Tenemos que tener en cuenta que en nuestra vida normal, o en la vida normal de cualquiera, tú consigues aquello que es lo más importante para ti, aquello a lo que te abocas completamente, aquello en lo que te concentras completamente. Puede ser una persona que se concentra en su vida profesional. En cualquier profesión, si quieres llegar al tope, si quieres estar entre los mejores, tienes que poner mucha concentración, muchas ganas y mucho trabajo, si no te quedas ahí, siendo un profesional mediocre. Otro puede ser lo que hablábamos antes, los hijos. Es muy importante ser la mejor madre posible para esas criaturas que tú has traído al mundo, y te abocas en cuerpo y alma a conseguir sacarlos adelante y a tratar de ayudarlos. Y eso es lo que colocas de número uno en tu vida y lo consigues.
Con la búsqueda de quien eres ocurre exactamente lo mismo. Lo que pasa es que la búsqueda de quien eres ocurre, la mayoría de las veces, cuando ya has hecho otras búsquedas, cuando ya te has planteado otras metas, cuando ya has desarrollado una carrera, o cuando ya tienes criados a tus hijos y ya ves que tu trabajo ha funcionado.
Por eso es mucho más fácil poner la libertad por encima de todo cuando ya somos un poco mayorcitos. Normalmente cuando ya has disfrutado de los frutos de tú trabajo, de tu carrera, cuando ya has disfrutado el éxito, cuando ya has disfrutado el dinero, cuando ya has disfrutado todas esas cosas que te han contado que te iban a dar la felicidad, y no la has encontrado, no hay que convencerte mucho de que hay que seguir buscando en otro lado, que ahí no era. Lo mismo puede pasar con los hijos, los hijos los vas a querer siempre , pero los hijos crecen, los hijos se independizan, tienen pareja, los hijos tienen hijos. Y te vas dando cuenta que, sin mermar para nada el amor que tienes por ellos, ellos ya no te hacen ningún caso (Risas). Entonces es bastante seguro, y no va a pesarles nada si los bajáis al segundo puesto. Digo yo, ¿no? En algún momento… (Risas)
Pero lo que sí me he encontrado en este tiempo que he estado dando Satsang, me he encontrado con una forma de poner algo por encima de la búsqueda sin que te des cuenta, o que es muy difícil darse cuenta. Y es cuando colocas en primer lugar a un personaje que tú has creado, a un personaje que te ha estado acompañando en tú búsqueda, a un personaje que ha trabajado muy duro, que ha leído mucho, que sabe mucho, que ya ha estado en la India, que ya ha estado con fulano, que ha estado con mengano, que ha estado con el maestro tal, con el maestro cual, y tiene un montón de tiempo y dinero invertido en ese personaje.
Ese personaje es ego, pero nos engaña porque nos creemos que como es espiritual, no es ego. Probablemente este sea el ego más peligroso, porque es un ego muy difícil de detectar. Cuesta mucho trabajo reconocer que has caído en esa trampa y poder simplemente abrirte.
A lo largo de estos meses que he estado dando Satsang, me he encontrado montones de personas, más de las que me gustaría, que tienen ese problema, que se han convertido en buscadores crónicos, que llevan años y años y años, y no consiguen lo que quieren. Y, normalmente, si estás haciendo todo lo que tienes que hacer, todo lo que la gracia pone delante de ti, 5 o 6 años deberían ser suficientes. Si llevas más de 5 o 6 años y no has conseguido lo que quieres, es el momento de plantearte: ¿Qué es lo que tengo que cambiar para que esta búsqueda se dinamice y vuelva a haber ilusión?
Porque a la persona que lleva buscando mucho tiempo, que haya estado en todos los sitios, que ya ha comido con Papaji, que ya sabe todo, se le pone como un callo, y ya nada le parece interesante, “ya lo he visto todo”, “lo que está diciendo este es lo mismo que dijo fulano”, y “lo que estoy leyendo en este libro es lo mismo que escribió mengano en este otro libro” y ya no te importa nada, ya estás como decepcionado. Ese es el momento en que tienes que dinamizar todo, y esa dinamización no va a suceder leyendo un libro más, ni yendo a un Satsang más. Eso va a venir de darte cuenta de lo que está pasando, de darte cuenta y honestamente decir, aquí hay un ego que está por encima de mi libertad, por que, si no, ya debería haber conseguido lo que quiero. Y deshacerse de él. Abrirse completamente, abrirse a nuevas experiencias, olvidar todo lo aprendido, olvidar todo lo escuchado, y empezar a buscar de nuevo, como un niño, como si fuera la primera vez.
