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Ayanta Barilli es una mujer polifacética como no podía ser de otra manera dada su ascendencia. Nacida en Roma fruto del amor entre Fernando Sánchez Dragó y Caterina Barilli, adoptó el apellido de esta en honor de su familia materna, de prestigiosos artistas italianos. Directora de escena, actriz y escritora, su debut literario fue la novela autobiográfica «Pacto de sangre» (editorial Temas de Hoy), una valiente y sincera carta de amor escrita a su padre, coautor del libro.
Trabaja en la actualidad como locutora y directora del programa Es Sexo en el que aborda la sexualidad de una forma directa, clara y respetuosa, mientras prepara su segundo libro.
Ayanta Barilli
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Los científicos aseguran que enamorarse es una droga que apenas dura tres años. Un cóctel de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina, la noradrenalina, la feniltilamina o la oxitocina que nos trastorna. Hace tiempo llevabas en EsRadio el programa radiofónico EsAmor en el que hablábais y compartiais ideas y experiencias sobre este sentimiento. El concurso de cartas de amor tenía muchísimo éxito. Escuchándolas uno se daba cuenta de lo románticos que somos y de lo mágico que es el amor para la mayoría de las personas. ¿Qué es para ti?
Ayanta Barilli
Una pregunta difícil de responder. Estas explicaciones científicas me producen un poco de angustia y no creo que abarquen toda la realidad de un ser humano. Es cierto que la química nos afecta, pero me parece un concepto demasiado reduccionista del amor. Somos más que eso.
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Sí. Yo también lo creo. De hecho todavía no han podido determinar por qué hay personas que nos generan esas reacciones químicas y otras no. Supongo que soy una romántica, pero me gusta pensar que existe la «Magia», algo que no sabemos explicar.
Ayanta Barilli
El amor es fundamental para el ser humano. Un estudio llevado a cabo en la década de los 40 en orfanatos públicos lo ilustra muy bien. Los niños estaban bien atendidos, higiene, descanso, alimentación… sin embargo, había una mortandad muy alta porque nadie los acunaba, nadie los cogía en brazos, nadie les daba amor.
Los niños crecen y se desarrollan por el amor, ya sea de los padres, los tutores o persona que se ocupe de ellos. Desde el momento en el que no lo reciben, les falta el alimento principal. Es una carencia tan grande que los limita. Sin amor no somos nada.
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El Amor con mayúsculas, sí. Circunscribiéndonos al de pareja. Llevas el programa EsSexo en el que abordáis la sexualidad. ¿Cuál tu modo personal de verla? ¿Consideras que sexo y amor deben estar unidos de modo indisoluble?¿Concibes el sexo sin amor?
Ayanta Barilli
El sexo con amor es una maravilla. Es lo máximo a lo que se puede aspirar en ese sentido, por lo menos para mí. Pero no siempre se consigue. Creo que también se puede desarrollar la sexualidad en otras vertientes; por ejemplo, como un juego placentero que nos pone en contacto con nuestro cuerpo y el del otro, incluso en cuestiones más elevadas a nivel espiritual aunque no haya amor de pareja. Hay muchas maneras de vivirlo, y por ello es responsabilidad de cada uno el ir descubriéndolas. Descubrir qué nos gusta, qué no, y escuchar las pulsiones que puede haber en cada etapa de nuestra vida.
También es verdad que en las relaciones de pareja cada una puede optar por distintas alternativas: desarrollarla tanto dentro de la pareja como fuera de ella, desarrollarla cada uno por su lado, desarrollarla sólo con tu pareja investigando todas las posibilidades…
Una de las preguntas más frecuentes es cómo mantener viva la sexualidad en la pareja, cómo superar el cansancio, la rutina, porque la sexualidad es algo frágil que a la mínima puede verse dañada. Creo que no hay que perder la comunicación, hay que mantenerla siempre viva; lo malo es que algunas directamente no la han tenido nunca, ni siquiera al principio.
A pesar de que son temas que nos afectan a todos en algún momento de nuestra vida cuesta mucho abrirse y hablar de ello debido a que en la sociedad hay una hipocresía tremenda al respecto, y eso nos arroja a la infelicidad.
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Los sexólogos afirman que la falta de comunicación es uno de los problemas que más se repiten en sus consultas, sí. Es curioso, somos capaces de tener relaciones sexuales con una persona pero no de hablar de sexualidad con ella.
