La inteligencia artificial (IA) está avanzando hacia un nuevo horizonte: influir y vender nuestras intenciones antes de que seamos conscientes de ellas. Este fenómeno, denominado «economía de las intenciones» por investigadores de la Universidad de Cambridge, podría transformar drásticamente la relación entre consumidores y empresas.
Crédito: MysteryPlanet.com.ar.
Estamos al inicio de un mercado lucrativo pero preocupante, donde las señales digitales de nuestras intenciones —desde comprar boletos de cine hasta elegir candidatos políticos— serán mercancías valiosas. La explosión de la IA generativa y la popularidad de los chatbots han abierto puertas a tecnologías persuasivas diseñadas para influir en el comportamiento humano.
Estos agentes de IA, que emulan personalidades humanas y generan confianza al interactuar, tendrán acceso a una cantidad inmensa de datos psicológicos y conductuales obtenidos mediante conversaciones informales. Al combinar esta información con hábitos en línea, la IA podría manipular a los usuarios a gran escala.
«Lo que decimos al conversar, cómo lo decimos y las inferencias que se pueden hacer en tiempo real son mucho más íntimas que el simple registro de nuestras interacciones en línea», asegura el Dr. Yaqub Chaudhary, académico visitante en el Leverhulme Centre for the Future of Intelligence (LCFI) de Cambridge.
Tal reflexión se enmarca en un análisis más amplio que Chaudhary desarrolla junto con el historiador de tecnología Jonnie Penn. En un reciente artículo, advierten que esta «economía de las intenciones» será una de «la atención proyectada en el tiempo», perfilando cómo el enfoque y estilo comunicativo de los usuarios se conectan con patrones de comportamiento y decisiones futuras.
El impacto en elecciones, mercados y privacidad
Si no se regula, esta nueva economía podría impactar profundamente en aspectos como elecciones libres, una prensa independiente y la competencia justa en el mercado. Grandes empresas tecnológicas como OpenAI, Meta, Nvidia y Apple ya han mostrado interés en desarrollar herramientas capaces de predecir y explotar nuestras intenciones, según los investigadores.
Desde sistemas que sugieren acciones futuras basadas en datos predecibles hasta chatbots diseñados para persuadir de manera sutil, las implicaciones éticas de estas tecnologías son enormes.
«Es crucial que el público sea consciente de lo que está por venir para evitar consecuencias no deseadas», concluye Penn.
¿Qué podemos hacer?
A medida que la economía de las intenciones se perfila como la próxima gran revolución digital, los expertos llaman a la regulación y la transparencia como herramientas clave para proteger nuestras decisiones y privacidad. Solo con un entend
El próximo paso para la IA: influenciar y vender tus intenciones antes que lo sepas
imiento claro y un debate público podremos garantizar que esta tecnología se utilice para el beneficio colectivo y no para la explotación comercial.
Fuente: Cambridge. Edición: MP.