EL YO APRENDE A MEDITAR

Este artículo es la continuación de:

EL YO

EL YO social.

Yo psicológico

EL YO QUE DESEO

Hace una semana que se publicó el último artículo de esta serie. En él animaba a practicar diariamente la meditación sobre la respiración.

Además de los beneficios físicos y psicológicos que aportaba la práctica diaria de la meditación y que por si solos ya serian razón suficiente para llevarla a la práctica, señalaba como beneficio principal. el conocimiento de nosotros mismos, de nuestra mente. Ese conocimiento nos permitiría el control de nuestra mente y la capacidad para lograr nuestra potencialidad máxima.

Quiero recordar que la meditación, no termina cuando la dejamos y nos integramos en nuestras vidas diarias. La meditación tiene un efecto inmediato sobre nosotros, de calma, paz… pero ese efecto se difumina a medida que nos sumergimos en las actividades cotidianas.

Es por eso de suma importancia, recordar y tener en cuenta, esa fase pos meditación, durante el resto del tiempo. Al principio se nos olvidará, luego la podremos recordar un par de veces, y con la práctica conseguiremos que esas sensaciones nos acompañen y formen parte de nuestras decisiones, de nuestra vida.

Ese efecto pos meditación irá afectando a ese dialogo interno (el ego, el yo) que como analizamos, nos muestra una realidad falsa, condicionada que nos empuja una y otra vez a perpetuar acciones contaminadas que perjudicaran nuestro karma y a nosotros mismos.

Todos esos pensamientos contaminados pueden ser eliminados, depurados y esto nos hará sentirnos muy bien, en paz.

La meditación que hoy propongo, tiene la finalidad de descargar nuestras mochilas mentales. Pretende enseñarnos a liberar nuestra mente de todas las preocupaciones que nos atenazan y limitan.

Como siempre, será necesario realizar esta meditación de forma continuada, todos los días, en ese momento elegido. Aunque las características especificas de esta meditación, la hacen idónea para realizarla justo antes de irse a dormir.

LA MEDITACIÓN DE LA LUZ PURA

  1. Adoptamos una postura adecuada para la meditación. Podemos sentarnos en una silla, con los pies descalzos (si es posible) apoyados en el suelo. La espalda recta pero no tensa, la mano derecha sobre la izda en el regazo con los pulgares tocándose. La lengua entre los dientes superiores, y los ojos cerrados o entornados.
  2. Primero nos tranquilizamos apartando de nuestra mente cualquier preocupación que tengamos. Prestamos atención a los sonidos del entorno y luego centramos la atención en nuestra respiración. Permanecemos un rato así, centrados en nuestra respiración. Si aparecen pensamientos los dejamos y volvemos a centrarnos en la respiración. Deberemos tener un pensamiento positivo deseando que nos libremos de todas las cargas que nos dan sufrimiento
    • Si no practicamos meditación, es normal sentir: un picor irresistible, incomodidad en la postura, pensamientos continuos… Todo esto es normal al principio, luego con la práctica irá desapareciendo. Lo importante es persistir, insistir, no darse por vencido.
  3. Entramos ahora en una fase analítica de la meditación  en la que buscamos el objeto de meditación.
    • Incorporamos una imagen mental en la que apreciamos que con cada salida de aire de nuestra nariz, sale también un humo negro. ese humo negro son nuestras preocupaciones, nuestras acciones contaminadas, el contenido de esa mochila mental con la que siempre cargamos.
    • Seguimos con cada respiración expulsando ese humos negro que nos va liberando y nos hace sentir mejor.
    • Poco a poco vamos notando como el color negro de ese humo se hace más tenue, palidece.
    • Finalmente el aire ya no arroja más humo negro, estamos limpios.
    • Es entonces cuando imaginamos una luz pura, radiante, hermosa que comienza a entrar con el aire que tomamos en cada respiración.
    • Seguimos respirando y viendo como la luz se va depositando en nuestro cuerpo desde los pies, las piernas, llenando todo nuestro cuerpo que se va iluminando. Esto nos hace sentir puros, en paz
    • Finalmente todo nuestro cuerpo es luz brillante y pura. Esta trasformación nos llena de un sentimiento positivo, de calma, de felicidad. Ese es el objeto de meditación.
  4. Entramos ahora en una fase de la meditación  en la que nos centramos en el objeto de meditación.
    • Intentamos retener esa sensación de bienestar, en nuestro corazón todo el tiempo que sea posible.
    • Poco a poco abandonamos la meditación, pero antes de abrir los ojos dedicamos los méritos obtenidos a la paz de todos los seres sintientes.
  5. Finalmente entramos en la etapa pos-meditación.-
    • Tengo la mente más calmada, tras la meditación?
    • Cómo me siento?
    • He podido retener el objeto de meditación?
    • Se desvanece rápidamente.
    • A lo largo del día, seguramente nos enfrentaremos a situaciones estresantes: tráfico, personas, trabajo… Estas situaciones nos impulsarán a sentimientos de ira, enfado… cuando esto ocurra, intentaremos recordar, como nos sentíamos con el objeto de meditación. Esto se interpondrá en nuestro yo que aflora, justo en las situaciones de enfado. Lo detendrá y nos enseñara a pensar las cosas dos veces antes de dejarnos abandonar por el primer impulso.

OS DESEO A TODOS UNA FELIZ SEMANA, LLENA DE PAZ Y FELICIDAD

Al estar inmersos en un proceso que se acaba de iniciar, es necesario prescindir de las valoraciones, positivas o negativas hasta el final del mismo. Es por eso que ruego a los lectores no realizar comentarios, para no influenciar en los lectores que desean seguir la experiencia.

maestroviejo

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.