Ayanta Barilli
Desde pequeños nos dicen que de sexo no se habla. No lo hablamos con nuestros padres, con otros familiares, con los profesores… y con los amigos lo malhablamos así que… ¿cómo hablarlo con la pareja? Sigue siendo un tema tabú. Tenemos miedo de dañar al otro y a la vez arrastramos esa dualidad entre lo que nos ha enseñado la sociedad y nuestras propias pulsiones sexuales. Es difícil enfrentarse a ello pero hay que hacerlo, muchas personas lo han conseguido y están mucho más felices y serenas.
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Apenas hablamos de ello, sí, y cuando lo hacemos es con cualquiera menos con los que deberíamos hacerlo: los padres y la pareja. Puede que por eso proliferen los espacios en los que de forma más o menos anónima buscamos respuestas a nuestras dudas sexuales. Los oyentes de EsSexo pueden plantear sus dudas al correo del programa o en Facebook. ¿Cuál es la que más se repite?
Ayanta Barilli
La que te comenté antes: cómo mantener el deseo sexual hacia el otro, cómo conseguir que la rutina sexual no se coma la pareja, que el aburrimiento no se cobre factura. En muchas ocasiones, es lo que lleva a la ruptura definitiva; o a la ruptura parcial, mantener la pareja por mantenerla, sin compartir con ella ni sexo ni nada en general.
Es la pregunta a la que más programas hemos dedicado porque su respuesta sigue siendo complicada. Creo que no hay una única respuesta, sino una concreta para cada pareja. Si se percatan de que no la encuentran por ellos mismos deberían acudir a un especialista. Acudir desde que reconocen que existe un problema. Pero, por desgracia, no suelen pedir ayuda profesional en ese momento. Dicen los estudios que a un sexólogo y a un psicólogo la gente llega diez años tarde. Es aterrador si lo piensas. Hay que ir enseguida, en cuanto se plantean las primeras dudas y preguntas y te percatas de que no puedes resolverlas con tu pareja. Dilatar el momento de acudir a una consulta es un error, puede llegar un punto en el que sea demasiado tarde.
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Puede que nos cueste tanto acudir porque se juntan dos temas con ciertos estigmas o tabúes sociales: la salud mental y la salud sexual. Cuando nos duele la rodilla, salvo que tengamos animadversión a los médicos en general, no dudamos en acudir a un especialista. Pero como sea un tema psicológico… parece que seguimos asociándolo con el loquero y la camisa de fuerza.
Ayanta Barilli
Creo que ese binomio locura/psicólogo está siendo superado. Lo demuestra la proliferación no sólo de psicólogos sino de otros especialistas. Coaching, meditación, terapias espirituales, psicológicas… hay una necesidad de encontrarse a uno mismo y de navegar por esos mares. Antes esto no se conocía, o lo practicaban personas con una cultura o apertura mental mayor.
Creo que hay que enseñar a los hijos desde pequeños que no hay ningún problema en ello. Soy partidaria de llevarlos a un psicólogo, en caso de que sea necesario claro, para que sepan que al igual que hay un médico para el cuerpo lo hay para la mente. Normalizarlo para que cuando sientan que están enfermos acudan cuanto antes; como hemos dicho, el tiempo es un factor vital a tener en cuenta en estos casos.
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Y normalizar la sexualidad también. Somos de una generación a la que no se educó en ese tema. Los padres sólo mencionaban, con suerte, los peligros del embarazo y las ETS. ¿Los tuyos te educaron en sexualidad?
Ayanta Barilli
Yo viví una situación excepcional en ese sentido. En mi casa, tanto el amor como la sexualidad han sido temas de sobremesa, temas de conversación como otro cualquiera. Mis mayores siempre hablaron de sexualidad sin ningún tipo de problema, resolviendo mis dudas desde bien pequeña. Eso es algo que te salva, es una seguridad más en la vida. Te permite verlo como lo que es, una parte de nosotros, una necesidad fisiológica por un lado y psicológica y emocional por otro. Hay que abordarlo con naturalidad, no negarse a hablar de ello, porque sería negarse a hablar de algo esencial como puede ser la comida.
