Ejemplos para entender la empatía

Cuando somos capaces de comprender las emociones y perspectivas de los demás damos una muestra de empatía. Sigue leyendo y descubre ejemplos que evidencian su práctica en diversos contextos.
Ejemplos para entender la empatía

Ver sufrir a una persona después de que perdiera un ser querido, imaginarte bajo esa misma experiencia y sentir lo que ella atraviesa, destaca entre los ejemplos de empatía. Este valor es la base de toda relación, la capacidad de comprender emocionalmente lo que experimentan los demás y de entender las cosas desde su punto de vista.

En esencia, una persona empática llega a ponerse en el lugar de otra persona, sentir como ella y pensar con el corazón, aunque no siempre aprueba tales acciones o decisiones ajenas.

Al ser empáticos se crea un ambiente de confianza y apertura, donde el otro encuentra la seguridad de expresarse. Más allá de la simpatía, la acción de comprender a alguien sin criticar ni juzgar es fundamental. Y Para lograr una comprensión profunda del poderoso significado de este valor, te lo ejemplificamos con varias situaciones.

1. Reconocer la valía de una persona de la tercera edad

Durante los fines de semana, ofreces tu tiempo en un club para personas de la tercera edad. Un día, te sientas a conversar con una mujer que solía ser maestra. Ella te cuenta historias de sus años de enseñanza y cómo, después de jubilarse, extraña estar en contacto con los jóvenes. Al escucharla, le dices: «Es admirable todo lo que hiciste por tantas personas. Estoy seguro de que todavía tienes mucho para dar. Aquí todos valoramos tu presencia».

Con esta acción, reconoces su valía y le brindas compañía y reconocimiento.

2. Ser un espacio seguro para alguien que vive una pérdida

Tu vecino, el señor García, acaba de perder a su esposa después de una larga enfermedad. Notas que ha estado muy callado y ausente en las reuniones del vecindario. Por esta razón, te acercas y, con una voz suave, le expresas: «Lamento mucho la pérdida de su esposa. Sé que este debe ser un momento muy difícil para usted. Si necesita hablar o cualquier otra cosa, estoy aquí para ayudarle».

Al ofrecerle tu compañía para ir al supermercado o solo sentarte con él a tomar un café y escucharle, permitiéndole desahogar su dolor, le proporcionas un espacio seguro con el acompañamiento en su duelo.


3. Reconocer los sentimientos del otro en medio de una discusión

En plena discusión acalorada, te das cuenta de que tus palabras hirieron a tu pareja. Tomas un respiro y luego hablas: «Lamento si lo que dije te hizo sentir mal, no era mi intención lastimarte. Quiero entender mejor cómo te sientes para poder apoyarte».

Esto ayuda a calmar la situación y abrir un espacio para el entendimiento mutuo. Al mostrar empatía, dejas claro que valoras sus sentimientos y que te dispones a trabajar juntos para resolver el conflicto.

4. Celebrar el logro del otro en lugar de sentir envidia

Tu pareja obtiene una promoción en su trabajo, algo que esperaba desde hace mucho tiempo. En lugar de sentir envidia, la abrazas y le dices: «Estoy muy orgulloso de ti. Sé cuánto te esforzaste para lograrlo y me alegra mucho verte alcanzar tus metas». Después, organizas una pequeña celebración en casa que complemente tu apoyo y felicidad por este hito.

Este gesto no solo celebra su éxito, sino que también refuerza el vínculo y la felicidad compartida en la relación.

5. Mostrar humanidad y calma ante lo que no podemos controlar

Ana, la reclutadora de una importante empresa de tecnología, espera la llegada de un candidato prometedor para una posición en el departamento de Mercadeo. Minutos antes de la entrevista, recibe una llamada del aspirante, quien le explica que tuvo una emergencia familiar y no podrá asistir.

Al escuchar su voz angustiada, decide mantener la calma y le responde: «Lamento escuchar sobre tu emergencia. Entiendo que estas situaciones son impredecibles y resultan estresantes. No te preocupes por la entrevista de hoy. ¿Te parece bien si la reprogramamos para un día y hora que te resulte conveniente?». Aliviado, agradece la comprensión de Ana.

Con esta respuesta, se demuestra que es posible humanizar el proceso de selección a través de la empatía.

6. Validar los sentimientos del cliente durante una queja

María labora en el servicio de atención al cliente de una tienda de electrónica. Un día, recibe la llamada de Luis, quien está muy molesto porque el televisor que compró hace dos semanas dejó de funcionar. Él habla con tono irritado y elevado, y expresa su disgusto por el producto defectuoso.

La trabajadora, en lugar de responder a la defensiva, adopta un tono de voz calmado. «Lamento mucho su experiencia negativa con nuestro producto. Entiendo el malestar. Por favor, permítame ayudarle a solucionar este problema. Vamos a proceder con una revisión técnica y, si es necesario, le ofreceremos un reemplazo o reembolso completo».

La actitud empática de María logra calmar a Luis, sintiéndose escuchado y respaldado por la empresa.


7. Practicar la escucha activa en momentos de tristeza

Tu amigo Miguel acaba de romper con su novio, con quien tenía una relación de 5 años. Lo ves cabizbajo y sin ánimos. Decides invitarlo a tomar un café y, cuando notaste que la tristeza lo volvía a invadir, en lugar de decirle una frase hueca como «hay más peces en el mar», optas por algo diferente.

