Creer en dios es en nuestra época un asunto polémico, en buena medida porque somos el resultado de una forma de pensar dominada por el racionalismo y el materialismo.
Bajo esa perspectiva, la creencia en dios se mira como una superstición, una expresión de pensamiento mágico un tanto ingenua o elemental, propia de personas en algún sentido “inocentes” o poco desarrolladas intelectualmente.
Dicha postura puede sin duda debatirse, pues tampoco se puede descartar por completo. En ¿Qué es la Ilustración?, Kant habla de un fenómeno relacionado con la creencia en dios que también es innegable: el hecho de que las instituciones religiosas se han aprovechado de ello para obtener algún tipo de ganancia social, como poder político y económico, control de la población y otros afines. Seguir leyendo Si Dios es las flores y los árboles, entonces creo en él: un poema de Fernando Pessoa