Los monopolios del automóvil están frenando la producción de sus modelos eléctricos. Es la tendencia que predomina en Estados Unidos, y en todo el mundo. Las empresas están cada vez más preocupadas por el rechazo de los clientes y los precios desorbitados de repuestos como las baterías.
Toyota se felicita por haber acertado al mantenerse alejado de los vehículos eléctricos, mientras Honda pone fin a su proyecto de coches eléctricos baratos con General Motors, que ha hecho lo propio. La crisis económica ha provocado una caída de la demanda. Los coches eléctricos cuestan miles de euros más que los modelos térmicos.
La electrificación de la red de estaciones de carga llega tarde y sigue apoyándose en generadores convencionales de fácil instalación en la red de autopistas. El Parlamento Europeo aprobó una ley para instalar una estación de carga cada 60 kilómetros de aquí a 2026. Pero tres años es una eternidad y los conductores no pueden esperar tanto.
Un viaje en coche eléctrico es una experiencia delicada en la que el placer de conducir se desvanece al cabo de un cuarto de hora para encontrar las ubicaciones de las estaciones de carga. Un viaje en un coche eléctrico también se alarga por el tiempo de recarga, que es más dilatado en comparación con el que se tarda en llenar un depósito de gasolina. El coche eléctrico sólo tenía un futuro urbano consistente en trayectos cortos y menor necesidad de recarga.
Las tarifas de los seguros de automóviles se van a disparar un 27 por cien. Las aseguradoras tienen que cubrir los incendios provocados por baterías eléctricas cuando el coche está en el garaje, lo que -en el caso de las viviendas unifamiliares- ha provocado un aumento del seguro del hogar del 5 por cien.
General Motors, Ford y muchos otros fabricantes de automóviles tradicionales han invertido miles de millones en el desarrollo de vehículos eléctricos y empresas conjuntas de fábricas de baterías en los últimos años para tratar de alcanzar a Tesla, mientras Toyota se ha tomado su tiempo. Hasta ahora se ha centrado en los vehículos híbridos y sus nuevos modelos no llegarán hasta después de 2025, cuando la multinacional este preparada para producirlos en masa sobre una nueva plataforma, con un sistema de suministro de energía que supera a Tesla en términos de velocidad y coste de producción.
General Motors ya no fabricará los 400.000 vehículos eléctricos que tenia planeados para mediados de 2024 y ha puesto fin a una asociación de 5.000 millones de dólares con Honda para desarrollar un automóvil de bajo costo. A partir de ahora ambas multinacionales trabajarán por su cuenta.
Hay que reconocer que elegimos para gobernarnos y para ser «expertos» a los mas deficientes mentales que podemos encontrar… Se pueden tener ideas «geniales», pero hay que analizar las posibilidades reales de llevarlas a la practica. Todos estos descerebrados que nos gobiernan viven en una realidad paralela, se ve.
El coche eléctrico no es el futuro, por más sueños húmedos que tengan las empresas eléctricas imaginándonos completamente dependientes de ellas y por más que presionen a los gobiernos de occidente. Simplemente no son viables más allá del uso limitado a grandes urbes y por parte de individuos de alto poder adquisitivo.
La pila de hidrógeno parece una opción más sensata, pero también es problemática. Pienso que el futuro está en los combustibles sintéticos. En dos o tres años su evolución hará que sean más asequibles y, en todo caso, asumibles por la mayoría de personas. Éso unido a que cualquier coche actual con motor de combustión interna podrá seguir funcionando con dichos combustibles sintéticos convertirá esta opción en la mejor.
La industria es capaz de fabricar motores de combustión muy eficientes y muy duraderos, llevamos ya muchos años de experiencia en ello, por lo que una vez eliminado el problema de la contaminación actual de la gasolina, no hay motivo alguno para no continuar con una tecnología ya probada y perfeccionada. Por mucho que les pese a las grandes corporaciones eléctricas.