Trabajadores que examinan a un rinoceronte matado en el parque Kruger, en Sudáfrica.REUTERS/Ilya Kachaev
Los cazadores furtivos han matado en lo que va de año en Sudáfrica a 725 rinocerontes, una cifra que supera a los 668 animales de esta especie que fueron abatidos en el país austral durante todo 2012, según ha dado a conocer el Ministerio de Medio Ambiente.
Este nuevo récord confirma la tendencia al alza de la caza furtiva del rinoceronte, que se cobró en 2010 la vida de 333 animales y de 448 un año después. Se da la circunstancia de que Sudáfrica puso en marcha en 2010 patrullas especiales de vigilancia para proteger a su población de rinocerontes.
“Sudáfrica no puede seguir siendo un rehén de las organizaciones que acaban con nuestros rinocerontes”, reza el comunicado del Ministerio del país austral, en cuyo territorio vive el 73% de la población mundial de rinocerontes.
La zona más afectada por la acción de los furtivos es el parque nacional Kruger, que cuenta con la mayor concentración de rinocerontes de Sudáfrica y ha visto morir desde enero de este año a 444 animales.
De acuerdo con las autoridades y organizaciones de protección del rinoceronte, mafias asiáticas compran los cuernos a los furtivos para venderlos a un precio muy elevado en China, Tailandia y, sobre todo, Vietnam, donde elaboran con ellos supuestas pócimas curativas o afrodisíacos muy populares entre la población local.
La población podría desaparecer en 2020
Sudáfrica estima tener unos 20.000 ejemplares de rinocerontes, una población que podría desaparecer en 2020 -según han alertado las reservas privadas del país- si no se recorta el volumen de caza furtiva en los próximos años.
Según el comunicado ministerial, las autoridades sudafricanas han detenido en lo que va del presente año a 228 personas relacionadas con la caza del rinoceronte.
Los últimos cinco arrestos se produjeron el pasado lunes en la reserva natural de Rietvlei, cerca de Pretoria, donde cinco varones fueron apresados cuando se dirigían en dos vehículos a la reserva armados con dos rifles de caza, una pistola y diversa munición.
Los esfuerzos del Gobierno por poner fin a esta lacra cuentan con el concurso de las Fuerzas Armadas e incluyen recursos como la vigilancia aérea de las reservas, sin que de momento se haya conseguido reducir la caza furtiva.