La meditación no es una actividad que lleve a cabo la mente; es justamente lo contrario a la actividad de la mente. La conciencia necesita emerger o asumir la forma de la mente para poder conocer la experiencia objetiva, pero no para conocer su propio ser. De hecho, en forma de mente no puede conocer su propio ser.
Lo único que necesita la conciencia para conocer su propio ser tal como es, es descansar en sí misma. Es decir, tan solo necesita ser ella misma. Pero la conciencia ya es ella misma; no necesita ir a ninguna parte ni hacer nada especial para ser (y por lo tanto, para conocerse a sí misma), del mismo modo que el sol no tiene que ir a ninguna parte ni hacer nada para iluminarse a sí mismo. Seguir leyendo La esencia de la meditación