La figura de los no-muertos es común en la mayoría de culturas, pero pocas interpretaciones son tan imaginativas como los Jiang Shi, los vampiros del folclore popular de China.
Las palabras Shiang Shi significan “cadáver rígido”, y bien merecido tienen el nombre ya que sólo pueden avanzar mediante pequeños saltos y con los brazos extendidos al frente, como consecuencia del rigor mortis. No pueden ver y tienen un instinto muy básico, necesitando detectar el aliento de las criaturas vivas para poder alimentarse de su fuerza vital.
Estos difuntos regresan a la vida o bien para vengarse por no haber sido enterrados correctamente, o bien para recibir sepultura junto a sus familiares tras haber fallecido lejos de su tierra. Antiguamente en China existían servicios de transporte de difuntos ofrecidos por sacerdotes taoístas que oraban por su espíritu durante todo el viaje, pero por supuesto no todo el mundo podía permitirse los costes así que la única alternativa que quedaba al muerto era regresar por su propio pie.
Su aspecto físico son los que cabría esperar en un fallecido, siendo peor cuanto más tiempo lleven en este estado debido a la descomposición (más lenta que en los cadáveres normales) mientras que su pelo y uñas también continúan creciendo. Dotados de largas y negras lenguas y pieles pálidas con tonalidades verdes por el musgo, los Jiang Shi son criaturas nocturnas debido a que el sol acelera su proceso de descomposición, aunque no necesariamente los mata al instante.
Existen también métodos populares para mantener alejados a los vampiros de China. Uno de ellos es dejar puñados de arroz en los caminos, para que los Jiang Shi se paren a contar los granos, perdiendo así mucho tiempo. Otro método es colocar una tabla de 15 centímetros de altura para impedir que puedan entrar con sus pequeños saltos, y los huevos de gallina pueden repelerlos (pero no los de otras aves). También es posible inmovilizar a un vampiro pegando en su frente un papel con un hechizo escrito.
Si bien su figura se ha hecho más popular en occidente durante las últimas décadas gracias a películas como “Encuentros en el más allá” o la saga de “Mr Vampire”, la creencia popular del regreso de un difunto es casi tan antigua como los dragones, aunque también hay quienes piensan que el mito del vampiro pudo servir en la antigüedad como coartada para traficantes, que podían delinquir sin temor a que los supersticiosos campesinos se atreviesen siquiera a acercarse.
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