«Todo lo que hoy llevamos inscrito sobre nuestro cuerpo, sobre nuestra cara, ha sido primero preparado, formado en nuestro psiquismo. Porque existe una ley absoluta, implacable, según la cual cada pensamiento, cada sentimiento desencadena unas corrientes de fuerzas que producen efectos hasta en el plano físico. Evidentemente, esto no es inmediatamente visible. En el transcurso de una jornada somos atravesados por una multitud de emociones, de sensaciones fugitivas y aunque estos estados de conciencia se inscriben inmediatamente en alguna parte en nuestra materia sutil, no se fijan profundamente en nuestro cuerpo físico, ni siquiera en nuestra cara.
En la vida corriente, nuestra cara expresa el capital en acción, es decir aquello que estamos viviendo y que son como ondas en la superficie del agua. Sólo están profundamente inscritos en nosotros los movimientos desencadenados desde hace mucho tiempo y a menudo repetidos. Sabiendo esto, podéis comprender el poder que tenéis de modelar vuestro cuerpo y los rasgos de vuestra cara. »
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