Para algunas personas indicar una dirección representa un gran desafío. El sentido de la orientación no es precisamente su punto fuerte e incluso les cuesta trabajo discernir automáticamente entre la izquierda y la derecha. Se trata de las típicas personas que cuando les dan una indicación e intentan seguirla, siempre tienen que escuchar: “esa derecha no: ¡la otra derecha!”.
Si te sucede eso, debes saber que no estás solo. Se estima que el 20% de la población tiene dificultades para orientarse en el espacio y reconocer derecha e izquierda. También se conoce que este problema es más común en los zurdos, las mujeres y quienes tienen un elevado
cociente intelectual.
Aprender a discernir la derecha de la izquierda es más complejo de lo que parece
A lo largo del desarrollo, el sentido de la orientación derecha e izquierda discurre a través de dos fases diferentes. En primer lugar, se produce un proceso intrapersonal, es decir, aprendemos a diferenciar la derecha e izquierda dentro de nuestro esquema corporal. Más adelante abandonamos esta postura “egocéntrica” y entramos en un proceso extrapersonal, que nos permitirá discriminar ambos lados desde la perspectiva de otra persona o delante del espejo.
La fase intrapersonal tiene lugar aproximadamente a los 5 años, y está asociada con el aprendizaje de la lectura y la escritura. De hecho, a esta edad es común que los niños inviertan la grafía de algunas letras y números. La fase interpersonal se desarrolla alrededor de los 9 años, pero se estima que a los 11 años solo el 50% de los niños ha adquirido esta habilidad.
En realidad no es un aprendizaje sencillo ya que involucra diferentes funciones cognitivas, desde la memoria hasta la capacidad para procesar e integrar la información visual, así como la conciencia espacial. A esto se le suma que se trata de un sistema de coordenadas cambiante ya que la izquierda y la derecha varían según el punto de referencia.
Cuestión de simetría cerebral e Inteligencia Espacial
Existen diferentes patologías, como la agnosia espacial, que provocan dificultades en la orientación y que están causadas por un daño a nivel cerebral. Por eso, los neurocientíficos creen que la explicación para esta dificultad podría encontrarse en el cerebro.
De hecho, se cree que la habilidad para detectar la derecha y la izquierda depende fundamentalmente del hemisferio izquierdo, específicamente del lóbulo parietal. No obstante, existe una teoría que vincula la dificultad para distinguir la derecha de la izquierda con la simetría cerebral. La mayoría de las personas tiene cierta asimetría cerebral, lo cual significa que uno de los hemisferios es ligeramente mayor que el otro y que ejerce un papel dominante en las funciones y actividades que se realizan.
Curiosamente, mientras mayor sea la simetría de ambos hemisferios, más difícil le resultará a la persona discernir la derecha de la izquierda. Esta teoría explicaría por qué las mujeres suelen confundir ambos lados, ya que suelen tener una mayor simetría cerebral que los hombres. De hecho, se estima que el 8,8% de los hombres confunden frecuentemente la derecha y la izquierda, mientras que la cifra asciende al 17,5% en el caso de las mujeres.
Por suerte, no se trata de un problema, sino tan solo de que esa persona no ha desarrollado lo suficiente su Inteligencia Espacial, la capacidad para orientarse en el espacio. De hecho, cada persona es única, es como si estuviera formada por una “fórmula” especial en la que las inteligencias se mezclan en diferentes medidas. Por eso, quienes tienen dificultades para orientarse en el espacio, suelen mostrar una inteligencia brillante en otras áreas de la vida.
¿Qué papel juega la concentración?
Lo cierto es que incluso las personas que han automatizado esta habilidad pueden equivocarse al identificar la izquierda o la derecha. En este sentido, hace poco investigadores del Royal Victoria Hospital llevaron a cabo un estudio con 234 estudiantes de Medicina y comprobaron que cuando estaban distraídos, les resultaba más difícil discriminar la izquierda de la derecha y aumentaban considerablemente las probabilidades de que se equivocaran en su trabajo.
Obviamente, no se trata de una buena noticia para los pacientes, sobre todo si tenemos en cuenta que las personas que trabajan en los hospitales suelen estar sometidas a un gran estrés. De hecho, los estudios indican que 1 de cada 112.994 intervenciones se realiza en el lado equivocado del paciente, dando lugar a la extirpación de órganos sanos. En Medicina este fenómeno se conoce como “cirugía en lado erróneo”.
¿Hay solución?
La mayoría de las personas que tienen este pequeño problema suelen recurrir a diferentes recursos para recordar rápidamente cuál es la derecha y la izquierda. A algunos les basta recordar la mano con la que escriben, otros recuerdan dónde está el corazón.
En cualquier caso, se debe aclarar que no se trata de un déficit sino tan solo de una dificultad. De hecho, más bien es de un problema de automatización ya que estas personas son capaces de reconocer la derecha y la izquierda, pero les lleva más tiempo que al resto porque el proceso de base no se ha automatizado y, antes de tomar cualquier decisión, deben pensar.
Fuentes:
McKinley, J. et. Al. (2015) ‘Sorry, I meant the patient’s left side’: impact of distraction on left–right discrimination. TOC; 49(4): 427–435.
Hirnstein, M. et. Al. (2009) Sex differences in left–right confusion depend on hemispheric asymmetry. Cortex; 45; 891–899.
Mulloy, D. F. et. Al. (2008) Wrong-Site Surgery: A Preventable Medical Error. Patient Safety and Quality: An Evidence-Based Handbook for Nurses. Rockville: Hughes RG.
Hausmann, M. et. Al. (1999) Sex differences in functional cerebral asymmetries in a repeated measures design. Brain and Cognition; 41: 263–275.
Hannay, H. J. et. Al. (1990) Self-report of right-left confusion in college men and women. Percept Mot Skills; 70(2): 451-257.
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Gracias por estos artículos, los que contestan a tantas preguntas que nos podamos hacer.