Muchos de nuestros textos antiguos Nazarenos comienzan con la fórmula “¡En nombre de la Gran Primer Vida Ajena, de los mundos de la Luz, la sublime que está por encima de toda lucha!” Llamamos a la Vida Oculta: Ajena, porque ellos son ajenos a este mundo y estos universos de imperfección. Su naturaleza es extraña a la naturaleza de estos mundos y Su presencia aquí es una anomalía, como lo es la presencia de Sus niños. Debido a que la luz no se mezcla bien con la oscuridad, como la mezcla del aceite con el agua. La naturaleza del Dios Bueno es tan ajena a esta realidad que Ellos de verdad son expresados correctamente como los que en última instancia son completamente extraños y ajenos a todo lo de aquí. Llamamos a Aumen-Jayya: Los Ocultos, Los Desconocidos, Los Otros, Los Indescriptibles, el Padre Desconocido y otros títulos similares que describen Su relación antimateria con estos mundos materiales. Esta transcendencia absoluta sobre toda ilusión y materialidad es una de Sus cualidades más excepcionales que los ponen aparte y en antítesis con los Dioses y Diosas de esta realidad material o pseudo-material. Un forastero es aquel que proviene de otra parte y no pertenece, ni se siente cómodo en su entorno extranjero. También es extraño y está fuera de sitio para los que moran en su propio territorio o realidad. Existe una incomodidad inherente e intranquilidad sobre esta relación que hace que todos se sientan incomodos. Angustia, añoranza, vulnerabilidad, inseguridad y aún peligro son sentidos por el forastero. Los nativos también muestran un odio inconsciente hacia aquel que perciben como diferente de ellos. Se sienten amenazados y no están lejos de recurrir a la violencia contra el que ellos perciben como ajeno. El forastero deambula sin rumbo fijo, incapaz de encajar, de sentir lo que es normal y comportarse en consecuencia de acuerdo a lo normal. Sin embargo, si el forastero aprende a encajar bien en su tierra extraña, entonces sacrifica un poco de su naturaleza y comienza a volverse inconsciente de su verdadero origen y esencia. Está constantemente en peligro de caer en un sopor etílico donde olvida quién es y entra en un mundo perdido, vacío y de amnesia espiritual. Se aleja de sí mismo y sus orígenes. Así es el destino de todos los forasteros que se rezagan demasiado tiempo o intentan demasiado en pertenecer. Ellos olvidan y en el olvido se convierten en una farsa para sí mismos y un nativo falso, en una tierra falsa. Este es el destino de todos los Nazarenos hasta que oigan el Llamado que los despierta para darse cuenta de quienes son y de donde vienen realmente. El reconocimiento de su inarmonía con el mundo y sus caminos es el primer paso para estar sobrio de este narcótico encanto.
Cada vez que la conciencia se hace más profunda, el estado del sufrimiento se transforma en una paz secreta y serena que imparte al extraño viajero cierta fuerza y resistencia de carácter que es inconmensurable para los que no oyen el Llamado de la Vida. Es una calma segura de que las cosas han de venir y de una pertenencia verdadera y un regreso verdadero que espera al fiel. Aquellos “con un corazón enfermo de este mundo” saben que ellos son superiores al mundo, y esto les da una fuerza secreta para aguantar sus vicisitudes. Ser una “vid solitaria” trasplantada en un mundo hostil, pero sobrevivir aquella hostilidad, da una seguridad interna de que todo estará bien al final. Así la confianza en la Gran Vida crece y se desarrolla en proporción a la fuerza ganada al renunciar al mundo y sus artimañas. Entre más extraño se vuelve uno al mundo y a aquellos en éste, uno se hace más familiar y nativo con el mundo de luz.
http://esenios.wordpress.com/2011/07/21/siendo-un-extrano-en-este-mundo/