Ilusionarte, tratar de ver cosas nuevas, verdades, realidades, y darte cuenta que el peor ego es el ego “Espiritual”. Una vez que has logrado ralentizar la mente, una vez que te has dado cuenta y has empezado a no reaccionar, y has empezado a darte cuenta que no eres el hacedor y rendirte, a aceptar los regalos que te da la Gracia, todos los días constantemente, y colocas la búsqueda por encima de cualquier otra cosa, inmediatamente tiene que suceder algo, inmediatamente tienes que encontrar lo que estás buscando, porque ninguna búsqueda debería ser tan tan larga.
Y lo tenemos relativamente fácil. En época de Ramana, para ir a verlo, eran semanas y semanas en barco, dándole la vuelta a medio mundo y después meterse en un carro de bueyes que te va a llevar al Ashram de Ramana. En ese punto somos afortunados, pero también, por esa misma facilidad de hoy en día, hay mucho buscador vago, mucho buscador que no está dispuesto a poner lo necesario, que está entreteniéndose, que está jugando. Pero todo está bien, todo es perfecto de la forma como es. Aquí no hay que cambiar nada, simplemente, lo importante es lo que “tú” vayas a hacer.
También puede suceder que pasen los años y no consigas lo que quieres, porque estás buscando donde no hay. A veces entre Maestro y discípulo se crean un tipo de dependencia y un tipo de relaciones, que conlleva a tratar de seguir y seguir y seguir, a pesar de que pasan lo años, pasan lo años, y no solamente no consigues lo que quieres, sino que no pasa nada. Llegas a un punto donde ya no pasa nada. Ese es el momento donde algo tiene que cambiar. Acordaros de lo que decía Albert Einstein: “Estupidez es repetir una misma acción una y otra vez, esperando obtener resultados diferentes”. Si has estado haciendo algo por una cantidad suficiente de tiempo, como para asegurarte de que debía haber dado resultados y no ha dado resultados, es que lo que se está haciendo no es lo que hay que hacer, punto. Uno tiene que ser honesto con uno mismo y decir: “Bueno, esto que estaba haciendo me ha traído hasta este punto, y de este punto no me he movido desde hace 3 años”. Algo tiene que cambiar.
Comparto esto con vosotros porque es una de las cosas que más veo, gente que honestamente quiere, pero que están totalmente guiados por un personaje que sabe mucho, que conoce mucho, que se lo ha visto todo, pero que es ego, es un individuo. Y que además se gusta, se ve y dice “Mira todo lo que sé, mira todo lo que he leído, mira como le contesto a esta persona y gano la discusión, mira lo superior que soy…” y eso lo único que hace es engrandecer ese ego.
Mientras esto sea así, vais a tener experiencias, vais a sentir a la Gracia, porque no hay forma de no sentirla. Vais a conseguir un estado de paz relativamente importante, a través de meditar y de trabajar, o a través de hacer un curso intensivo de atma-vichara, o ir a la India, y vais a encontrar esa paz y esa felicidad que estáis buscando. El problema está en que no dura. En cuanto dejáis de meditar y salís a la calle y os encontráis con el mundo, todo eso se desploma. Cuando volvéis de estar en el curso o de estar con el Maestro, dos o tres días y ya, otra vez, estamos en lo mismo. Os dais cuenta de que hay algo, y lo tocáis, lo sentís, pero no dura.
Si lo que queréis es tener paz constantemente, no importa lo que pase, no importa con quien estéis, no importa lo que suceda en vuestra vida, tienes que deshacerte de ese ego “Espiritual”, si no, vais a estar yendo a Satsang toda la vida, yendo a cursillos toda la vida, pasando tres días agradables, y después, empezar a planificar el siguiente cursillo.