En una entrevista concedida a la periodista de investigación Catherine Herridge, la exagente ha roto el silencio para denunciar las prácticas encubridoras de la agencia y las terribles consecuencias físicas de haber sido expuesta a armas de energía dirigida.
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Un reciente informe del Congreso de Estados Unidos ha puesto en el centro de atención los llamados «Incidentes de Salud Anómalos» (AHI, por sus siglas en inglés), conocidos popularmente como el Síndrome de La Habana. Este fenómeno, que afecta a diplomáticos, personal militar y agentes de inteligencia, se caracteriza por síntomas debilitantes como vértigo, zumbidos en los oídos, presión craneal y lesiones cerebrales traumáticas. Las investigaciones sugieren que el origen de estos casos podría estar relacionado con el uso de armas de energía dirigida, tecnología capaz de incapacitar a las víctimas desde la distancia mediante microondas de alta potencia.
Aunque inicialmente los casos se reportaron en Cuba, las afectaciones han trascendido fronteras, con incidentes en Austria, Rusia, China, Colombia y otros países. Incluso se han registrado episodios en suelo estadounidense. A medida que se acumulan pruebas, la controversia se intensifica.
Otra teoría de conspiración que resulta ser verdadera
Una de las figuras clave en este caso es «Alice», una exagente de la CIA, quien ha decidido romper el silencio para denunciar las prácticas encubridoras de la agencia. Ahora incapacitada y dependiente de un perro de servicio, asegura que fue atacada en África con un arma de energía dirigida. Desde entonces, ha enfrentado graves secuelas físicas y neurológicas, lo que la llevó a alzar la voz contra su antigua institución.
«Es aterrador ver cómo la CIA niega lo que nos está pasando», afirmó Alice a Herridge en una entrevista grabada en video. «No solo nos ignoran, sino que han intentado desacreditar nuestras experiencias con tácticas de gaslighting, haciéndonos pensar que estamos locos».
Estas declaraciones han generado indignación, especialmente tras conocerse que la CIA habría minimizado los informes y tratado a las víctimas con indiferencia, cuestionando incluso su salud mental.
¿Encubrimiento o negligencia?
El informe del Congreso señala que la CIA y la Dirección Nacional de Inteligencia podrían haber manipulado la narrativa para evitar implicaciones políticas y diplomáticas, particularmente con Rusia y China, los principales sospechosos de desarrollar estas armas. Mientras tanto, el Departamento de Defensa ha tomado una postura distinta, reconociendo la legitimidad de las denuncias y comprometiéndose a brindar atención médica a las víctimas.
Mientras la Comunidad de Inteligencia es acusada de «manipular psicológicamente» a los sobrevivientes del Síndrome de La Habana, una carta del Departamento de Defensa de marzo de 2024, obtenida por el equipo de Herridge, valida sus experiencias.
Este choque entre instituciones ha dejado en evidencia las divisiones dentro del gobierno estadounidense. Mientras la CIA sostiene que no hay pruebas concluyentes sobre la implicación de un adversario extranjero, documentos internos y declaraciones de expertos sugieren lo contrario. Según Alice, esta postura obedece a un intento de proteger la imagen de la agencia, a costa del bienestar de quienes sirvieron al país.
El impacto humano de una tecnología devastadora
Las víctimas del Síndrome de La Habana enfrentan no solo problemas de salud crónicos, sino también obstáculos burocráticos para recibir compensación y tratamiento. Alice reveló que ha gastado más de 100.000 dólares de su propio bolsillo en terapias experimentales, ya que muchas no están cubiertas por seguros médicos. Además, los afectados sufren consecuencias psicológicas al sentir que su propio gobierno les ha dado la espalda.
«Somos como bombas de tiempo», dijo la exagente, aludiendo a los riesgos a largo plazo que enfrentan sus colegas, desde enfermedades neurodegenerativas hasta cánceres raros. Muchos, según ella, han fallecido o viven en condiciones deplorables, mientras la CIA continúa negando los hechos.
Un futuro incierto
A medida que el debate se intensifica, queda claro que el caso del Síndrome de La Habana representa una de las crisis más complejas y controvertidas de los últimos años en el ámbito de la seguridad nacional. La pregunta sigue siendo: ¿cuándo asumirá el gobierno la responsabilidad de proteger y reparar el daño a quienes sacrificaron tanto por su país?
Por MysteryPlanet.com.ar.
Exoficial de inteligencia acusa a la CIA de encubrir el controversial Síndrome de La Habana