Entiendo que recibir esta educación en casa no es lo habitual; es una pena, porque tanto los padres como los hijos se pierden momentos de absoluta confianza y complicidad. Cuando un padre habla con un hijo de sexualidad, y viceversa, abre una puerta que le permitirá hablar de todo sin secretos, salvo las parcelas lógicas de privacidad que todos mantenemos en nuestra vida personal, claro. Si abres esa puerta tienes mucho ganado. En el fondo no es tan difícil abrirla pero sigue costando por culpa de la inseguridad que arrastramos al respecto.
Por otro lado, hablar de sexualidad con responsabilidad es un deber que nos incumbe como padres y como sociedad. Hay una gran ignorancia al respecto. Es increíble que en España no haya una asignatura que trate con rigor estos temas más allá de la reproducción. Mientras que, por otro lado, vivimos en un mundo en el que los jóvenes tienen acceso a Internet que aunque proporcione información adecuada también brinda otra perniciosa e inadecuada, perpetuando tópicos.
Los profesionales que acuden a centros a dar charlas sobre sexualidad confiesan que cuando les piden a los chicos de entre 14 y 15 años que apunten en un papel las dudas que quieren que les resuelvan, son las mismas que se formulaban en el siglo pasado.
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La educación sexual es la gran asignatura pendiente. Escribo un reportaje sobre el clítoris y me ha sorprendido saber que hasta 1998 no aparecía en los principales manuales de Medicina y que hoy en día, muchas personas no saben ni dónde está.
Ayanta Barilli
La sexualidad femenina se ha enseñado desde el punto de vista masculino. Han tenido que ser las propias mujeres las que, ante la ausencia e inexactitud de la información, procedieron a estudiar la sexualidad femenina y reivindicarla.
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Desde el punto de vista masculino y desde el punto de vista reproductivo. Lo que no estuviera relacionado con la reproducción no se estudiaba. Y si ya era como el clítoris, que sirve sólo para el placer… Pesa la idea del sexo como pecado y claro, ¡cómo enseñar sexualidad a los hijos!¡se iniciarían antes!
Ayanta Barilli
Sí, es un argumento que se utiliza muchísimo y está demostrado que es una falacia absoluta. No se inician antes aunque, de todos modos… si lo hacen antes pero bien informados, mejor será, ¿no?
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En una entrevista en la que hablabas de «Pacto de Sangre» en cuanto a la sinceridad necesaria para escribirlo afirmaste: «Creo que con otro padre no se habría podido plantear una situación así». Aún así, ¿escribirlo no fue duro a nivel emocional?
Ayanta Barilli
No hay proceso creativo que no suponga una cierta dosis de sufrimiento. Cuando escribes una historia de ficción en cierto modo estás ficcionando una experiencia vital propia o ajena. La única manera de que eso que escribes sea real y tenga, por lo tanto, una emoción; de que pueda pasar de ser algo tuyo personal a algo universal, es vivirlo y entenderlo profundamente. Y eso te producirá sufrimiento, sí, y gozo tambien.
Además, cuando yo escribí «Pacto de sangre» todo mi proceso de aprendizaje en el que se incluye también el dolor, ya lo había sufrido previamente; si no, creo que no hubiera podido escribirlo. Fue intenso, claro, porque estás rememorando cosas, estás manipulándolas para poder expresarlas, pero creo que eso ocurre con cualquier acto de creación. El creador está jugando con su propio ser para crear.
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Algunos autores escriben un libro autobiográfico para enfrentarse a sus fantasmas, para exorcizarlos. Por lo que me dices no es tu caso, no te enfrentaste a ellos por medio de la escritura.
Ayanta Barilli
Exacto, no los resolví con la escritura, ya estaban resueltos. Aunque claro, al escribir vuelves sobre ellos y puede suponer un esfuerzo emocional.
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¿Por qué decidiste escribirlo?
Ayanta Barilli
No sé cómo contestar bien a esta pregunta. Creo que lo hice sin pensar. A veces uno no sabe bien los porqués. Supongo que hay veces que uno hace las cosas porque quiere que quede. Hay un deseo de inmortalidad en todos nosotros. En mi caso, deseaba que quedara, sí, pero en determinadas personas: en mis hijos, en mi amor, en mi padre, en mi familia…
Y que fuera por escrito, porque no me resulta fácil hablar, me resulta más fácil escribir.
