¿Puede aprender las reglas de la ortografía un primate sin conocimiento lingüístico previo? Se publica en Science un artículo que así lo afirma. Los investigadores enseñaron a 6 babuinos como reconocer palabras en inglés de 4 letras y a distinguirlas de cadenas de 4 letras que no corresponden a palabras en inglés. Estos primates debían tocar un botón si las 4 letras que se les mostraban correspondían a una palabra del inglés u otro botón diferente si no lo eran; en caso de acertar recibían como premio un poco de comida. Los autores del artículo creen que sus babuinos han aprendido las reglas de ortografía del inglés y que las aplican para discriminar entre palabras y sucesiones de letras que no lo son. Los babuinos han aprendido que WASP, DONE, LAND, THEM, VAST y 45 más son palabras en inglés, y que STOD, DRAN, LONS, TELK, VIRT y 45 más no lo son. Luego les han enseñado, por primera vez, otras palabras del inglés y otras que no lo son, obteniendo un porcentaje de acierto (como muestra la figura de arriba mucho mayor de lo esperado si hubieran tomado sus decisiones por pura suerte. Para evitar que haya gente que diga “si no lo veo, no me lo creo,” han grabado un vídeo para Science. Perdonad, pero yo soy un poco escéptico en este tipo de estudios. Sin embargo, los autores afirman que su trabajo es un gran avance en el conocimiento sobre la evolución del lenguaje natural humano; según ellos, el cerebro de los primates podría estar mucho mejor adaptado a aprender la ortografía de una lengua de lo que se pensaba. El artículo técnico es Jonathan Grainger, Stéphane Dufau, Marie Montant, Johannes C. Ziegler, Joël Fagot, “Orthographic Processing in Baboons (Papio papio),” Science 336: 245-248, 13 April 2012. ¿Qué te interesan las palabras que han utilizado para enseñar y estudiar a los babuinos? La información suplementaria incluye un fichero Excel. Por cierto, si te atreves, toma el fichero de palabras y haz la prueba con algún conocido que no sepa inglés. ¿Acertará más que un babuino?
Más información en Michael L. Platt, Geoffrey K. Adams, “Monkey See, Monkey Read,” Perspective, Science 336: 168-169, 13 April 2012, quienes nos aclaran que el trabajo de Grainger y sus colegas puede tener implicaciones en medicina y educación. La dislexia afecta entre el 2% y el 20% de la población alfabetizada; este trastorno neurológico provoca dificultades en la lectura de textos que impiden una comprensión correcta. Muchos médicos pensaban que la dislexia no podía tener causas fisiológicas o biológicas porque la lectura y la escritura se inventaron hace unos 5400 años. El nuevo estudio podría apoyar lo contrario. Más aún, la mayoría de las personas con dislexia pueden aprender a leer, aunque más lentamente y con menos fluidez que las personas sin dislexia. La plasticidad de los circuitos neurales humanos que ha permitido el desarrollo de la lectura y de la escritura puede ser aprovechada para superar las disfunciones en los circuitos subyacentes.