En su último libro, Rolf Tarrach nos adentra en algunos de los principales interrogantes humanos. Comprender y decidir son, para él, los pilares en que se fundamenta nuestra existencia. Sostiene que no debemos tenerle miedo a la toma de decisiones, sino afrontarla como un deber, pero también como un derecho.
Por Rogelio Rodríguez Muñoz
Tomando la suya como ejemplo de una vida humana cualquiera, Rolf Tarrach dice que esta se basa en cinco pilares: comprender, decidir, actuar (y crear), sentir y compartir. Su libro El placer de decidir (Ediciones B) trata de los dos primeros pilares que, a su juicio, son exclusivos de nuestra especie Homo sapiens. Sobre todo, nos impela a sentir gozo por esta cualidad definitoria que es nuestra capacidad de decidir, aunque reconoce que muchas personas más bien sienten temor cuando deben hacerlo y prefieren que sean otros los que lo hagan en su lugar.
A la toma de decisiones sigue invariablemente la responsabilidad, así como al cuerpo sigue su sombra, y hay individuos que buscan que la responsabilidad recaiga en otros, que prefieren seguir órdenes, perdiendo así —a juicio del autor— una de las cosas que más determinan lo que hace interesantes y diferentes a los seres humanos.
Para decidir hay que comprender y para esto hay que pensar. Ya Kant decía, hace más de dos siglos, respondiendo a la pregunta sobre qué es la Ilustración, que la minoría de edad en que estaban encerrados algunos hombres significaba la incapacidad de pensar por sí mismos, causada por su pereza o su falta de valentía. Así, instalados en la comodidad de no razonar, preferían seguir los dictámenes de otros: del oficial, del funcionario, del gurú de turno, del ideólogo, del sacerdote…
Nuestro autor comparte el planteamiento y, al respecto, nos obsequia una cita de la matemática y filósofa Hipatia de Alejandría: «Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no hacerlo».
Tarrach entiende que, en el proceso de toma de decisiones, muchas veces juegan un relevante papel el riesgo, la incertidumbre y la ambigüedad. El placer —asevera— procede precisamente de decidir a pesar de todo esto, de comprobar que somos capaces de transformar las incertidumbres en certezas y los riesgos en oportunidades. Los grandes éxitos son consecuencia de algunas de las decisiones más osadas.
Las páginas del libro persiguen aportar elementos que nos permitan pasar del miedo a decidir al disfrute de hacerlo. Antes de tomar decisiones —ya lo señalábamos— debemos ser capaces de comprender. «Comprender —escribe Tarrach— es más que saber, es saber conociendo sus límites, sus orígenes, sus aplicaciones, su contexto, su potencial, sus peligros, su sentido, su significado, su valor, sus sesgos, sus incertidumbres y ambigüedades».
Es importante y necesario para nuestras vidas poder transformar lo que sabemos en comprensión. Así enfrentaremos con valor y presteza nuestras múltiples experiencias, pues —como aseguraba Madame Curie— «nada en la vida debe ser temido; solo debe ser comprendido».
Para Rolf Tarrach, la vida se basa en cinco pilares: comprender, decidir, actuar, sentir y compartir. Los dos primeros son exclusivos de nuestra especie: nos definen
Decidir con ética y libertad
Nuestro autor recurre al razonamiento científico mezclado con reflexiones y anécdotas personales para generar la argamasa que conforma la entrega de sus ideas acerca del decidir. Explora el papel de la deducción, la inducción, la intuición, lo consciente y lo inconsciente en el proceso concreto de decisión.
Evalúa la influencia de la ética y de la moral en la toma de decisiones. Nos enfrenta al controvertido tema del libre albedrío. Nos instruye sobre el uso con sentido común de la «navaja de Ockham» para reducir el número de opciones, puesto que un exceso puede conducir a la indecisión o a la decisión equivocada. Nos enseña sobre objetivos y estrategias. Reflexiona sobre el rol del mérito, la suerte, el azar y las consecuencias inesperadas en nuestros éxitos y fracasos. Y nos induce a saber valorar el papel que han jugado nuestros fracasos y nuestros errores en nuestro progreso, pues estos, una vez entendidos, se convierten en fuente de inspiración y nos ayudan a abrir nuevos caminos.
Una última idea que mencionaremos en estas líneas —entre tantas otras de provecho que pueden encontrarse en este libro— es una que compartimos plenamente: nuestro autor afirma que no tiene ningún sentido preguntarnos cómo habría sido nuestra vida si en vez de las decisiones que tomamos hubiésemos decidido lo contrario.
Escribe al respecto: «Los razonamientos contrafactuales son ejercicios de poca utilidad, fútiles y a menudo depresivos; es mucho más interesante prepararse para tomar bien la siguiente decisión importante de nuestra vida que imaginarnos algo que no podemos hacer, ni aproximadamente, ni de manera fidedigna. No podemos vivir vidas alternativas y no recomiendo creer que vendrá otra vida más allá de la muerte. Vivamos de la mejor forma posible la vida que sabemos que existe».
Terminemos conociendo mejor al autor: Rolf Tarrach (Valencia, 1948) es doctor en Física por la Universidad de Barcelona, académico de varias universidades, doctor honoris causa por la Universidad de San Petersburgo y llegó a ser rector de la Universidad de Luxemburgo entre 2005 y 2014. Es especialista en Teoría Cuántica de Campos, Teoría de Partículas Elementales, Mecánica Cuántica y Teoría Cuántica de la Información. Actualmente es presidente de la Asociación Europea de Universidades.
Toda esta trayectoria científica, académica e intelectual ha implicado, ciertamente, una cantidad numerosa de importantes decisiones personales. Esta experiencia le ha servido de base para escribir este libro, que él presenta como «una introducción al razonamiento científico para no científicos». Confiesa no arrepentirse de ninguna de sus decisiones vitales, excepto de una: haber abandonado, siendo adolescente, los estudios de piano.