Por RT
El Gobierno brasileño sostuvo que llevará adelante un plan de prevención ante la nacionalización de la enfermedad.
Ante el brote de fiebre amarilla por segundo año consecutivo, el Ministerio de Salud de Brasil ha anunciado que llevará a cabo un plan de vacunación nacional.
De acuerdo con el diario O’Globo, se registraron 920 casos y 340 muertes por la enfermedad entre el 1 de julio de 2017 y el 13 de marzo de 2018. Esto en un escenario donde, solo en el Estado de Sao Paulo, la población no vacunada alcanza los 25 millones de personas y se estima que asciende a 77 millones en todo el país, lo que implica alrededor de 1.500 municipios donde debería desarrollarse el plan.
Sin embargo, existe la duda sobre la posibilidad de producir y garantizar esa cantidad de vacunas para cumplir el cronograma previsto. Citada por The Guardian, la asesora regional de inmunización de la Organización Panamericana de la Salud, Alba Ropero, sostuvo que “la responsabilidad de las vacunas se comparte a través de un conjunto confuso de gobiernos federales, estatales y locales”. A lo que se sumó, durante la epidemia anterior, que “muchos brasileños comunes, en su mayoría hombres, eran reacios a vacunarse”.
La enfermedad
Transmitida por mosquitos Aedes aegypti a partir de monos infectados, la fiebre amarilla puede ser fatal entre el 15% y el 50% de los casos. Si bien a principios del siglo XX las ciudades brasileñas se vieron afectadas por la enfermedad, en 1942 se había registrado el último caso en una zona urbana, hasta el 2017, cuando reapareció en Minas Gerais.
Con la llegada del invierno austral los casos disminuyeron y en septiembre del año pasado el ministro de Salud brasileño, Ricardo Barros, dijo que el brote había terminado. Sin embargo, a comienzos del 2018 resurgió con fuerza y se expandió aún más ante la falta de vacunación. Asimismo, la dolencia se ha extendido a países vecinos como es el caso de Argentina, donde recientemente fallecieron dos personas y se registraron otros cinco casos.
El medio británico apuntó que si bien las vacunas para la fiebre amarilla han sido recomendadas en el Estado de Minas Gerais por más de una década, solo la mitad de la población de 21 millones estaba protegida cuando comenzó el brote. La situación se ha repetido en otras regiones, teniendo como resultado el complejo escenario actual.