de distribución de alimentos, exportadores y entidades públicas de promoción de la industria agrícola (y que por cierto también cuenta con un comité científico con algunos profesionales de lo que existen buenas referencias).
Gran campaña de marketing pero NO de información. La información y formación de quienes han de atender la salud pública la ha de dar la Administración pública y tiene que serindependiente de intereses comerciales. Las personas no somos mercancía en manos interesadas.
Y si la Administración no cumple con ese cometido, las sociedades de profesionales han detomar la iniciativa de advertirlo y exigirlo y denunciar, llegado el caso, a quienes incumplan sus obligaciones.
En vez de eso, se justifica una y otra vez la malsana relación médicos-industria. Así lo hace Martínez (y no tengo nada personal contra él; no le conozco, pero lo que cuenta es algo normalizado ya):
la principal razón de ser de una sociedad profesional pediátrica es el hacer de intermediaria entre las necesidades de los niños y la preparación de los pediatras para satisfacerlas. (…) Lo hacen mediante acuerdos con la industria porque no podría hacerse con las cuotas de los socios ni con las inexistentes subvenciones oficiales.
Realmente, se quiera aceptar o no, las sociedades profesionales y las compañías no hacen más que ocupar conjuntamente el espacio que dejan libre nuestros sistemas de salud“.
En su escrito, este pediatra argumenta que existen casi 100.000 sociedades profesionales del ámbito sanitario en el mundo. ¿Y si actuasen de manera decidida y coordinada para exigir a los estados que cumplan su cometido no lo conseguirían?
Pero es más fácil dejarse amamantar. Fijaos el nivel de corrupción existente y hasta qué punto, como pretendo explicar, se considera “normal” hoy:
El 100% [de las sociedades profesionales y siempre según el presidente de la Sepeap] se financian mayoritaria o exclusivamente con las ayudas de la industria”.
El panorama no es tranquilizador, menos mal que a la contundencia del dato podemos contraponer que hay médicos y otros profesionales sanitarios que promueven alternativas concretas y realizables ante tanto mamoneo. Si se quiere se puede ¿queremos?