El líder de la plataforma Podemos, Pablo Iglesias, compareció este domingo en el programa ‘Viajando con Chester’ de Cuatro para ser entrevistado por el publicista Risto Mejide.

«La izquierda muchas veces ha despreciado los programas de televisión que ve la gente pensando que son carnaza. Los partidos grandes han entendido lo que significa la comunicación. Está bien llamar a la prensa y vestir de otra forma, pero no basta», comenzó afirmando, en referencia a las presencias mediáticas de Pedro Sánchez.

«Los compañeros me dicen que me deje de vestir ropa en el Alcampo y que vista bien. Yo admiro mucho a la gente que viste bien, porque es una forma de mandar un mensaje de respeto. Y no ser capaz de hacerlo no es algo de lo que me enorgullezca», continúa.

«Tengo que corregir lo de parecer enfadado, pero como me dan tanta caña, me tengo que poner como a la defensiva. Es como a las mujeres que entran en un bar y se tienen que defender porque están rodeadas de babosos. Yo en televisión tengo que estar en guardia», prosigue.

«De nosotros se dice que somos incapaces de dar soluciones, que nuestro programa económico es inviable. Pero eso no es verdad. Decimos cosas muy sencillas probadas en muchos sitios», esgrime.

«Los señores que tienen aviones privados son casta, que se han hecho ricos en muchos casos por estar cerca de los políticos. No se puede pretender elogiar a quien tiene buena parte de los problemas que tenemos aquí», expresa.

«¿Cómo vamos a ser Venezuela?», se pregunta, antes de afirmar que «nosotros somos españoles. Pero los propietarios de los bancos deben entender que por encima de su derecho a enriquecerse están los derechos de los ciudadanos».

«En este país, al tiempo que se hablaba de Marca España había gente buscando comida en la basura. De la gente que nos ve, algunos estando en el paro no reciben ninguna prestación», agrega.

«Si existe una persona con carisma, esa persona es Juan Carlos Monedero. Yo no sé si gracias a Podemos abdicó el Rey, pero que tras las Europeas ocurrieron cosas que tuvieron que ver con que aparecieran cosas nuevas es la verdad», agrega.

«He cometido infracciones de tráfico alguna vez, pero delitos no», añadió, a modo de anécdota.

«Un Gobierno con legitimidad popular no debe dejar que le intimide alguien porque tenga mucho dinero. La mayor parte de la gente va en Metro, así que el que tenga avión privado, al menos que pague impuestos y no me amenace», expresa.

«Nuestros economistas dicen que sólo con una reforma fiscal para ponernos en la media europea hay dinero para la renta básica. Más impuestos a los ricos», propone.

«Han conseguido presentar Venezuela como si fuera una dictadura, pero allí se han hecho cosas muy interesantes. Hay otras cosas que no me gustan: unos niveles de corrupción escandalosos y un nivel de debate político que no me gusta», continúa.

«Tenemos que estar a la altura. A lo mejor tenemos la obligación de gobernar, y tenemos que estarlo. No me gusta el estilo de otros partidos celebrando resultados electorales con botellas de champán. Hay que respetar a la gente. Nuestros resultados nadie se lo esperaba, pero no podemos cambiar el país con lo que tenemos. No es suficiente. Tenemos que intentar ganar las elecciones», se propone.

«Creo que me toca asumir la portavocía general, pero para eso me tienen que votar. Confieso que el nivel de exposición pública que tengo no se lo deseo a nadie. No puedo ir a tomarme una cerveza, y eso no es agradable. ¿Candidato a las generales? Puede ser que sí, pero eso habrá que discutirlo y habrá que verlo. Aunque a lo mejor si todos están pensando que ocurrirá una cosa no pasará así».

«A mi novia no la he convencido para votarme. No sabéis cómo es ella. Es una de las personas de las que más he aprendido y a las que más admiro. Yo no quiero que me quiera por la política. Nos queremos, nos admiramos y hablamos de política muchísimo, pero solemos estar tan hasta las narices que hablamos de cualquier otra cosa», apunta.

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