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La motivación es la principal de las virtudes para hacer logros en todas las facetas de la vida, pero en la ciencia cobra una especial importancia. Eso es lo que no les falta a los «aficionados» a cualquier disciplina científica. Suplen la falta de recursos con imaginación , tesón y dedicación de tiempo.
He encontrado un artículo que aunque un poco atrasado quiero compartir con vosotros por que demuestra precisamente que la motivación puede vencer todas la dificultades y además que podemos tener gente importante a nuestro alrededor sin saberlo.
Un vallisoletano descubre y bautiza una estrella con su nombre desde su observatorio
Actualizado lunes 27/10/2008 21:12 (CET)
ÍÑIGO ARRÚE
VALLADOLID.- Dice la sabiduría popular que hay personas que nacen estrelladas y otras con estrella. Pero el refranero se queda corto. Existe una categoría extra: los que tienen una estrella bautizada con su propio nombre. A este selecto grupo pertenece el vallisoletano Edgardo Rubén Masa Martín, que ha logrado descubrir y dar su nombre a una estrella doble. A partir de ahora se llama MRI I.
Y lo ha conseguido además con un telescopio modesto encastrado en un observatorio doméstico, de fabricación personal, en una finca del Camino de Palomares. Su receta de trabajo, confiesa, ha sido «trabajar con la dedicación de un monje, el horario de un búho y la paciencia de una madre», siguiendo el sabio consejo de William Herschel, precursor el estudio sobre las estrellas dobles.
Esta es la hazaña de un tornero de Renfe, que, en sus ratos libres, ha conseguido llevar una afición –la astronomía– a la categoría de reto, y a partir de ahí, ha conseguido una conquista que hasta ahora sólo habían logrado contados españoles con medios infinitamente superiores.
A esta pléyade de eminencias nacionales en astronomía se ha sumado Edgardo Masa, un ferroviario de 46 años que, tras iniciarse hace 17 años en el mundo del cosmos, ha ido labrándose su propio camino en el campo de las estrellas dobles o binarias, hasta encontrarse con el gran premio de su vida. «Estaba estudiando una estrella doble, bajándome fotos, ya que mi trabajo consiste en captar imágenes con una cámara digital CCD, y detecté una binaria más tenue cerca de la que estaba estudiando. Investigué, me documenté y ¡comprobé que no estaba registrada!«, rememora Edgardo.
Su siguiente paso fue «inventariar» su nuevo descubrimiento, un trabajo que se realiza gracias al avance en la órbita de la estrella satélite con respecto a la principal. Con la referencia parcial de un avance, se obtiene el tiempo total. Además, con su telescopio «casero» logró calcular la masa de la estrella y la distancia entre las estrellas gemelas.
MRI I se encuentra en la constelación de Cetus (la Ballena) y está compuesto por dos estrellas enanas rojas débiles (magnitud 16) y de un tamaño equivalente a la mitad de nuestro sol. Se encuentra a una distancia aproximada de unos 588 años luz.
Todo el estudio se publicó en la revista Journal of Double Stars Observations, de la Universidad del Sur de Alabama, y posteriormente fue incluido en el Catálogo Washington Double Star (WDS), considerado como la biblia de las binarias del mundo y que está gestionado por UNO, el Observartorio Naval de Estados Unidos, a la sazón, el principal banco de datos de estrellas dobles y múltiples del universo.
Edgardo no esconde que el hallazgo marcó un antes y un después en una afición que define como «sumamente adictiva». Dotado de una gran voz, suele decir que la astronomía le retiró de la noche, pero, ironías del destino, le ha devuelto al mundo nocturno, aunque desde una perspectiva mucho más sana.
«El descubrimiento supuso un subidón importante en mi estima como investigador autodidacta. No sólo por detectar una estrella que está al alcance de pocos, sino por haberlo hecho con mis medios, ya que soy un pelamanillas con respecto a otros centros de investigación. Cuando lo registraron, me sentí dentro de ese gran grupo mundial de investigación que lleva observando las estrellas binarias desde 1800″, aseguró, emocionado.
El nombre que le otorgó la WDS fue el de MRI por su segundo apellido (Martín), y el I por ser su primera estrella. En realidad le correspondería haber utilizado como referencia el primer apellido, Masa, pero la mala suerte jugó en su contra. Resulta que el gran descubridor de las binarias se llama Bryan Mason y, claro, su apellido se ha puesto las botas bautizando nuevas criaturas celestes.
Pero Masa no se va a quedar atrás y ya está preparando la documentación de sus nuevas conquistas, las MRII, MRIII y MR IV. Lo logrará en 2009, el Año Internacional de la Astronomía y que estará cargado de actos promovidos por el Grupo Universitario de Astronomía de Valladolid (Gua) y por la Sociedad Astronómica Syrma (www.syrma.net), a los que Edgardo pertenece. Entre ellos, el ciclo de Conferencias de Astronomía y Cosmología, que en la edición de 2007 invitó a Michael López-Alegría y a Pedro Duque. Edgardo apela a su propio espíritu autodidacta para invitar a cualquiera a participar en salidas y en las charlas de los viernes a las 20.15 horas en la Facultad de Ciencias: «Con unos prismáticos 7 x 50 vale para empezar. Se pueden distinguir algunos cráteres de la Luna y todos los planetas, excepto Plutón».
http://lipe2000.blogspot.com.es/2012/04/la-gran-contribucion-de-los.html
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