En muchas partes del mundo, cuando muere un ser querido, la norma dice que vistamos de negro para mostrar así nuestro pesar. Es solo eso, una norma social y cada grupo cultural tiene las suyas.
Los japoneses visten de blanco, los cristianos ofician misa y sepultan el cuerpo, mientras que los protestantes son más propensos a la incineración. Son simples rasgos diferenciales que en mayor o menor medida coinciden con nuestra forma de afrontar la muerte.
Sin embargo, hay costumbres muy diferentes a las nuestras, algunas de ellas tan radicalmente opuestas que nos rompen los esquemas. Por ello, queremos advertir quelas fotografías y descripciones que acompañan este post pueden herir la sensibilidad de algunos lectores.
En cualquier caso y aunque no coincidan con los nuestros, todos los ritos funerarios y los procesos de duelo que los completan están rodeados de una profunda espiritualidad. Descubre los cinco rituales funerarios más extraños del mundo.
El entierro celestial – Tíbet
Los budistas tibetanos no creen en la resurrección, sino en la reencarnación y la vida eterna, por lo que para ellos el cuerpo humano es solo un cascarón vacío. Por ello,ofrecen el cuerpo de los difuntos a los buitres.
Los buitres son los “daikinis”, considerados ángeles que bailan entre las nubes. Estos son los encargados de devorar la carne y completar el ciclo de la vida, de igual modo que lo hacen con el resto de especies del planeta.
Tras el fallecimiento, los monjes lamas rezan los cantos del “libro de los muertos” durante tres días para ayudar al alma del difunto a cruzar los 49 niveles del “bardo”, estado intermedio que precede a la reencarnación en la rueda de la vida.
Después, los familiares recogen el cuerpo y ascienden por los empedrados caminos hasta las montañas, donde tendrá lugar el entierro celestial.
Allí, el oficiante del ritual practicará en el cuerpo varios cortes con un cuchillo muy afilado. El objetivo es exponer los músculos y los órganos internos para que sean devorados por los buitres. En pocos minutos, los tejidos blandos habrán desaparecido.
Los huesos y el craneo serán recogidos para ser triturados usando un hacha y un martillo. Acto seguido se mezclarán con harina y, de nuevo, serán entregados a los buitres, que está vez no dejarán absolutamente nada.
Terminada la ofrenda, los familiares regresan a casa y los buitres alzarán el vuelo llevando así los restos hasta el cielo.
El endocanibalismo – Algunas tribus amazónicas de Brasil y Venezuela
Aunque el pensamiento de consumir carne humana resulta detestable para la mayoría de las culturas, para ciertas tribus amazónicas el consumo de los miembros fallecidos es un acto de fortalecimiento y unidad.
El pueblo Yanomami, por ejemplo, se reúne en un ritual en el que consumen el cuerpo del fallecido. De esta forma, asumen como propia la fuerza vital del individuo.
Los participes quedan vinculados entre sí por este consumo, estrechando los lazos de unión y fraternidad. Algo clave para la subsistencia de la tribu.
Aclarar que los Yanomami, no son canibales en sí. No cazan a otros seres humanos para comer, sino que consumen el cuerpo de los fallecidos como parte de su rito funerario.
El descarnamiento – Cordillera de los Andes – Año 200 a.C.
El arqueólogo Scott Smith descubrió en 2006 los restos funerarios de una antigua civilización asentada en las faldas de las montañas de los Andes.
Por su antigüedad, el ritual funerario del descarnamiento se ha convertido en uno de los más antiguos del mundo.
Según muestran las pruebas arqueológicas, los cuerpos eran introducidos en calderos en los que se hervían junto a determinados químicos.
Como resultado, los huesos quedaban separados del tejido. Una vez secos y limpios, eran enterrados.
La amputación de las falanges – Papúa, Nueva Guinea
En el Valle de Baliem, la zona occidental de la provincia de Papúa, Nueva Guinea, vive la etnia Dani (o ndani), una tribu indígena que habita la isla desde su descubrimiento.
Aunque hoy es un pueblo frecuentado por turistas, los dani siguen manteniendo muchas de sus tradiciones, siendo una de las más curiosas la relacionada con la muerte.
Como muestra del dolor que sienten por la pérdida de un familiar, los miembros de la tribu, en especial las niñas y mujeres, se amputan uno o varios dedos de la mano.
El ritual de amputación se lleva a cabo durante el sepelio y es ejecutado por el sacerdote. Aunque a veces puede ser otro familiar cercano o el mismo individuo el que ejecute el corte.
Media hora antes de la amputación, el sacerdote ata un trozo de cuerda de cáñamo alrededor del dedo para insensibilizar la zona. Tras la separación, las heridas se cauterizan para evitar el sangrado y con el fin de formar una nueva superficie callosa y redondeada, parecida a la yema del dedo.
Finalmente, los dedos de todos los familiares son atados formando un collar que se coloca alrededor del cuello del difunto.
En la actualidad, esta práctica ha sido prohibida, pero aún se puede observar a muchos miembros de la población con amputaciones.
El Famadihama o “procesion de los huesos” – Madagascar
Para el pueblo malgache de Madagascar, el rito funerario no acaba nunca ya que, desde que el muerto fallece, los familiares deben reunirse cada 7 años para sacar en procesión sus restos.
Reunidos, extraen los restos y los limpian y perfuman para envolverlos en sabanas de color blanco inmaculado. Después, proceden a sacarlos de procesión, cantando, bailando y honrando el cuerpo con todo tipo de regalos, entre los que se incluyen fotografías, comida o alcohol.
Tras la procesión, los restos se vuelven a poner a descansar junto con todos los regalos recibidos. Dentro de 7 años repetirán el ritual.
Para el pueblo malgache, el espíritu de los fallecidos no se libera con la muerte, sino con la descomposición total y natural del cadáver. Un proceso que puede llevar varias décadas con sus consecuentes procesiones.
Fuente: wikipedia/entierrocelestial, allthatisinteresting.com/ Traducción y adaptación Lavozdelmuro.net