Por si no tuviéramos bastante con SOPA y derivados, ahora Rusia se apunta al carro de controlar todo lo que se cuece en Internet, al estilo de EEUU y China. Quizá hayan sido las movilizaciones que se están llevando a cabo en Moscú para protestar por el fraude electoral que según algunos, se ha cometido en las últimas elecciones en Rusia. Nikolai Patrushev, el secretario del Consejo de Seguridad ha sido el que ha abierto la caja de los truenos.
Rusia debe regular la Internet de una manera razonable, tal y como se hace en los Estados Unidos, China y otros países.
No podemos ignorar el uso de Internet por los criminales y grupos terroristas.
Por el momento, se ha hecho público hace pocos días, un proyecto de ley que obliga a los operadores a bloquear sitios de pornografía infantil o “extremistas”. Y es en este último punto donde está el peligro.
Irina Levov, una analista de la Asociación Rusa de Comunicaciones Electrónicas asegura que ese proyecto de ley es contrario a la Constitución, en la que se establece que queda prohibida la censura y garantiza el derecho de la correspondencia. Además deja claro que el concepto de extremismo es muy claro en la legislación rusa. Algunos grupos defensores de los derechos humanos, como el de Lev Ponomarev, advierten que esto es un intento de censura de la Red.
Es muy importante observar que esas propuestas se hacen públicas justo después de las grandes manifestaciones en Moscú. Los intentos de apretar los tornillos causarán tensión adicional en la sociedad. Y son precisamente esas manifestaciones las que parecen la causa de esta nueva propuesta en Rusia. El partido de Vladimir Putin, Rusia Unida, ha conseguido de nuevo mayoría absoluta en las pasadas elecciones, las cuales han sido tachadas de fraude por la oposición y varias decenas de miles de rusos que han salido a la calle.
Las protestas se han convocado en su mayor parte, como viene siendo habitual en todo el mundo, a través de Internet, sobre todo redes sociales. La libertad que aún hoy otorga la Red, es lo que está llevando a todos estos países a intentar controlarla. Los ciudadanos no necesitan un periódico, una emisora de radio o una cadena de televisión para expresarse y dar su opinión. Les vale con una conexión a Internet. Y eso parece que no gusta.
Vía | El Mundo