Un nuevo y poco conocido teléfono móvil, el Librem 5, ha conseguido aunar una serie de características en su diseño, electrónica y software que lo hace literalmente BLINDADO frente a los intentos de espionaje a los que malintencionadamente alguien pueda intentar contra ti.
En el siguiente video, hablamos de esta joya.
NUEVO Link Para haceros miembros de Mundo Desconocido:
Desde hace años, Facebook se ha convertido en el medio de comunicación más importante del mundo. Acaso reflejando la priorización de los intereses económicos de su fundador y sus socios y la poca importancia que desde el principio se dio a la privacidad, la plataforma ha virado en los últimos años hacia una especie de arma para desestabilizar procesos democráticos, atacar grupos sociales, étnicos o religiosos y, por decirlo pronto, polarizar y enfrentar a la sociedad. Facebook siempre fue un experimento social. Primero se trataba de permitir que los jóvenes universitarios pudieran obtener información de chicas con las que querían salir. Luego se trató de ofrecer a todo tipo de marcas, corporaciones e incluso gobiernos acceso a poblaciones (targets) para influir en su conducta, ofreciendo una panoplia incomparable de datos sumamente sensibles. Anunciarse en Facebook era acceder al poder de manipular psicológicamente a las personas.
MONTPELLIER, Francia, 1 sep 2020 (IPS) – ¿Recordará la historia la pandemia de covid-19 como el momento en que los ciudadanos renunciaron a sus derechos civiles por motivos de salud?
Existen dos elementos que pueden ser usados a la vez para ejercer presión sobre la población: el miedo (Big Brother), y el entretenimiento (Big Mother). Dos ideas vinculadas al campo de la teoría psicoanalítica en la que el padre –el gran hermano– hace cumplir la ley, mientras que la madre nutre, en el amplio sentido de la palabra, y también entretiene.
Uno de los temas más interesantes –o preocupantes– en la actualidad es la educación, particularmente la crisis de las universidades. Las universidades, que durante varios siglos fueron el centro de la vida cultural e intelectual de la civilización humana, se han convertido en los últimos años, muy rápidamente, en sólo formadoras de profesionales de la ciencia y la tecnología, abandonado o por lo menos dejando en segundo o tercer plano a las humanidades. Al mismo tiempo, y como parte esencial de este paradigma, las universidades han entrado en una complicada relación con los grandes gigantes de la tecnología, particularmente con Google, consorcio que comenzó por volverse la biblioteca más grande del mundo y que, poco a poco, por medio de otras plataformas y tecnologías, ha alterado la forma en la que nos acercamos al saber y lo que consideramos que es el conocimiento.
La “infodemia” de información errónea sobre el coronavirus ha dificultado la distinción entre información precisa y consejos falsos y engañosos. Las principales empresas de tecnología han respondido a este desafío adoptando la medida sin precedentes de trabajar juntas para combatir la información errónea sobre COVID-19.
Parte de las autoridades estadounidenses critican a otros países por cómo están combatiendo los disturbios. Mientras tanto, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, abusando de sus ya amplios poderes, está monitoreando a los periodistas y ciudadanos que han aparecido en las protestas.
Así, el periodista Ken Klippenstein se enteró de que el ministerio estaba recopilando información sobre los manifestantes. El expediente incluye números de seguro social, domicilios particulares, cuentas de redes sociales, etc. Al mismo tiempo, se utiliza como excusa para tales acciones la absurda afirmación de que los manifestantes están supuestamente conectados con otros países. Esto permite utilizar métodos de vigilancia más agresivos e irracionales contra los estadounidenses que llaman la atención de los servicios especiales.
Acto del personal en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, con la participación del secretario general, António Guterres. Las reuniones presenciales de este tipo llevan meses sin producirse. Foto: ONU
NACIONES UNIDAS, (IPS) – Cuando la pandemia de covid-19 obligó al confinamiento de buena parte del mundo, millones de personas tuvieron que pasar a trabajar desde sus hogares, mientras sus oficinas permanecían cerradas. Y eso sucedió en muchas ciudades de Estados Unidos, incluida Nueva York, a fines de marzo.
Investigadores estadounidenses del laboratorio SAND de la Universidad de Chicago han desarrollado una nueva herramienta capaz de modificar fotografías de manera imperceptible, para que no puedan ser utilizadas de una manera no deseada.
