En 2002-2003 epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS-CoV-1); en 2005 la epidemia de gripe aviar; en 2009-10 de pandemia que por suerte nunca llegó a ser tal de gripe A; en 2012 la del coronavirus del Síndrome Respiratorio Medio Oriente (MERS-CoV); en 2014 la del ébola; en 2014; en 2016 el zika; 2019 coronavirus Covid-19. A medida que la crisis ecológica y la emergencia climática se hace palpable las afecciones víricas se reproducen. ¿Qué podemos aprender de la actual crisis?
La humanidad -la civilización más concretamente- continúa extendiéndose a expensas de los espacios naturales y esta es una de las explicaciones por las que epidemias y pandemias se multiplican. Con seguridad, dado que el escenario no cambia, volverán a repetirse. No queremos saberlo y menos en medio de la actual crisis sanitaria global, pero es así.
Las condiciones que permitieron la propagación global de esos virus ciertamente tienen componentes naturales, también son antropogénicas: el empeoramiento de la crisis climática, la globalización económica, el turismo masivo, la deforestación y los incendios en selvas tropicales, la megaindustrialzaición de la producción alimentaria y más en concreto la cárnica, etc. El ser humano sigue colonizando espacios naturales y no para de moverse por el mundo.
El modo de vida humano se ha vuelto peligroso para las personas y la naturaleza de la que somos parte. Un elemento para la reflexión estos días de confinamiento mundial: Cuando los seres humanos nos quedamos encerrados en casa, la naturaleza se expande. Escrito de otro modo, lo que es bueno para el sistema económico es malo para la ecología.
Estas semanas hemos visto noticias sobre caminos de montaña que van cerrándose por la hierba al no usarse; delfines que se acercan a las playas del sur de España, ahora vacías de humanos; ballenas que merodean puertos pesqueros del norte de la Península Ibérica; la naturaleza salvaje prolifera en algunas ciudades, ahora casi vacías de población. La contaminación industrial y en las ciudades ha bajado muchísimo por nuestra quietud.
La advertencia de los especialistas y naturalistas durante años fue esta: la destrucción continua de los ecosistemas a través del llamado «desarrollo económico», la deforestación, la crisis climática y la explotación lucrativa de los animales conduciría inevitablemente a la infección de los humanos con ‘zoonosis’, es decir enfermedades originadas por animales con las que los seres humanos no habrían entrado en contacto si no hubiesen destruido su medio ambiente.
Algunas de las lecciones que podemos aprender de esta crisis sanitaria, la económica que viene y la ecológica que es desde hace varias décadas, son:
-El crecimiento económico infinito es imposible en un planeta finito cuyos límites estamos conociendo.
-Es esencial detener la destrucción de los ecosistemas y la biodiversidad causada por el crecimiento demográfico y económico.
-Hay que pensar fórmulas para decrecer, sí, que la actividad económica vaya retrayéndose para no generar esos impactos.
-Y que decrecer no signifique aumento de la pobreza, lo que puede hacerse mediante un mejor reparto o un reparto más justo de los beneficios económicos. Las crisis ecológicos y sanitarias por virus las sufrimos todos pese a que el sistema económico global beneficia a unos más que a otros.
-Estamos aprendiendo las bondades del teletrabajo. Es España sólo un 4% de las personas teletrabajamos, existe un mundo de beneficios por descubrir en él. Ya sólo con los millones de desplazamientos diarios y por tanto de consumo de energía que ahorraríamos…
-Encerrados seguimos vivos, descubrimos que no son necesarias tantas cosas ¿verdad? El ser humano vive con poco. ¿No justifica esto el camino hacia el decrecimiento?
-La especulación a nivel mundial con los productos básicos para combatir la pandemia por Covid-19 es evidente. Es necesario articular políticas que atraigan a cada país a la multitud de empresas que ahora producen fuera de los mismos y sobre todo concentradas en uno sólo, China. Por motivos económicos y ecológicos. Producción Made in tu país: mucho menor impacto ecológico, energético y por lo tanto climático; no es cuestión de chovinismo ni nacionalismo, es ecología y un reparto más justo del beneficio mercantil (sin sociedad sana, no hay economía sana).
Son algunas, no todas claro, no pretendo ser enciclopédico, de las cosas que podemos aprender y comenzar a hacer como sociedad tras la superación de esta primera fase, aguda, de Covid-19. Porque estamos en la primera fase, el virus puede haber venido para quedarse mucho tiempo y en el mejor de los casos, que desaparezca pronto, es muy posible y probable que otro le releve.
http://www.migueljara.com/2020/04/21/covid-19-que-podemos-aprender-de-esta-crisis-sanitaria-economica-ecologica/