“Vemos todos los riesgos de una explosión social”, dijo Camusso en una entrevista, advirtiendo que la ira es originada por una reforma innecesaria al sistema de pensiones, ya que significaba medidas que disminuyen el ya escaso poder adquisitivo y empeoran el mercado laboral.
El CGIL y los sindicatos más pequeños CISL y UIL, han estado realizando una serie de huelgas esta semana para protestar contra el plan de recortes sociales impulsado por Monti y la llamada “Troika” (FMI, BCE y UE).
Camusso, la primera mujer que es líder del CGIL en 105 años de historia, reconoció que Monti había hecho algunas concesiones a las demandas sindicales mediante una reducción de los recortes a las pensiones bajas y aliviando un poco los impuestos sobre la viviendas, pero aseguró que eso no es suficiente.
“Sería absolutamente excesivo decir que estamos satisfechos, las soluciones no son suficientes”, dijo Camusso, anunciando que el CGIL y sus sindicatos asociados convocarán a una manifestación nacional antes de Navidad.
Monti, un tecnócrata y ex Comisario Europeo, cuenta con el apoyo de los principales partidos de Italia.
En una situación de recesión, elevar la edad de jubilación significa “cerrar la puerta a los jóvenes desempleados”, dijo Camusso, quien añadió que Monti no había hecho nada por “los jóvenes y las mujeres que no pueden encontrar trabajo, y que cuando lo hacen es mal pagado”.
Sólo el 57 por ciento de los italianos está trabajando, el segundo porcentaje más bajo de la zona euro después de la pequeña Malta, mientras que la tasa de empleo femenino, de tan sólo un 47 por ciento, está 12 puntos por debajo del promedio de la zona euro.
Camusso reconoce que el plan de recortes seguramente será aprobado por el Parlamento dentro de unos días. Sin embargo, dijo que eran necesarias más protestas para canalizar la indignación pública y enviar un mensaje al Gobierno antes de las conversaciones sobre la reforma del mercado laboral.
Reuters