Una pareja se enzarza en una discusión debido a un desencuentro en la forma de afrontar un problema. La escena es habitual, si no fuera porque mientras él le reprocha que está siendo egoísta, ella lo bloquea. Deja de oírlo y verlo. Convierte a su pareja en una figura negra y difusa a la que abandona al día siguiente.
Esta escena del capítulo “Blanca Navidad” de Black Mirror juega con la posibilidad de bloquear a las personas en la vida real, convirtiéndolas en una silueta oscura incapaz de comunicarse con quienes las han bloqueado. Los bloqueos virtuales trascienden a la vida real como sumo ejemplo distópico de la cultura de la complacencia que hemos creado en las últimas décadas. Seguir leyendo Cultura de la complacencia: el enorme costo de negar lo que te incomoda