A falta de solo nueve días para las elecciones legislativas, la frágil transición egipcia se tambalea tras los nuevos enfrentamientos en la plaza Tahrir de El Cairo entre manifestantes y las fuerzas de seguridad, que han causado la muerte de una persona y más de 600 heridos. Centenares de manifestantes se encuentran concentrados en la plaza, muchos de ellos pertrechados con palos de madera y mascarillas para protegerse de los gases lacrimógenos, después de que la policía se replegara a las inmediaciones del Ministerio del Interior, cerca de Tahrir.
Según pudo constatar Efe, a los manifestantes se han unido decenas de salafistas, con largas barbas y vestidos con galabiyas (túnicas), que han llegado gritando «Alahu Akbar» (dios es grande) y han sido recibidos con alborozo por los concentrados en la plaza.
Pese a este lema, los eslóganes que más se escucharon esta tarde en Tahrir fueron «Vete, vete» y «El pueblo quiere la caída del mariscal», en referencia al jefe de la Junta Militar que gobierna Egipto, Husein Tantaui.
Y es que todos los presentes en Tahrir no creen que el Consejo Supremo de la Fuerzas Armadas vaya a traer la democracia a Egipto, pese a que está previsto que en nueve días comiencen las elecciones legislativas, que serán los primeros comicios de la era pos Mubarak.
Hasan el Guindi, estudiante 20 años, explicó que se enteró de los choques por Facebook y decidió sumarse a los manifestantes de inmediato.
«Debemos cambiar al mariscal (Husein Tantaui, jefe de la Junta Militar egipcia) para que las elecciones sean limpias, porque hay cosas que no han cambiado respecto al régimen anterior», dijo El Guindy, que estaba acompañado por otros cuatro jóvenes revolucionarios, algunos con pañuelos palestinos liados al cuello.
Equipado con una mascarilla, relató cómo vio a algunos de los agentes antidisturbios pegar con porras a otros jóvenes junto al Museo Egipcio, situado en Tahrir.
Tal es la ira por la carga policial de esta tarde y el descontento por la gestión de la Junta Militar, que muchos manifestantes aseguraron que no iban a abandonar la plaza esta noche.
«Esto va a ser un nuevo 25 de Enero», señaló entusiasmado el vendedor de «camisetas revolucionarias» Muhamad Mahmud, escondido en un portal de la plaza durante el tiempo que duró la carga de los agentes antidisturbios que acudieron por centenares.
La batalla campal se desencadenó cuando la policía desalojó esta mañana a varios familiares de las víctimas de la revolución que habían acampado desde ayer en el centro de la plaza, explicó Mahmud, testigo todo el día de lo ocurrido en Tahrir.
«A la policía no le gusta que la gente acampe en la plaza porque se interrumpe el tráfico y hay atascos», indicó Mahmud, que destacó que los agentes pegaron con porras a los acampados.
Poco después, centenares de jóvenes acudieron a Tahrir y se enfrentaron a la policía antidisturbios, que disparó gases lacrimógenos y pelotas de goma contra los manifestantes, quienes a su vez respondieron arrojando piedras.
Por el momento, los enfrentamientos se han saldado con la muerte de una persona ha muerto y al menos 607 heridas, según cifras del Ministerio egipcio de Sanidad citadas por la agencia de noticias estatal Mena.
El primer ministro Esam Sharaf ha hecho un llamamiento a los manifestantes para que evacúen Tahrir y reabran sus accesos, ahora controlados por brigadas de voluntarios.
Los choques se producen un día después de que decenas de miles de egipcios saliera a la plaza para manifestarse en contra de un documento propuesto por el viceprimer ministro, Ali al Selmi, que reservaría una serie de prerrogativas a la Junta Militar cuando se elabore la futura Constitución.
En ese documento, Al Selmi sugirió, además, que el comité constituyente sea formado por 100 personas, de las cuales solo 20 saldrían del Parlamento, lo que ha enfurecido a la mayoría de partidos.
En las últimas horas de hoy, Selmi reculó y anunció que el comité de expertos que redactará la Carta Magna tendrá que recibir la aprobación del Parlamento que salga de los próximos comicios; una propuesta que ya ha sido rechazada por la principal formación opositora, el Partido Libertad y Justicia de los Hermanos Musulmanes.
Tanto el secretario general de esa formación, Mohamed Mursi, como el dirigente salafista Mohamed Abdel Maqsud expresaron su rechazo a la enmienda de Al Selmi por que esta no ha sido consultada ni refrendada por los partidos.
«Fuimos sorprendidos por la presentación por parte de Al Selmy de un documento con enmiendas que no habíamos acordado o refrendado, y que se refiere a la fórmula de la formación del comité que se encargará de redactar la Constitución», apuntaron ambos en un comunicado. EFE