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En los últimos años, un entramado de administraciones sanitarias, asociaciones contra alguna enfermedad y empresas promueven campañas “preventivas” para detectar posibles problemas de salud entre la población sana. El complejo médico-industrial abre así nuevos mercados y se autolegitima. Un claro ejemplo es lo que ocurre con las mamografías para detectar el cáncer de mama.
Los mensajes suelen ser paternalistas y no dejan lugar a la reflexión. La demanda de pruebas está inducida. Creada ex profeso para hacer sentir a las mujeres, en este caso, que realizarse estos controles periódicos, las mamografías, es algo “obligatorio”.
El complejo médico-industrial puede estar contento, la ecuación a mayor consumo sanitario más salud funciona a la perfección entre la ciudadanía.
Solo que en ocasiones la ecuación resulta errónea. Hay dudas sobre los beneficios reales de la generalización de estos cribados.
Lo que es cierto es que lasadministraciones sanitarias no son neutrales, no ofrecen TODA la información, los pros y contras de dichas pruebas, para que la población pueda decidir con libertad.
A mediados de este mes veíamos desnudarse a la popular cantante Marta Sánchez para
“luchar contra el cáncer de mama”. Un día antes estaba junto a la modelo Bimba Bosé(hermana del cantante Miguel Bosé) y la presentadora de televisión Terelu Campos en unacto con el mismo objetivo patrocinado por la empresa Ausonia.
La clave sobre la mamografía está en que es una técnica carcinogénica (hay que radiar el pecho de la mujer) usada para detectar un posible cáncer en féminas asintomáticas, sanas.
El peligro principal de la prueba es elsobrediagnóstico; se encuentran cánceres que no darán problemas y se intervendrá sobre ellos con los riesgos que conlleva.
Es decir, se sobrestiman los beneficios; se infraestiman los perjuicios; no se informa de los falsos positivos.
Estas pruebas mamográficas están hoy muy cuestionadas. Cada vez más pero eso parece que no lo tiene en cuanta en las campañas rosas.
Y antes de decidir hay que tener toda la información imprescindible sobre estos cribados.
Marta Sánchez cuenta en un momento de la entrevista que le hacen que las mamografías son “obligatorias”. Yo entiendo que se refiere a que, en su opinión, han de tomarse así pues en España no son obligatorias.
Me llamó la atención y me puse en contacto con Ana Rosengurtt, la mujer que lucha para que las mamografías no sean obligatorias en su país, Uruguay y que ha obtenido resultados. Unasentencia judicial le ha dado la razón.
La autonomía de las personas está por encima de las buenas intenciones (e interesadas muchas veces) de la prevención medicalizadora. La práctica de la mamografía se recomienda (u obliga) sin que se conozca bien si ofrece más beneficios que daños.
Entiendo que Marta -comenta Ana- habla de mamografía obligatoria como una manera de reforzar la responsabilidad moral que se le adjudica a las mujeres para no faltar a la consigna de evitar la prueba. Lo mejor que he leído sobre este tipo de mensajes y campañas es de una española y su título está muy bien puesto: La violencia de la cultura rosa“.
Merece la pena que lo leáis porque el texto analiza cómo, de modos sutiles y no tan sutiles, la “cultura del lazo rosa” y las campañas que se realizan en nombre de la concienciación sobre el cáncer de mama infantilizan a las mujeres, sexualizan sus cuerpos, trivializan la enfermedad y aportan una información sesgada.
La obligatoriedad de mamografías existente en Uruguay o que desea Marta Sánchez
me recuerda -me dice Rosengurtt- que las vacunas -otra medida sanitaria para prevenir enfermedades en personas sanas- no son obligatorias porque en los países donde sí lo son, coexiste la obligación con un sistema de indemnización por los daños a las víctimas de sus efectos adversos.
Quiero decir que si la mamografía fuera obligatoria en algún país desarrollado, lo sería a cambio de que se compensara a las víctimas de sus daños. Y según el médico e investigador Perter Götzsche, si la mamografía fuera un fármaco, habría sido retirada del mercado, justamente porque se pagaría mucho más por los daños que lo que se ahorraría por cada mujer salvada del cáncer”.
José Tuells, catedrático de vacunología analizó el coste para España en caso de hacer obligatorias algunas vacunas que os puede abrir los ojos.
Hace poco Francia decidió cancelar los programas de cribado mamográfico. Hay que recordar el estudio publicado en 2013 que reavivó la controversia sobre la eficacia, en términos de lamortalidad por cáncer de mama, de los programas de cribado con mamografías.
Según este trabajo, publicado en Journal of the National Cancer Institute, la aplicación de estos programas en Suecia han tenido un impacto limitado o nulo, sobre la mortalidad por cáncer de mama entre las mujeres de 40 a 69.
Como argumenta Ana:
Probablemente se agudicen las campañas del lazo rosa para contrarrestar a Suecia y Francia como detractores del paradigma de su cribado por mamografía. A Marta la seguirán otras que se prestarán para más campañas rosas”.
Sobre lo que comentaba más arriba de que las buenas intenciones en muchas ocasiones pueden ser interesadas no hay más que ver la campaña que lleva a cabo la marca Ausonia, de la conocida multinacional Procter & Gamble (P&G). Su apoyo a la investigación sobre el cáncer de mama lo hace de la mano de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
P&G usa sustancias químicas tóxicas que son potencialmente cancerígenas en sus productos.
No parece muy coherente pues. Ni la AECC, que como podemos ver en la página 25 de su Informe anual de 2015, recibe dinero de compañías cuyos impactos ambientales también pueden cancerígenos: Iberdrola (energía nuclear y térmica), Telefónica (contaminación electromagnética de las comunicaciones inalámbricas) o Repsol (petrolera), entre otras.
Hace ocho años ya, poco tiempo después de crear el blog, que comencé a advertir sobre la financiación poco ética que viene recibiendo la Asociación contra el cáncer
Ha recibido fondos provenientes de bancos y farmacéuticas que tienen demandas judiciales pendientes por losdaños de sus medicamentos, muertes en sus ensayos clínicos, sobornar a médicos o publicidad engañosa.