«Siento que pases por esto. Sé que romper con Paúl debió ser muy doloroso. Estoy aquí para ti, cuéntame cómo te sientes». Con estas palabras, no solo validas sus sentimientos, sino que ofreces apoyo en este periodo difícil.

8. Abordar la adicción de un amigo sin emitir juicios o mostrar desaprobación

Hace unas semanas, empezaste a notar que tu amigo Fernando bebe más de lo habitual. Siempre tiene una excusa para tomar una copa, y cada vez que salen, parece que no puede detenerse. Una noche, después de una fiesta, te confiesa que perdió el control sobre su consumo de alcohol y no sabe qué hacer.

En lugar de juzgarlo o mostrarle desaprobación, te acercas y le dices con suavidad: «Gracias por confiar en mí y compartir esto. Debe ser muy duro para ti hablarlo. Estoy aquí para respaldarte en lo que necesites. No estás solo». Ofrece acompañarlo a un grupo de apoyo o a hablar con un profesional que le ayude. Además, comprométete a estar a su lado en su camino hacia la recuperación.

Tu actitud alentadora, le dará la esperanza que necesita para enfrentar su adicción.

9. Manejar los berrinches con comprensión

Un sábado por la tarde, decides llevar a tu hija al centro comercial. Todo va bien hasta que pasan por la juguetería. Ella ve una muñeca que le encanta y empieza a pedirte que se la compres. Al explicarle que no pueden llevarla a casa, la pequeña empieza a llorar y a hacer un berrinche.

De inmediato, la situación atrae miradas de otros compradores, y sientes un poco de verguenza. En vez de enojarte o regañarla en público, te agachas a su altura, la miras a los ojos y le dices con calma: «Entiendo que quieres la muñeca y que te sientes muy triste porque no podemos comprarla ahora mismo. Sé que es difícil aceptarlo, pero pongámosla en nuestra lista de deseos para tu cumpleaños o el Día del Niño. ¿Cuéntame qué otras cosas te gustan para recordarlas más tarde?».

Al contestar así, reconoces sus sentimientos y le das una alternativa positiva, ayudándola a manejar su frustración de una manera constructiva.

10. Apoyar a un ser querido tras un diagnóstico médico poco alentador

Una visita al médico puso de cabeza el mundo de tu papá. Se acaba de enterar de que tiene cáncer. Lo notas ansioso y meditabundo, muy afectado por la noticia. Tras contártelo, te comprometes a acompañarlo a sus siguientes citas y le dices: «Papá, vamos a superar esto juntos. Si necesitas hablar o quieres compañía, cuenta conmigo». Saber que no está solo en sus preocupaciones le dará tranquilidad.

Forma parte de su red de apoyo y ayúdale a mantener el optimismo ante su enfermedad.

11. Ofrecer consuelo y ánimo a un amigo después de un fracaso académico

Llega el último día del ciclo de clases, marcando el final de un periodo complicado debido a una materia en la que el profesor fue muy exigente. A tu amigo Juan le costó mucho mantener el ritmo y tuvo altibajos durante el curso. A pesar de que creyó que hizo un buen examen final, se sorprendió al ver que su calificación resultó más baja de lo esperado.

Tu amigo está angustiado porque estudió muy duro y, aun así, no aprobó. Tú, en cambio, obtuviste una buena calificación. Al verlo atravesar por este mal momento, recuerdas lo que se siente fracasar. No minimices su experiencia ni le mientas sobre tus propios resultados, toca su hombro y dile: «Te esforzaste mucho y entiendo la decepción que sientes. ¡No te rindas! Estoy seguro de que en el supletorio lo harás excelente. Me ofrezco a explicarte los temas que no entiendes».

12. Ayudar a un compañero de clase con dificultades en una materia

Carla, la nueva estudiante del salón, tiene serias dificultades con la física. Durante el receso, la ves leer el libro y resolver los ejercicios sin éxito. Te viene a la mente una enseñanza de tu abuela: «No todos tenemos las mismas habilidades. Lo que puede ser sencillo para ti, puede ser difícil para otros. Nunca mezquines tus conocimientos a quien lo necesita».

Antes de que suene el timbre, te acercas a Carla y le comentas: «Entiendo que esta materia es difícil y que no te agrada. Durante lo que queda del parcial, podemos estudiar juntos para que la entiendas mejor». Con el tiempo, ella logra sentirse más segura con la asignatura y mejora.

Siendo empáticos, contribuimos a una sociedad más humana

El catedrático Luis Moya Albiol no se equivocó al afirmar que cuanto más empática es una persona, menos probable es que recurra a la violencia para resolver conflictos. Esta idea se aplica a la vida cotidiana, donde con frecuencia se deja de lado la empatía en favor de la competitividad o la indiferencia ante situaciones desgarradoras como la migración, el duelo, la pobreza o la discriminación.

Al empatizar, se es más sensible a lo que el otro necesita. De acuerdo con una publicación de Journal of Patient Experience, este valor permite compartir experiencias, necesidades y deseos entre individuos y proporciona un puente emocional que favorece el comportamiento prosocial.

Los ejemplos de empatía que aquí presentamos son una excelente herramienta para aprender a aplicar dicho valor. Y no solo a través de acciones específicas, también mediante frases como «esto debe de ser muy difícil para ti, ¿puedo darte un abrazo?». Practícalo para fomentar relaciones más saludables, promover la paz y construir una sociedad más humana y justa.

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