maestroviejo

En el verdadero vacío todo puede revelarse.

Tangen Harada Roshi

En su meditación sobre la cascada del Parque Nacional Yosemite , Shunryu Suzuki reflexionó que “el agua no estaba originalmente separada, sino que era un río completo. Sólo cuando está separado tiene alguna dificultad para caer”. Tangen Harada Roshi, que nació una generación después de Suzuki, comienza una enseñanza sobre el vacío con la imagen similar de una cascada y de un cambio constante y continuo. “El agua que ves en la cascada ya se ha precipitado hacia el gran océano ”, escribió, tratando de comunicar la esencia de la impermanencia así como la inutilidad de intentar aferrarse a cualquier cosa que pase. Ésta, dice, es la realidad de la vacuidad, que en realidad es la Mente Original , la naturaleza original de nuestro ser.

Hay una famosa cascada frente a la costa aquí en la ciudad de Obama, y los barcos van allí para mostrar a la gente el agua blanca que cae como una cascada de tela de seda. La vida es como el agua que corre de una cascada. Desde lejos parece sólido, pero cuando lo miras de cerca, ves que está en constante movimiento, en continuo cambio, corriendo como una cascada de larga cuerda blanca. Parece estar ahí siempre, pero no es sólido. El agua que ves en la cascada ya se ha precipitado hacia el gran océano. La vida está viva; no está estancado ni es sólido. No tiene naturaleza propia. Esta es quizás la forma más fácil de describir la vida: es espacio ilimitado, tiempo ilimitado, nunca el mismo estado, instante tras instante tras instante, fresco y nuevo. Nacimiento y muerte, nacimiento y muerte, continuando constantemente, cambiando constantemente, ahora, aquí.

Cuando uno está de acuerdo con el tiempo, el lugar y las circunstancias –ahora, aquí– ¿dónde hay solidez? Básicamente, nada permanece ni siquiera por un instante. No existe una forma sólida. Todo el tiempo ilimitado es sólo este instante, cuerpo y mente, sinceramente de acuerdo, ahora y aquí. Todo es abierto y honesto, cambiando de forma de acuerdo con las condiciones cambiantes. La multitud de formas que aparecen no son sólidas. Simplemente hay una danza constante de forma y función. “Todos los fenómenos surgen de causas y condiciones. Surgiendo de causas y condiciones, no tienen naturaleza propia”.

“La vida es como el agua que corre de una cascada. Desde lejos parece sólido, pero cuando lo miras de cerca, ves que está en constante movimiento, en continuo cambio, corriendo como una cascada de larga cuerda blanca.“

Cuando las condiciones se juntan, surge una forma. Cuando las condiciones cambian, la cosa desaparece. Cada punto, cada mota, nace de causas y cobra vida en las circunstancias. Nacido de causas y condiciones, el mundo es perpetuamente fresco y nuevo. Ciertamente no existe un yo fijo y permanente, y esto no se aplica sólo a las cosas que crees que están fuera de ti; lo mismo se aplica a ti mismo. No existe el yo. Sí, hay pensamientos, pero todos se aprenden de otras personas. Cuando naciste, no tenías ningún pensamiento. Sí, hay sentimientos. Pero los sentimientos nunca aparecen sin un estímulo externo; siempre surgen en relación con las circunstancias. Ni siquiera existe “mi cuerpo”. Este cuerpo, si lo estuviéramos siguiendo, serían 240 bolsas de arroz, 450 botellas de leche, 275 zanahorias, 190 rábanos, etc. Lejos de ser un yo independiente y separado, todo es recibido, dado. Sigue tus pasos: ¿Cómo llegaste aquí? Paso a paso, dependéis de la gran tierra.

Siempre estamos pensando: “Yo hice esto; Yo lo hice.» Mire de cerca un solo caso de “Yo hice esto” o “Yo hice aquello” y podrá ver que todo se está recibiendo y se está uniendo. Todas las cosas surgen a través de causas y condiciones; en ninguna parte hay un yo sólido y duradero. Hay simplemente una cristalización del endeudamiento, un regalo del cielo y de la tierra, minuciosamente protegido y cuidado.

“Ver la realidad de la vacuidad, sin importar lo que suceda, sin importar cuándo, dónde o cómo, siempre es sólo una mente original y perfecta. Nada sobra, nada falta.”

Ver la realidad de la vacuidad, sin importar lo que suceda, sin importar cuándo, dónde o cómo, siempre es sólo la mente original perfecta. Nada sobra, nada falta. Virtud completa, mérito perfecto. Todos lo reciben todo, sin importar la forma que adopte, sin importar cómo aparezca. Entonces, ¿cómo puede alguien juzgar, comparar y sentir envidia? El yo y el otro no son dos. Ningún yo, ningún otro. Este yo que ha sido tan miserable no existe. En verdad no hay nada artificial; en verdad, todo es verdad. ¡Qué íntima, qué cercana! Esta única vida nunca podrá ser arrebatada ni dañada. Esta única verdad es universal.

Todos los días todo parece estar cambiando, pero mientras sigamos pensando que hay cosas que siguen cambiando, sólo veremos cambios. Si nos dejamos engañar por la superficie, por condiciones superficiales y siempre cambiantes, siempre tendremos objeciones y ansiedad. Pero la fuente de la fuente, la verdad de la verdad, es inamovible; es universal. Esto es lo que cantamos en el Hannya Shingyo: “Todas las cosas están esencialmente vacías. Ni nacido, ni destruido, ni manchado, ni puro, ni creciente, ni menguante”. Todas las cosas son siempre una sola. Por encima y por debajo de los cielos, sólo uno mismo. Esta vida nunca podrá ser arrebatada; esta vida nunca se pierde; esta vida nunca es engañada.

El verdadero vacío es una existencia maravillosa. El vacío es tu naturaleza, y lo que surge y florece de este vacío es la verdad. Este vacío es verdaderamente un potencial cada vez más pleno y completo. En el verdadero vacío todo puede revelarse. El verdadero vacío, el vacío absoluto, no está separado de esta maravillosa existencia. Lo absoluto y lo relativo son uno. Una verdad. Un respiro. Este único aliento.

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