El equipo Ocean X busca financiación para seguir investigando la anomalía del Báltico, una sugestiva formación que ha alimentado toda clase de especulaciones
Dennis Åsberg está recaudando fondos para volver a bucear en el centro del golfo de Botnia, en Suecia. Quiere dar respuesta a las numerosas incógnitas que suscitó -14 años atrás-, el hallazgo de una misteriosa estructura submarina. Se la conoce como «la anomalía del mar Báltico» y es, sin lugar a dudas, uno de los hallazgos en aguas profundas más extraños de la última década.
En 2011, la empresa cazatesoros de Åsberg, llamada Ocean X Team obtuvo unas misteriosas imágenes a través del sonar de su embarcación mientras buscaban los restos de un antiguo naufragio. Se trataba de una formación inusual, situada a 90 metros de profundidad, frente a la costa de Suecia.
Decidieron acometer una inspección más detallada de aquella misteriosa estructura de 60 metros de diámetro y sugestivas formas. Sí, porque a primera vista, aquello recordaba poderosamente al Halcón Milenario de La Guerra de las Galaxias.
Así las cosas, el 19 de junio, Åsberg y su socio, Peter Lindberg decidieron investigar más a fondo. No fue nada fácil. Los buzos y la tripulación de superficie informaron de fallos en sus equipos eléctricos cada vez que se acercaban a 200 metros del objeto. ¿Qué estaba pasando? ¿Era por culpa de la estructura?
Cuando el periódico sensacionalista Daily Mail se hizo eco de la noticia en junio de 2012, empezaron a circular varias teorías especulativas: ¿Podría tratarse de un ovni estrellado? ¿Un objeto artificial anterior a la historia de la humanidad? ¿O simplemente una roca de forma extraña?
Los escépticos especularon con la posibilidad de que la anomalía pudiera ser, en realidad, un depósito glacial o una formación rocosa única creada durante la Edad de Hielo. Otros, como Hanumant Singh, del Instituto Oceanográfico Woods Hole, afirmaron que la imagen no era fiable porque estaba distorsionada a causa de «un instrumento de sonar barato, inexacto y que estaba mal calibrado.»
Ocean X siguió realizando varias campañas de investigación de bajo presupuesto, la última en el verano de 2022, cerca de la anomalía. En concreto en una gran losa o monolito cercano que parece tener «algo» grabado en su superficie, tal como ponen en evidencia las imágenes obtenidas con un ROV, un vehículo submarino dirigido remotamente. Ahora quieren utilizar el mismo sistema para examinar la anomalía del Báltico.
No hay duda de que tanto los científicos como los medios de comunicación no trataron adecuadamente el hallazgo y éste fue desestimado sin una investigación en profundidad. El propio Dennis dijo haber sufrido la persecución de la policía, el ejército y la oficina de impuestos, lo que finalmente obligó a poner fin a sus expediciones.
Ahora quiere llamar de nuevo la atención sobre el misterio de la anomalía del Báltico, sobre su origen o su propósito. «Es necesario seguir explorando -asegura en su blog-, pero los problemas financieros y logísticos dificultan el avance.»
En su opinión, «la anomalía del mar Báltico sigue siendo uno de los descubrimientos submarinos más enigmáticos y tiene un potencial significativo para revelar un fenómeno geológico o un profundo misterio histórico o extraterrestre.»
Åsberg cree que estamos ante una estructura artificial que merece mayor atención por parte de la comunidad científica y, por esa razón, ha abierto una cuenta Paypal para recibir donaciones que permitan regresar a investigar. «Podría ser una construcción antigua, como un monumento de la Edad de Piedra o una ‘nave’ hundida»-propone en su blog. Al hilo de la «nave», muchos entusiastas de los ovnis no descartan que estemos frente a uno de estos artefactos extraterrestres estrellados en la más remota antigüedad, por su forma inusual. Para colmo, esta la anomalía se sitúa sobre una estructura tipo «pista de aterrizaje», que según algunos parece conducir hasta el objeto.
Las imágenes del sonar muestran ángulos y líneas agudos que parecen indicar que ha sido tallada de forma artificial.
Su socio, Lindberg, reconoce que el objeto podría ser una formación natural, como un meteorito que penetró en el hielo durante la Edad de Hielo, o un volcán submarino, aunque esta última hipótesis fue descartada por los geólogos.
Los buceadores recogieron en 2022 muestras del objeto y se las entregaron a Volker Brüchert, profesor asociado de geología de la Universidad de Estocolmo, para su análisis. Los resultados arrojan que la mayoría de las muestras del fondo del mar son granitos, gneises y areniscas que «es lo que uno esperaría ver en una cuenca glacial, que es lo que es el Mar Báltico: una región excavada por el hielo glacial hace mucho tiempo».
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