La crisis social y ecológica se agudiza al albor de los rescates a los bancos y a los Estados en riesgo de quiebra. Los planes de ajuste se suceden, los despidos se desregulan, la depredación del medioambiente se agrava y el cuidado de la vida tiene cada vez más dificultades para sostenerse en el día a día. La respuesta popular se ha hecho esperar y sus expresiones – 15-M o Huelga General entre otras – no han sido aún capaces de consolidar una alternativa global que nos permita a largo plazo salir del capitalismo. Las burocracias públicas y privadas tienen más dificultades que hace años para mantener el orden y seguir suministrando su poco pan y pésimo circo. El sistema de dominación del 1% contra el 99% restante ha entrado en una crisis de legitimidad que no tiene vuelta atrás. Igual que siempre, es ahora de vital importancia ser capaces de converger con amplios sectores de la población en un ciclo de luchas que vengan reforzadas por propuestas de cambio, impulsadas con determinación, sin miedo a desbordar los estrechos márgenes de la legalidad del régimen y con voluntad de enfrentar con inteligencia colectiva la regresión que viene y la represión que le acompaña. Esta convergencia en la lucha dará entre otros frutos la alegría de resistir unidos y la perspectiva común de impulsar una ruptura que no derive en un caos sistémico aún mayor y en un enfrentamiento en el seno de unas bases sociales poco organizadas.
La Economía Política es una de las herramientas que tanto los movimientos obreros del pasado cómo las luchas feministas y ecologistas del último medio siglo nos han legado para entender mejor el sistema capitalista y plantear seriamente conflictos que abran el camino hacia alternativas emancipadoras. Nuevos modelos económicos se han experimentado desde siempre en el seno de los movimientos revolucionarios y su legado recae sobre las organizaciones y ámbitos comunitarios que trabajan por el cambio. No son pocas las divergencias aparecidas en los debates sobre el sistema de producción y distribución que queremos para garantizar las necesidades de nuestras sociedades y establecer relaciones de intercambio entre pueblos, erradicando las opresiones entre las especies de la vida en la tierra, las clases sociales y los sexos.
Los planteamientos anarquistas y libertarios no están sólos en este cometido. Los diversos marxismos ; los ecologismos y los feminismos ; las derivadas más consecuentes del keynesianismo y la socialdemocracia ; o incluso algunas de las tradiciones religiosas o comunitarias son paradigmas que (se) nutren (de) cuerpos sociales y fuerzas vivas capaces de articular en común una reordenación de la vida económica. Si se dejan atrás los sectarismos y nos unimos en la lucha y la organización de base, éstas y otras tradiciones de pensamiento, de militancia o de mera actitud concienciada, pueden reciclarse en la historia para construir una vía de salida del capitalismo, siendo capaces de enfrentarse a los decadentes poderes establecidos y de instaurar mediante la democracia directa un proceso de reconsideración radical de nuestras necesidades y trabajos colectivos.
Desde sectores marginados en unas facultades gobernadas en su mayoría por economistas individualistas y egoístas – no tanto como el homo economicus que propugnan –, muchas personas hace décadas que están cooperando honestamente hacia fuera de la universidad, con la intención de articular esta síntesis y nutrir(se de) los movimientos sociales y las alternativas económicas en construcción. El último encuentro de una de las redes que trata de remar en este sentido se celebró en las XIII. Jornadas de Economía Crítica de febrero en Sevilla. Allí unas doscientas personas interesadas en la economía desde posiciones mayormente anticapitalistas tuvimos ocasión de contrastar y debatir en diversas áreas. Sesiones plenarias, talleres con movimientos sociales y (re)encuentros informales fueron también una buena ocasión para tomar aire fresco y acercar posiciones de cara a los procesos locales en que estamos inmersas. Durante varios días personas de diversas procedencias políticas y geográficas pudimos afinar en común las concepciones sobre la economía en sus diferentes vertientes, para apuntalar la de-construcción del capitalismo y del patriarcado en nuestras relaciones sociales (re)productivas. Allí pudimos conocer de primera mano muchas iniciativas de estudio popular de la economía y cogimos fuerzas para seguir trabajando en este enjambre sin reina que es la difusa red de Economía Crítica, compuesta de personas, colectivos, organizaciones e instituciones universitarias que trabajan a la luz de los movimientos de transformación social y de sus necesidades (auto)analíticas.
