Una prohibición decretada por un gobierno y vinculada a temas complejos, como la censura o la discriminación, muchas veces es vista como algo negativo por parte de los ciudadanos. Pero lo cierto es que, en muchos casos, determinadas prohibiciones parecen algo razonable y pueden brindar cierta tranquilidad o ciertos beneficios a la sociedad y a la seguridad pública.
Fumar en lugares públicos o cerrados, por ejemplo, está prohibido en varias partes del mundo, algo que a la mayoría de personas les suena como algo lógico y de lo que nadie podría quejarse.
Sin embargo, en su afán de controlar a la población, algunos gobiernos han llevado el asunto de las prohibiciones al terreno de lo absurdo y lo ridículo, afectando cosas inofensivas o si no, al menos, cosas que bien podrían solucionarse con una simple regulación.