Grupo Aspasia, una de las entidades de referencia en el sector formativo a nivel nacional, está colaborando con un grupo de ingenieros que, en tiempo récord, ha conseguido diseñar un respirador low cost, capaz de fabricarse en masa gracias a impresoras 3D con un coste de producción muy bajo.

En concreto, el grupo ha provisto de una impresora 3D y de cualquier otro tipo de material que necesiten para poder desarrollar esta iniciativa. Uno de los líderes del proyecto, Carlos González, asegura: “No existe ningún interés más allá de dar cobertura a una necesidad sanitaria. Todos los que participamos únicamente queremos ayudar y aportar lo que podamos, juntos tenemos más opciones para salir de esta pandemia”.

La idea comenzó con la creación de un grupo de Telegram y en España ya son centenares las personas que están colaborando con esta iniciativa. El proyecto surgió hace tan solo unos días entre conversaciones de un grupo de makers e ingenieros de diferentes empresas y centros de investigación decididos a aportar su granito de arena para superar la crisis sanitaria provocada por el coronavirus.

Los ingenieros están desarrollando en tiempo récord un prototipo de respirador low cost para intentar paliar las necesidades que se prevén en el sistema sanitario. Según informaciones aportadas por este grupo de trabajadores, se estima que “el 3% de los infectados por el virus COVID-19 van a necesitar ventilación mecánica y sus casos serán considerados como muy graves”.

Cualquiera con acceso a una impresora 3D puede construir un respirador

El grupo inicial autodenominado «Coronavirus Makers» ha compartido y puesto a disposición el código del prototipo inicial y se está movilizando para conseguir personas que se adhieran al proyecto y entidades que faciliten las máquinas de impresión 3D que produzcan los respiradores.

Tal y como informa la propia organización, el movimiento está tomando cada vez más fuerza gracias al poder de las redes sociales. La intención de la iniciativa es que, siguiendo unas instrucciones básicas y usando el código abierto aportado por el grupo que desarrolló la iniciativa, cualquier persona con acceso a una impresora 3D u otra máquina de fabricación digital similar pueda construir un respirador automático para ponerlo a disposición de los centros hospitalarios de su localidad.

“Todo aquel que disponga de una impresora 3D o quiera aportar ideas al diseño es bienvenido a unirse a la iniciativa”, asegura Carlos González. Además, explica cómo se están organizando todos los participantes para sacar adelante la iniciativa: “A través de pequeños chats de grupo vía Telegram la gente se está dividiendo por comunidades y provincias. En cada chat un coordinador hace de líder y reparte las instrucciones para que todo el mundo siga las mismas pautas. En aquellos lugares en los que están apareciendo muchos maker se han tenido que realizar subdivisiones más pequeñas”.

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