El hallazgo, hecho por especialistas de Canadá, ha sido «una sorpresa total», pues modifica la comprensión que a ese respecto se tenía acerca de la generalidad de los cursos fluviales.
Científicos canadienses estudiaron los ríos glaciales de una parte del Ártico perteneciente a esa nación e hicieron un sorprendente hallazgo, que publicaron en la revista estadounidense PNAS: esos cursos de agua han absorbido el dióxido de carbono de la atmósfera durante años, y el ritmo de dicho proceso es comparativamente más rápido que el de los bosques lluviosos de la Amazonia. Los investigadores resaltan que el hallazgo ha sido «una sorpresa completa», pues cambia la percepción de los ríos, que en general son considerados una fuente de emisiones de carbono.
Para su investigación, los expertos recolectaron muestras de agua de deshielo de diversos puntos: de la Isla de Ellesmere, en el territorio canadiense de Nunavut, de Groenlandia y de las Montañas Rocosas, la gran cadena montañosa situada en el oeste de América del Norte.
«La mezcla crea estas reacciones y junta todas estas partículas diferentes. Ahí es donde vemos que el resultado neto es el de un sumidero de dióxido de carbono», afirma Kyra St Pierre, bióloga de la Universidad de Columbia Británica e investigadora principal del proyecto. Explica además que durante los períodos de alta fusión, el agua de ríos glaciales llega a absorber hasta 40 veces más carbono que la selva amazónica.
St Pierre está segura de que este descubrimiento podría indicar que existe un sistema casi invisible en el cual el planeta regula las emisiones de carbono en un clima que cambia rápidamente. Y todo ello, subraya, «muestra lo poco que sabemos sobre estos sistemas». No obstante, advierte que los beneficios a corto plazo de la absorción de carbono también ilustran la rápida disminución de los glaciares en el norte de Canadá. Y espera que no sea demasiado tarde para preservarlos, ya que constituyen un recurso finito.