Desde hace algunos años, existe la tendencia en los sistemas educativos de todo el mundo de arrinconar las humanidades (Filosofía, Filología, Historia…) en favor de los estudios con una proyección mercantilista.
El reciente Plan Bolonia o la reducción de la carga horaria de Filosofía en la Educación Secundaria son sólo dos ejemplos de un fenómeno que ha sido contestado con ruidosas protestas desde la comunidad académica. «Se están produciendo cambios drásticos en aquello que las sociedades democráticas enseñan a sus jóvenes. Sedientos de dinero, los estados nacionales y sus sistemas de educación están descartando sin advertirlo ciertas aptitudes que son necesarias para mantener viva la democracia», escribe la filósofa estadounidense Martha C. Nussbaum en Sin fines de lucro (Katz).
Nussbaum, prestigiosa profesora en Harvard y una de las cien intelectuales más relevantes de 2010 según la revista Foreign Policy, ha escrito un libro en el que alerta del peligro de que aparezcan «generaciones enteras de máquinas utilitarias, en lugar de ciudadanos cabales capaces de pensar por sí mismos».
Abuelo de los Rockefeller:
«En la educacion no se trata de que la gente aprenda a pensar, se trata de que la gente aprenda a trabajar»
CIUDADANO ROBOT No pienso, no protesto
En el año 2001, la compañía de energía Enron entró en bancarrota después de que sus dueños protagonizaran uno de los fraudes empresariales más espectaculares de la historia. Muchos trabajadores sabían lo que estaba pasando, pero ninguno alzó la voz. «La autoridad y la presión de los pares hacían que la gente no protestara, incluso cuando las cosas se pusieron realmente feas. Necesitamos producir gente que se sienta impulsada a ser crítica, tanto para lograr un futuro saludable en la cultura de empresa como, por supuesto, para la política», responde a Público Nussbaum.
El ciudadano adquiere las herramientas para desempeñar un trabajo, aprende conocimientos de aplicación inmediata y claramente dirigidos a promover el desarrollo económico, pero se deja a un lado la formación de su capacidad intelectual, de pensamiento crítico y de reflexión. «Se están cambiando las premisas de la educación: de un sistema donde se primaba la formación intelectual se está pasando a una enseñanza utilitaria. Estamos viviendo un proceso de conversión de las universidades en un modelo muy impreciso de escuelas laborales», razona el decano de Filología de la UNED, Antonio Moreno.
CIUDADANO ÚTIL Produzco, luego existo
Existe un abandono de aquellos conocimientos que no tengan una aplicación mercantil directa. Ahora prima la empleabilidad. No se forma a la persona de forma integral, sino que se persigue una educación que la convierta en sujeto de rendimiento inmediato en el ámbito económico. El ser humano como una pieza más del engranaje de un sistema productivo que requiere de ciudadanos fácilmente intercambiables que no se planteen otros posibles escenarios.
Para Ángeles J. Perona, profesora de Filosofía de la Complutense de Madrid, «esto conduce al adocenamiento del individuo, cierra su vida, su horizonte, e incluso limita mucho los criterios sobre su propia valía. Si haces algo que no tiene rendimiento mercantil, eres una persona excéntrica o un vago. Y hoy en día el criterio para juzgar es sólo ese».
CIUDADANO NEOLIBERAL El mundo, un mercado
La universidad y la Educación Secundaria Obligatoria cada vez ofrecen programas más acordes con las necesidades de las empresas. Carlos Fernández Liria, profesor de Filosofía de la Complutense, lo ilustra con un ejemplo: «En una ocasión, un economista vino a dar una charla a la facultad para decir que las empresas necesitaban las humanidades, que los ejecutivos tuvieran cultura general, porque no podían ir a hacer una entrevista a Japón y no saber que hay que descalzarse para entrar en una casa. Eso van a ser las humanidades». El arrinconamiento de las humanidades está directamente relacionado con una concepción neoliberal de la educación: se forma a los individuos en función de las necesidades económicas de un país. «Las universidades pierden una de sus funciones fundamentales, fomentar la conciencia crítica respecto al status quo. Se propicia la integración económica, pero vamos a crear ciudadanos que no cuestionan el modelo económico y social porque no tienen herramientas para hacerlo», afirma la escritora Marta Sanz.