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¿Cómo reaccionó tu entorno?¿Cómo lo recibieron esas personas?
Una vez que lo escribí estaba avergonzada por el grado de sinceridad. Sentí respeto, no por un lector anónimo, sino por la gente más cercana. Ser sincero con la gente cercana suele causar problemas. A la familia no suele agradarle que escribas sobre ella, incluso aunque escribas bien. Nunca se van a ver retratados con justicia porque no es la idea que ellos tienen de sí mismos, es la tuya, y la tuya también es subjetiva, claro. Por eso sentía respeto y cierto temor ante su posible reacción. Deseaba que les gustara. Necesitaba la aprobación de mi gente.
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Hay partes muy duras, como en la que hablas del maltrato. Admiro a las personas que hablan de ello porque ayudan a otros que lo han pasado. Me parece un acto de valentía.
Ayanta Barilli
Bueno, supongo que puede verse como un acto de valentía. Los actos de valentía son necesarios tanto para ti como para los otros. Yo he aprendido que callar no es bueno, otra cosa es que cada uno elija el momento adecuado para hablar. No es fácil.
Confesarlo es importante frente a personas que han sufrido lo mismo que tú. Encuentran una fuerza en eso. Infundes valor. Yo no escribo para los demás, pero reconozco que puedes echar una mano hablando de estos temas.
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En el libro también abordas la nueva paternidad de tu padre. Ayudaste a Naoko a dar a luz a tu hermano Akela. ¿Cómo fue esa vivencia?
Ayanta Barilli
Fue una experiencia extraordinaria. Compartes un momento único con toda la familia, con aquellos a los que quieres. Es algo maravilloso. Nada que ver con una sala de hospital.
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Tu tuviste a tu segundo hijo en el agua. ¿En casa también?
Ayanta Barilli
No, no fue en casa, pero el concepto es el mismo.
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Supongo que con tus hijos habrás hablado de sexualidad.
Ayanta Barilli
Sí, claro. ¡Faltaría más! Con naturalidad y responsabilidad. Por ejemplo, cuando mi hijo tuvo su primera experiencia sexual me llamó para que le explicara de nuevo cómo ponerse un preservativo, y cuando regresó a casa hablamos del tema.
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Hoy en día las mujeres trabajamos, llevamos el hogar, intentamos desarrollar nuestras aficiones. No es sencillo. Mucho peso sobre una espalda. ¿Cómo concilias todo?
Ayanta Barilli
Durmiendo muy poco. Sin parar un segundo. Como hago cosas que me apasionan, el cansancio es menor. Pero la conciliación familiar es complicada. En ese sentido, las mujeres hemos avanzado poco. Sigue habiendo desequilibrio. Es más, yo si volviera a nacer querría ser hombre. En cualquier etapa histórica y en esta también — ríe.
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Entre esas cosas que te apasionan se encuentra el cine. En una entrevista dijiste que la Literatura es un acto de libertad. ¿Lo es también trabajar en el cine?
Ayanta Barilli
Depende del proyecto, aunque creo que las cosas han cambiado. Los actores ya no se quedan en casa esperando la llamada de teléfono, se implican. De todos modos tienes que ser una persona talentosa y con una dosis de suerte notable. A mí me resultó agotador, supongo que porque no me gusta trabajar en grupo, prefiero trabajar sola, en el sentido que me gusta ser responsable de mis propios proyectos. Tampoco tenía mucho talento y si conjugas una cosa con otra… al final decidí cambiar de rumbo. ¿Por qué no? Es bueno cambiar de rumbo, si no siempre haríamos lo mismo. Las vocaciones no son rígidas.
Vengo de una familia de actores, casi toda la rama italiana de la familia se ha dedicado a la escena tanto teatral como cinematográfica. Dentro de mí había dos vocaciones artísticas, la literaria y la actoral. Me decanté por la segunda porque me parecía más fácil, más juvenil. Y porque la literaria me daba más miedo, más respeto, me sentía menos capaz de afrontarla.
Pero toda esa experiencia como actriz me sirvió mucho para la literaria. El entendimiento de la psicología, la elaboración del personaje, el estudio de la personalidad …
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¿Para cuándo un segundo libro?
Ayanta Barilli
Estoy en ello — sonríe.
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Estoy deseando leerlo.