Las economistas feministas son seguramente las que más aportan en esta síntesis entre diversas tradiciones. Si ya en ediciones precedentes Cristina Carrasco y Amaia Orozco, entre otras, habían seducido hasta a los marxistas más rudos con sus análisis del conflicto existente entre la lógica de acumulación del capital y la de sostenibilidad del conjunto de la vida – más allá de la opresión del trabajo asalariado –, se observa cada vez más una fuerte confluencia teórica y práctica entre economistas feministas y ecologistas en su lucha contra el capitalismo destructor de la vida y en el establecimiento de propuestas comunes de cambio radical del sistema. Ideas cómo las que defienden las jóvenes Bibiana Medialdea o Alberto Garzón también invitan a pensar que amplios y diversos sectores de militancia comunista están dispuestos a aunar esfuerzos en ese sentido, sin las vanguardias y comisarios políticos de antaño. Las múltiples experiencias agroecologistas abren vías de trabajo en común entre el campo y la ciudad para una relocalización y des-industrialización de la economía de cara al declive de las energías fósiles. El sindicalismo agrario más combativo gana fuerza en muchos lugares y muestra la posibilidad de aunar programas de lucha entre países centrales y periféricos del sistema-mundo, apostando por tácticas como la ocupación de tierras o inmuebles contra la dictadura de la propiedad privada y “los mercados”.
Yayo Herrero de Ecologistas en Acción intervino en uno de los plenarios de Sevilla con una exposición sobre la actual crisis de civilización, enfangada en una deuda ecológica creciente y en una reaccionaria cadena global de cuidados mercantilizados. Nos alertaba sobre las falsas alternativas del capitalismo verde y el riesgo de que éste derive en nuevos regímenes eco-fascistas de reducción drástica y militar de la población. En absoluto cegada por el optimismo, también apuntaba una vía posible para mantener viva la esperanza y “hacer una reflexión compartida en diferentes escalas y ámbitos de nuestras sociedades sobre los sectores productivos con perspectiva de un futuro de equidad y sostenibilidad”. Podemos dar desde ya un impulso popular a sectores cómo la rehabilitación ecológica de los edificios, la preservación de los ecosistemas, el transporte colectivo, la descentralización energética o la relocalización de circuitos económicos de proximidad de cara a satisfacer las necesidades básicas. También podemos luchar por unos servicios realmente públicos que pongan en trabajadores y usuarias las decisiones sobre su sentido y orientación. Desde una perspectiva más global podemos reconsiderar colectivamente los tiempos y modelos organizativos de los trabajos remunerados y no remunerados, repartiéndolos mejor y estableciendo redes de cooperación y apoyo mutuo.
Sin obviar el impulso que los momentos de mayor movilización pueden suponer, estos deseos de cambiar el sistema requieren un trabajo unitario de cara a la gente y sostenido en el tiempo en los ámbitos locales. Batzar (asamblea) y Auzolan(trabajo comunitario) le decimos en las comarcas de Euskal Herriak. Más allá de los brindis al sol, esta convergencia sólo se puede construir en la lucha contra los poderes actualmente establecidos, dando pie a una serie de ofensivas estratégicas para reconquistar ámbitos de nuestras sociedades colonizadas por entes burocrático-capitalistas y consolidar los procesos que ya levantan los cimientos de una economía alternativa y solidaria. La conversión generalizada que nuestra sociedad busca en sus bases más íntimas y dolorosas, se abre paso y requiere de la suma de toda propuesta dispuesta a un debate abierto y honesto en común. La “Unión, Acción y Autogestión” de toda la vida puesta sobre el tapete, manteniendo unos principios radicales por la emancipación y contra los compromisos con los que actualmente tienen la sartén por el mango, pero sin estancarse en guetos ni en purismos que ya deberían ser reliquias del pasado. Si nos unimos, no nos podrán parar.
Dosier completo sobre las XIII Jornadas de Economía Crítica de Sevilla pinchando aqui
Fuente: economiacritica.net
http://sociologosplebeyos.wordpress.com/2012/06/18/convergencia-de-luchas-para-salir-del-capitalismo-y-construir-un-nuevo-modelo-economico-ecologista-y-feminista/
Reblogged this on Las Variedades de Venezuela y El Mundo Sin Borregos..
Hola maestroviejo.
Me gustaría dejarte un link,para que lo pongas en tu blog,si lo ves necesario…de más videos sobre Ghis,hablando del ego y el alma y la evolución que estamos viviendo como especie.
Saludos
http://www.dailymotion.com/video/xp4y4c_quien-habla-el-alma-o-el-ego-vost-esp_webcam?search_algo=1
Estimada África:
El artículo con el vídeo saldrá próximamente
Un saludo