Por el Dr. Mercola
Hoy en día es muy bien sabido el hecho de que el azúcar y la obesidad están vinculados a un mayor riesgo de cáncer. La obesidad también se ha relacionado a un mayor riesgo de muerte por todas las causas.
Según un estudio publicado en 2013, casi 1 de cada 5 muertes en Estados Unidos está relacionada a la obesidad.1 Más recientemente, los investigadores publicaron los resultados de un metanálisis de 239 estudios que involucro a cuatro continentes, declarando que el exceso de peso corporal es el responsable de 1 de cada 5 de las muertes prematuras en los Estados Unidos y 1 de cada 7 en Europa.2,3,4
En promedio, tener exceso de peso puede reducir su esperanza de vida en aproximadamente un año, mientras que ser moderadamente obeso puede ser el resultado de una reducción de tres años en la vida útil. Las personas de peso normal tuvieron la esperanza de vida más larga y el menor riesgo de morir antes de los 70 años.
Si consideramos estas estadísticas, no es de extrañar que la carga financiera del consumo excesivo de azúcar también sea grande.
Según el estudio realizado en 20135 por el Instituto de Investigación Credit Suisse «Sugar: Consumption at a Crossroads», tanto como el 40 % del gasto de salud estadounidense es destinado a enfermedad que están directamente relacionadas con el consumo excesivo de azúcar, y esto incluye la obesidad, la diabetes y el cáncer.
Por lo tanto, los alimentos procesados azucarados podrían ser baratos al momento de pagar, pero a la larga cobran una factura muy cara.
La Alimentación Puede Influir en Su Riesgo de Cáncer en Más de una Forma
Su alimentación desempeña un rol importante en términos de obesidad y sus problemas de salud relacionados como los niveles elevados de azúcar en la sangre, resistencia a la insulina y cáncer. La investigación sugiere que la obesidad puede promover el cáncer a través de un número de diferentes mecanismos.
Uno de los principales mecanismos por el cual el azúcar promueve el cáncer y otras enfermedades crónicas es al provocar la disfunción mitocondrial. El azúcar no es un combustible ideal para su cuerpo ya que es un combustible sucio, que crea especies de oxígeno mucho más reactivas (ROS) a diferencia que si quemara grasa.
Como resultado, cuando come mucha azúcar se generan cantidades excesivas de radicales libres, que a su vez provoca daños en la mitocondria y ADN nuclear, junto con un deterioro en la membrana celular y las proteínas.
Por lo tanto, contrario a la enseñanza convencional, los defectos genéticos nucleares no causan cáncer. Más bien, primero se presenta el daño mitocondrial, y posteriormente, esto desencadena mutaciones genéticas nucleares.
La investigación6 ha demostrado que el consumo excesivo-crónico, en general, tiene un efecto similar, ya que genera estrés en el retículo endoplasmático (ER, por sus siglas en inglés), la red membranosa que se encuentra dentro de las mitocondrias de sus células.
Cuando el ER recibe más nutrientes de los que puede procesar, le indica a la célula que disminuya la sensibilidad de los receptores de insulina en la superficie de la célula.
Por lo tanto comer continuamente más de lo que su cuerpo realmente necesita promueve la resistencia a la insulina por el simple hecho de que sus células están estresadas por el trabajo adicional que les genera el exceso de nutrientes. La resistencia a la insulina a su vez es la causa subyacente de la mayoría de las enfermedades crónicas, incluyendo el cáncer.
El Azúcar Es el Factor Clave del Cáncer
La mayoría de las personas que comen demasiado también tienden a comer muchos alimentos cargados de azúcar, lo que promueve los niveles elevados de azúcar en la sangre y la resistencia a la insulina. Así que comer muchos alimentos azucarados equivale a un doble golpe en términos de riesgo de cáncer, en comparación con comer alimentos enteros sin procesar.
De hecho, la reciente investigación ha etiquetado al azúcar como el principal contribuyente al aumento del cáncer en todo el mundo. De acuerdo con un informe7sobre la carga mundial del cáncer, publicado en 2014, la obesidad es responsable de un estimado de 500 000 casos de cáncer en todo el mundo, anualmente.
La razón de esto se debe a que las células cancerosas son alimentadas principalmente por la quema de azúcar anaeróbica. Sin azúcar, la mayoría de las células cancerosas simplemente no tendrían la flexibilidad metabólica para sobrevivir.
