TOKIO, Dic. (Reuters/EP) –
Los medios japoneses han acogido con escepticismo el anuncio del Gobierno sobre la posible resolución de la crisis nuclear en el complejo de Fukushima-1 y, un día después del anuncio de la parada fría de los reactores, han puesto sobre la mesa un apresuramiento del Ejecutivo de Yoshihiko Noda.
El diario económico ‘Nikkei’ recoge en un editorial la pregunta de si «no habría sido razonable declarar la contención cuando los escapes de radiación han cesado por completo». Se refiere al agua radiactiva que sigue saliendo desde la planta y al hecho de que los reactores tres y cuatro de la central aún tienen que ser cubiertos para evitar filtraciones a la atmósfera.
Para el ‘Asahi», es «demasiado pronto anunciar una contención», tal como menciona en el titular de su editorial de este sábado. En su opinión, la parada fría es sólo un paso más en la resolución de la mayor crisis nuclear ocurrida en el mundo desde el desastre de Chernobil.
El ‘Nikkei’ también pregunta cómo ha podido el Gobierno declarar la parada fría de los reactores, o lo que es lo mismo, confirmar que la temperatura del agua utilizada para enfriar las barras de combustibles ha caído por debajo del punto de ebullición, si no existe forma de medir directamente los grados a los que se encuentra el combustible derretido. «Es como adivinar la forma de un pie desde fuera del zapato», ha ironizado.
En la misma línea crítica, el ‘Mainichi Newspaper’,recoge que si bien «es cierto que la situación es más estable que cuando ocurrió el accidente» el término ‘parada fría’ se refiere en realidad «a la suspensión del sonido en el reactor».
La delegación de la ONG Greenpeace en Japón ha apuntado que el Gobierno nipón, con su «triunfante» anuncio, quiere «dar la impresión de que la crisis ha finalizado, lo que claramente no ha ocurrido».
El primer ministro dio ayer ya adelantó ayer que el Gobierno tiene por delante una larga tarea para frenar cualquier radiactividad y desmantelar la planta, algo que podría llevar hasta 40 años. La declaración de la parada fría es una condición que se marcó el Ejecutivo para permitir la vuelta de las 80.000 que aún siguen evacuados y que viven en un radio de 20 kilómetros junto a la central.