Denominada Fawkes —nombre que proviene de Guy Fawkes, el rostro de la máscara de ‘V de Vendetta’— se trata de un programa informático que altera ligeramente los píxeles de la imagen, logrando así evitar el reconocimiento facial que utilizan muchas plataformas.
Estos cambios son invisibles para el ojo humano, pero si alguien intenta usar la imagen modificada por Fawkes en su modelo de reconocimiento facial, recibirá «una versión altamente distorsionada» del original, explican los desarrolladores.
Los creadores de la tecnología aseguran que durante los ensayos ha demostrado una efectividad del 100 % contra algunos de los sistemas de reconocimiento facial más avanzados, incluidos Microsoft Azure Face API, Amazon Rekognition y Face++, de la compañía tecnológica china Megvii. «El nivel de protección variará según su disposición a tolerar pequeños ajustes en sus fotos», describieron los científicos.
El código fuente de Fawkes está disponible en GitHub, y los desarrolladores también compartieron enlaces a los archivos binarios para Mac, Windows y Linux.
El equipo destacó que no tiene planes de lanzar ninguna aplicación para teléfonos inteligentes, ya que la potencia que requiere Fawkes es tan grande que «sería un desafío» incluso para los dispositivos móviles «más potentes».
¿Por qué hay preocuparse por el reconocimiento facial?
Muchas empresas tecnológicas apuestan por los sistemas de reconocimiento facial como uno de los métodos más fiables para verificar la identidad de los usuarios. Por ejemplo, a la hora de desbloquear dispositivos digitales, bien sea un teléfono móvil o un ordenador. Sin embargo, no todos estos sistemas son tan invulnerables como parece.
En enero pasado se dio a conocer sobre la empresa de reconocimiento facial Clearview AI, que tiene una base de datos de más de 3.000 millones de fotografías extraídas de manera secreta de varias fuentes —entre ellas Facebook, YouTube e Instagram— y que provee servicios a más de 600 agencias de seguridad estadounidenses, además de numerosas compañías privadas.
«Clearview demuestra lo fácil que es crear herramientas invasivas para el monitoreo y el rastreo», afirmaron los creadores de Fawkes.
Paralelamente, señalaron que su nueva herramienta no es una respuesta específicamente a Clearview, pues creen que esa «es probablemente solo la punta (bastante grande) del iceberg».
«Fawkes está diseñado para aumentar significativamente los costos de desarrollo y mantenimiento de modelos precisos para el reconocimiento facial a gran escala. Si podemos reducir la precisión de estos modelos para que no sean confiables, o forzar a los propietarios de los modelos a pagar costos significativos por persona para mantener la precisión, entonces habremos tenido mucho éxito», indicaron los desarrolladores.
Una lucha constante de redes sociales como Facebook o Twitter es contra los usuarios que realizan spam, engañan mediante phishing o simplemente trollean. Facebook ahora dice tener una nueva herramienta para detectarlos: un Facebook paralelo donde bots con inteligencia artificial imitan a este tipo de usuarios. Con esto pueden estudiar su comportamiento y experimentar con medidas para ver si menguan su actividad.
Una de las obvias consecuencias de la pandemia ha sido una transición del trabajo hacia formatos online que pueden realizarse desde casa. Esto no sólo ha sido una solución emergente sino más bien la continuación acelerada de un proceso en marcha de mecanización y automatización laboral.
Muchas personas descubrirán que el formato online de su trabajo llegó para quedarse, ya sea que trabajen desde casa aun cuando termine la pandemia o que, por lo menos, muchas de sus reuniones sean digitales o muchos procesos que antes eran presenciales ahora sean sustituidos por formas de administración informática.
En la era en las que las estrellas de Hollywood reemplazan a los dioses del Olimpo, también las redes sociales reemplazan a los pecados capitales.
Desde hace unos años ha habido una sensación consensual de que las redes sociales nos generan emociones y actitudes problemáticas, en particular aquellas que en otras épocas se relacionaron con «pecados«, y que hoy vemos con una especie de semisonrisa, con un poco de culpa y un poco de excitación, humor y resignación. Pese a que la manera en la que procesamos estas aflicciones es a través del humor, es evidente que cada vez somos más conscientes de que las redes sociales, como los demonios que, se creía entonces, hacían pecar al ser humano, también secuestran nuestra atención, inflaman nuestro ánimo y nos producen diversos malestares que se disfrazan de placeres momentáneos.