Las células normales y saludables tienen la flexibilidad metabólica de remplazar el uso de glucosa por el uso de cuerpos cetónicos de grasas alimentarias. La mayoría de las células cancerosas carecen de esta capacidad por lo que cuando reduce el consumo de carbohidratos netos (carbohidratos menos fibra total), mata de hambre al cáncer. Esta es la razón por la que la cetosis nutricional parece ser tan eficaz contra el cáncer.
Según una reciente investigación del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas, el azúcar refinada no sólo aumenta significativamente el riesgo de cáncer de mama; sino también aumenta el riesgo de que los tumores se extiendan en otros órganos.8
El principal culpable de los tumores de mama y la metástasis fue la fructosa refinada del jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) que se encuentra en la mayoría de los alimentos y bebidas procesadas.
El Rol de los Genes, Proteínas y las Hormonas
Mientras que los defectos genéticos no son la causa principal del cáncer, los genes podrían desempeñar un papel. Los científicos han descubierto que una serie de genes conocidos por promover el cáncer, al influir en la división celular–incluyendo un gen llamado AKT–también regulan el consumo de nutrientes de las células.
Así que ciertos genes en realidad parecen desempeñar un rol en el consumo excesivo de azúcar de las células cancerosas. Mientras que las células sanas tienen un mecanismo de retroalimentación que las hace almacenar recursos para cuando hay carencia de alimentos, las células cancerosas no tienen este mecanismo y se alimentan continuamente.
La reciente investigación también ha encontrado que las mujeres con sobrepeso que perdieron peso, redujeron su riesgo de cáncer al reducir sus niveles de ciertas proteínas relacionadas con el desarrollo del cáncer.9
Estas proteínas (VEGF, PAI-1 y PEDF) promueven la angiogénesis, un proceso que el cuerpo utiliza para desarrollar vasos sanguíneos que los tumores necesitan para prosperar. Entre mayor sea la pérdida de peso de las mujeres, mayor será la reducción de estas proteínas.
Investigaciones previas sugieren que la pérdida de peso podría reducir el riesgo de cáncer de próstata, mama y colon, hasta en un 20 %, y se cree que este efecto se debe a la reducción de estas proteínas y otros compuestos inflamatorios almacenados en las células grasas.10 La obesidad también desencadena la producción excesiva de ciertas hormonas, como el estrógeno, que está relacionada con un mayor riesgo de cáncer de mama.
Los Vínculos Entre la Diabetes y el Cáncer Cada Vez Son Más Fuertes
En general, la resistencia a la insulina es uno de los principales factores que contribuyen al riesgo elevado de cáncer y muchos estudios han confirmado que los diabéticos tipo 2 tienen un riesgo mayor.
Un estudio reciente, que incluyó a más de 1 millón de pacientes adultos con cáncer, encontró que los que fueron diagnosticados con diabetes tipo 2 eran 23 % más propensos a haber sido diagnosticados con cáncer durante la década anterior a su diagnóstico de diabetes, en comparación con los que no tenían diabetes.11,12
La investigación reciente también ha señalado que un número de personas con obesidad tienen un mal control de azúcar en la sangre, lo que a su vez promueve las tasas elevadas de diabetes tipo 2 y problemas de salud relacionados. Para combatir esta tendencia, los investigadores recomiendan a las personas con sobrepeso, considerar fortalecer sus propósitos de pérdida de peso. Como lo reportó WebMD:13
«Entre 1988 y 2014, las tasas de diabetes aumentaron de 11 a 19 %, lo que se debió al aumento de azúcar en la sangre, según los investigadores.
Los investigadores encontraron que la tasa de adultos con obesidad sin los tres principales factores de riesgo de enfermedades cardiacas–diabetes, colesterol alto y presión arterial alta–se mantuvieron estables en sólo el 15 %.
Pero la tasa de los adultos con obesidad con los tres factores de riesgo aumentó 37 %–en casi uno de cada cuatro… el riesgo en los tres factores aumentó progresivamente de los 40 años en adelante…
«Tenemos dos opciones: dejar que esta población se enferme y proporcionar los fondos para el tratamiento de las complicaciones y discapacidad, o intervenir a tiempo y prevenir la diabetes al promover la pérdida de peso, lo que les ayudaría a llevar una vida más sana y más productiva» dijo el [Dr. Joel] Zonszein [director del Centro Clínico para la Diabetes del Centro Médico Montefiore]».
La Prediabetes También Aumenta su Riesgo de Cáncer
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