CIUDADANO INFANTIL Me quejo, no actúo
Estas tendencias aparecen, precisamente, en lo que se ha llamado la sociedad del conocimiento, un mundo interconectado donde los individuos tienen acceso a un volumen de información inimaginable. Sin embargo, conocer no es sólo saber cifras y datos, sino analizar los contenidos que la persona recibe y devolver algo nuevo y distinto a la sociedad.
«Se está instalando el fenómeno del infantilismo, donde el individuo se cree que tiene acceso a todo, sin trabas, lo que es algo falaz. Cuando no lo consigue aparece el victimismo: la sensación de que se nos debe todo y nos quejamos de forma permanente. En lugar de asumir el papel de sujeto que actúa, somos pasivos, víctimas de un conjunto de factores que sencillamente nos impiden ser niños otra vez», explica Antonio Moreno.
CIUDADANO INMEDIATO Logros a golpe de ‘click’
Las nuevas consignas educativas también quieren controlar el tiempo. «Ahora nos piden cronogramas de los programas: el tema 1 en dos semanas, el tema 2 en una semana… Eso impide que yo pueda cambiar el ritmo de mis clases en función de las preguntas de mis alumnos. El tiempo se mecaniza, se instala una sensación de seguimiento de las personas con la excusa de que te preocupas, cuando en realidad lo que haces es ahogarles», indica Ángeles J. Perona.
Se impone la idea de inmediatez, aumentada por las infinitas posibilidades que ofrece una tecnología cuyo poder no parece tener límites. Para Antonio Moreno, «el deslumbramiento de la tecnología, que aparentemente nos suministra un acceso a toda la información, crea una ficción de interpretación de la realidad y no contempla los intangibles del conocimiento. No son datos, son operaciones que tiene que realizar el sujeto. Y al sujeto hay que ilustrarlo, porque si lo toma de la red son opiniones prestadas, no un análisis propio».
CIUDADANO AISLADO El otro no existe
Martha Nussbaum cree que una educación errónea es una de las causas que conducen a sistemas como el totalitarismo. Considera vital que se instruya a las personas desde muy pequeñas en la comprensión y experiencia de los otros. «La incapacidad para entender a los otros como seres humanos plenos fue una parte prominente del nazismo. El psicólogo Robert Jay Lifton hablaba del fenómeno de la disociación: los alemanes de la época eran capaces de tratar con gran humanidad a su familia y a continuación tratar a los judíos como meros objetos», explica Nussbaum.
«Se cercena su curiosidad y se le priva de muchos placeres, como es el disfrute de la cultura. Esta educación tan enfocada a satisfacer las necesidades del mercado incluso atenta contra la posibilidad de ser felices y de ser buenos. Moralmente buenos. Ser mejores personas: más solidarios, más consecuentes, más generosos…», sostiene Marta Sanz.Los problemas de la actualidad, descontextualizados, aislan al ciudadano, que sin los conocimientos de fondo que aportan las humanidades se vuelve más vulnerable.
CIUDADANO INDEFENSO Soy lo que quieren que sea
Las posibilidades para el individuo se reducen a una sola variable: el valor de su producción en el mercado. «Se nos impone una noción de producción muy mercantil, muy capitalista. ¿Porque qué se entiende por producción? Un libro de poesía es una producción, algo nuevo y valioso, pero claro, su rentabilidad económica no es tan valiosa», explica Ángeles J. Perona.
