Un estudio reciente realizado por investigadores en España ha revelado que los «dobles» humanos o doppelgängers, personas con rasgos faciales sorprendentemente similares a pesar de no estar emparentadas, a menudo comparten similitudes genéticas significativas. Esta investigación, publicada en la revista Cell Reports, no solo explora los mecanismos genéticos que determinan nuestra apariencia facial, sino que también descubre un vínculo intrigante entre la apariencia física y el comportamiento. Los hallazgos sugieren que las similitudes entre los dobles van más allá de los rasgos físicos y podrían influir en las elecciones de estilo de vida.
El estudio, liderado por Ricky Joshi del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras en Barcelona, analizó fotografías de 32 pares de dobles no emparentados obtenidas del artista canadiense François Brunelle, quien ha estado documentando a estas parejas desde 1999. Utilizando avanzados algoritmos de reconocimiento facial, los investigadores determinaron que 25 de estos pares eran «muy similares,» y la mitad de ellos recibieron puntuaciones idénticas de los tres algoritmos, comparables a las que se ven en gemelos idénticos. Posteriormente, los investigadores contactaron a las personas en las fotografías, solicitándoles que completaran cuestionarios sobre su estilo de vida y proporcionaran muestras de saliva para un análisis de ADN.
El análisis genético reveló que 9 de los 16 pares clasificados como muy similares compartían más de 19,200 polimorfismos de nucleótido simple (SNP) en más de 3,700 genes, a pesar de no tener ningún parentesco común. Sin embargo, el estudio encontró poca similitud en los epigenomas y microbiomas de los participantes, lo que sugiere que su parecido genético se debía únicamente a su ADN. Curiosamente, estos «ultra-dobles» también mostraron similitudes en características físicas como el peso y la altura, así como en hábitos de vida como el tabaquismo y el nivel educativo, lo que indica que los variantes genéticas compartidas pueden influir tanto en la apariencia como en el comportamiento.
Los investigadores creen que estos hallazgos podrían tener importantes implicaciones para la ciencia forense. Al comprender los factores genéticos que influyen en la estructura facial, podría llegar a ser posible predecir la apariencia de una persona a partir de su ADN. Esto podría revolucionar la manera en que los científicos forenses abordan las investigaciones criminales, proporcionando nuevas herramientas para identificar sospechosos o reconstruir los rostros de personas no identificadas a partir de material genético.
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