Según el nuevo informe de expertos internacionales en salud pública, publicado el 25 de agosto en la revista The Lancet, la epidemia mundial de obesidad ha ido en aumento desde hace décadas, sin embargo, los esfuerzos de prevención a largo plazo no han hecho más que comenzar, y resultan insuficientes.
Tomando nota de que muchos países carecen de datos básicos sobre el peso y la altura de toda la población infantil, los autores instan a los gobiernos de todo el mundo a poner en marcha un esfuerzo coordinado para vigilar, prevenir y controlar la obesidad y la salud a largo plazo, y los costos económicos y sociales asociados a ello.
El documento es parte de una serie especial de The Lancet sobre la obesidad.
«Al Imponer un impuesto sobre las ‘bebidas edulcoradas con azúcar’ (SSB, por sus siglas en inglés «sugar-sweetened beverages») y limitar la comercialización de alimentos poco saludables para los niños, los gobiernos pueden hacer que sea más fácil para los niños el tomar decisiones saludables», señalaba el autor principal Steven Gortmaker, profesor de sociología de la salud en la Escuela de Salud Pública en la Universidad de Harvard (HSPH).
Los impuestos especiales y restricciones a la comercialización para desalentar el tabaquismo han sido eficaces en el control del tabaco, y es probable que sea eficaz en la reducción de consumo de SSB, comentan los autores. El consumo de bebidas azucaradas aumenta el riesgo de exceso de peso y de obesidad, lo que puede conducir a una serie de problemas de salud, como la diabetes tipo 2. Además, las SSB no tienen ningún valor nutricional adicional más allá de las calorías, resaltan Gortmaker y sus colegas.
Las organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, entre otros, deben participar con el sector público y privado respecto a los niños y adolescentes en particular, con estas y otras estrategias de coste efectivo, a fin de fomentar hábitos saludables de alimentación y actividad física.
En los últimos 30 años, la obesidad, definida como el índice de masa corporal (IMC) mayor de 30 en adultos, ha aumentado a nivel mundial tanto en países ricos como pobres, y en todos los segmentos de la sociedad (El IMC es el peso en kilogramos dividido por el cuadrado de la estatura). En un comentario que acompaña el documento, William Dietz, director de la División de Nutrición, Actividad Física y Obesidad de EE.UU. en los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, escribe que si en EE.UU., según la tendencia histórica entre 1988-2008, continúa, la obesidad entre los adultos aumentará del 32% en su nivel actual a aproximadamente al 50% en 2030. El incremento de los costos en tratamiento de la obesidad y las enfermedades asociadas, como la diabetes tipo 2, llegará a 66 mil millones de dólares anuales.
Tendencia a la obesidad y de la actividad física necesita de una vigilancia más estrecha en todos los países, incluyendo a los países de altos ingresos. La mayoría de los países todavía necesitan datos básicos: sólo un tercio de los países de la Unión Europea tienen datos representativos sobre el peso y la altura de los niños. Unos pocos países han establecido metas para las tasas de obesidad, cambios en la ingesta alimentaria y en la actividad física. Además, los esfuerzos realizados por la industria alimentaria para reformular sus productos y llevar a cabo otras medidas que promuevan una alimentación saludable deben ser independientes de la evaluación de su eficacia, afirman los autores.
Gortmaker y sus colegas llaman a la acción en los diversos ámbitos de la sociedad. Y proporcionando una lista de intervenciones dirigidas a niños, adolescentes y adultos que ya se han estimado como rentables. Aparte de los impuestos sobre los alimentos y bebidas poco saludables, y las restricciones a la comida basura y la publicidad de bebidas en TV para los niños, los autores recomiendan una educación escolar, con programas de nutrición y actividad física para los niños, y algunas intervenciones para la pérdida de peso.
La serie de The Lancet sobre la obesidad precede a una primera reunión de alto nivel en la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se centrará en la prevención de las enfermedades no transmisibles y su control, fijada para el 19 y 20 de septiembre en Nueva York. Los autores destacaron que la reunión «es una oportunidad importante para la comunidad internacional proporcione el liderazgo, los estándares globales, y cree unas estructuras de agencias, necesarias para crear un sistema alimentario mundial que siente las bases de un suministro sano y seguro de alimentos para todos.»
El apoyo a este documento fue proporcionado por la National Collaborative on Childhood Obesity Research, que coordina la investigación en obesidad infantil a través de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), los Centers for Disease Control and Prevention (CDC), y la Fundación Robert Wood Johnson.
- Referencia: Harvard University, 25 agosto 2011
- Imagen: Archivos de Stephanie Mitchell / Harvard