Carlos Fernández Liria cree que «el totalitarismo neocon, que es el que ha impulsado este tipo de educación, va a imponer en la cabeza de la gente que nada que no tiene valor en el mercado tenga valor en sí mismo». Las personas, por lo tanto, tendrán valor cuando el mercado lo decida.
Bolonia, una amenaza para las humanidades
Mercantilismo Criterios de rentabilidad
El Plan Bolonia que se está implantando en las universidades de Europa “es perjudicial para las humanidades. Los debates para fijar qué grados se iban a aceptar se basaban en criterios mercantiles. Han estado a punto de desaparecer determinadas filologías por poca matrícula”, dice Ángeles J. Perona.
Competencias Del ‘saber’ al ‘saber hacer’
Según el decano de Filología de la UNED, “se sustituye el aprendizaje de contenidos por las competencias, que es un saber hacer. Los contenidos los incorporas para desarrollar destrezas muy concretas en un ámbito muy determinado. Las ciencias puras tienen una situación muy difícil”.
Interés empresarial Estudiar lo que produce
“Pervivirán las asignaturas que tengan interés empresarial. Se ve en el ámbito de los medicamentos: las investigaciones no van por la verdad ni el interés general de la humanidad, sino por lo que dicte el mercado”, asegura Carlos Fernández Liria.
http://joanfliz.blogspot.com/2011/12/estudios-robotitos-bolonia-o-plan.html
Sería buena idea que cada persona estudiase en función de sus intereses y aptitudes innatas.
El que tiene cualidades para la música, que enfoque sus estudios hacia lo que desarrolla de forma natural y divertida, o sea que tenga una gran formación académica de música. Para ello, que asista a conseratorios, etc con el fin de usar los recursos con mayor eficacia y no sólo ir a un centro educativo, sino sustituir el centro educativo.
Los que no destaquen en nada que siguan un currículum común hasta que se aclaren sus gustos, eso sí, intentando que sea lo antes posible, para aprovechar tiempo. ¿ De qué sirve estar estudiando por ener cultura? Acaso la cultura es fuente de riqueza o enriquece más bien tu ego deseoso de mostrar los conocimientos a todos los que te rodean?
Hay que ser práticos, productivos, felices y no desperdiciar el tiempo en cosas que no nos hacen felices. Nadie puede dudar de la ineficacia de los actuales sistemas educativos para la próxima era.
No se trata de estudiar por estudiar, se trata de estudiar para tener opciones a un trabajo que te sustente y sobre todo que te haga sentir bien.Así que para eso hay que estudiar algo que te motive y te llene.
El problema actual de la educación es que se estudia a la fuerza por imperativo legal hasta los 16 años. Y las cosas no se pueden hacer a la fuerza. La persona debe tener el horizonte temporal abierto y flexible para decidir si quiere estudiar y cuando lo decida que lo haga de verad y no sea una guardería de niños que no hagan más que perder el tiempo ellos y el Estado perder el dienero. Y los profesores perder la ilusión por tener que bajar tanto el listón que lo que se hace es regalar aprobados a quienes no se lo merecen desde ninguna de las ópticas.
Estimada Lima:
Que una persona tenga habilidades innatas para algo no significa que quiera hacer eso necesariamente.
Hay personas que no encuentran lo que buscan hasta muy tarde después de pasar por muchos trabajos.
Otras no se lo plantean porque el dinero manda.
Precisamente hace dos días publiqué un artículo de un periodista que era camarero.
El problema de los estudios no está en los estudiantes. Yo diría que está en las facultades decimonónicas regidas por sistemas antediluvianos donde la jerarquía calla la competencia y lo razonable. Donde la eficiencia claudica ante la comodidad.
La autonomía universitaria ha convertido universidades históricas en piezas de museo ya que la ley de la oferta y la demanda no perdona.
Desgraciadamente se ha comprobado que los que más deberían de saber, son sólo los que mejor quieren vivir.
Un saludo