La aparición de pellets en las costas gallegas ha hecho que el daño de los microplásticos en el medio ambiente, la fauna y los seres humano vuelva a ser tema comentado. Distintas clínicas y laboratorios han aprovechado para alertar de distintas consecuencias de la exposición diaria de algunos componentes hallados en los plásticos, entre ellas, problemas de fertilidad que causarían un aumento de la reproducción asistida en el futuro.

Vozpópuli ha hablado con Jose Teruel, director del Área de FIV (fecundación in vitro) y Andrología Laboratorio FIV en el Equipo Juana Crespo, clínica líder en la reproducción asistida, sobre el impacto negativo de los microplásticos en la fertilidad y la salud reproductiva de las personas.

El Equipo Juana Crespo destaca los disruptores endocrinos ftalatatos y el bisfenol A, componentes presentes en los microplásticos y que «generan efectos dañinos tanto en mujeres como en hombres». Según informa la clínica, al año se producen más de cuatro toneladas de ftalatos en la fabricación de plásticos, lo que supone una alta presencia en los productos de este material y, por ende, una alta exposición en nuestra vida cotidiana. Teruel ha querido aclarar que ni los ftalatos ni el bisfenol A están presentes en los pellets encontrados en Galicia.

A principio de la década de los 2000 había informes que verificaban que los ftalatos no eran tóxicos para los seres humanos y, en 2015, la Revista de Toxicología compartía un artículo en donde decía que el bisfenol A «no presenta riesgos para la salud de los expuestos». No obstante, «ahora ya está demostrado con muchos estudios el impacto negativo para la salud de las personas», comenta Jose Teruel. El doctor explica que gracias a estos estudios se han ido cambiando los compuestos en la fabricación de plásticos.

Los daños de los microplásticos en la fertilidad

Dentro del ámbito de la fertilidad, los compuestos de ftalatos y bisfenol A pueden provocar una disminución de testosterona, una mala calidad del esperma, ovarios poliquísticos y endometriosis, así como importunar abortos espontáneos. «En los hombres afecta a todos los parámetros en general de calidad», señala Jose Teruel, «la vitalidad, la concentración, el recuento total, incluso daños en el DNA», enumera el experto en in vitro.

En las mujeres pueden producir cambios bióticos en los ovocitos, pudiendo producir errores y aumentando la posibilidad de ovario poliquístico y anovulación, causa de esterilidad en las mujeres. Teruel comentaba con Vozpópuli un estudio que leyó recientemente sobre las mujeres anovulatorias, en donde se demostraba que habían estado expuestas ante una alta concentración de bisfenol A.

Estos daños nocivos, sumados a malos hábitos de vida, la edad y otras causas que afecten a la fertilidad, han desencadenado en un incremento de la reproducción asistida -especialmente en los últimos veinte, treinta años, destaca el doctor-. Cada vez son más las parejas que recurren a este método de embarazo.

Jose Teruel comentaba, además, que la edad media de las mujeres que se someten a la reproducción asistida ha aumentado en los últimos años, probablemente debido también a la tendencia de tener hijos cada vez más tarde en las parejas. En la clínica de Juana Crespo, la edad media de las pacientes es de 38,5-39 años, aunque últimamente «hay muchas mujeres mayores de 40» que recurren a este método, señala el doctor.

Las repercusiones en el futuro

«El problema no es el impacto que tenga ahora mismo, sino el que va a tener a largo plazo», apuntaba el experto en in vitro. La exposición diaria a largo plazo de estos compuestos, cuya toxicidad se ha demostrado en varios estudios que interfiere en la salud de distintos ámbitos, puede suponer que «la mayoría de las parejas podrían necesitar reproducción asistida para el año 2045”, según indica la doctora Juana Crespo.

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