“Cuando lleguen al final, entenderán que estuvieron muy ocupados en no hacer nada”, advirtió Séneca hace siglos. El filósofo estoico tenía claro que el tiempo es la posesión más valiosa que tenemos, pero aún así lo malgastamos sin pensar en ello.
A pesar de que el peso de la mortalidad pende continuamente sobre nuestras cabezas, solemos vivir como si fuésemos inmortales. Preferimos no pensar en el final para exorcizar nuestros miedos más atávicos. Sin embargo, si queremos aprovechar bien el tiempo y hacer algo significativo con nuestra vida, debemos tener presente la frase latina que nos recuerda nuestra mortalidad: memento mori.
Consejos para aprovechar el tiempo, según Séneca
1. Hazlo ya, no dejes que la vida pase
“Posponer las cosas es el mayor desperdicio de nuestra vida: nos arrebata cada día a medida que llega y nos niega el presente prometiéndonos el futuro”, escribió Séneca. A lo cual añadió: “mientras perdemos nuestro tiempo dudando y postergando, la vida se acelera”.
Todos hemos procrastinado en algún momento. Sin embargo, cuando se convierte en la norma, cuando postergamos continuamente planes importantes que podrían cambiarnos la vida para bien, tenemos un problema porque la vida no espera.
La procrastinación puede deberse a la pereza, pero en la mayoría de los casos sienta sus raíces en el miedo a la incertidumbre. Por eso Séneca nos recuerda que “la fortuna tiene el hábito de comportarse como le place”, de manera que esperar no suele aumentar nuestras posibilidades de tener éxito, sino que a menudo solo sirve para que se acumulen más obstáculos en el camino.
La solución consiste en eliminar de nuestro vocabulario la frase: “lo haré mañana” para ponernos manos a la obra ahora mismo. Solo tenemos que dar el primer paso. Romper la inercia. Como aconsejara Séneca: “aférrate a la tarea de hoy y no tendrás que depender tanto de la tarea de mañana”.
2. Valora más tu tiempo que tus posesiones
Si viésemos a una persona quemando dinero, pensaríamos que está loca. Sin embargo, cada día malgastamos minutos y horas, pero no pensamos que estamos locos, aunque el tiempo sea nuestra posesión más valiosa.
A diferencia del dinero, que se puede gastar y recuperar, el tiempo es un recurso precioso que nunca podremos recuperar. Séneca decía: “La gente es frugal en la protección de sus bienes personales; pero en cuanto se trata de malgastar el tiempo, son los que más malgastan la única cosa en la que está bien ser avaro”.
Redefinir el valor del tiempo siendo conscientes de su finitud es el primer paso para utilizarlo inteligentemente, gestionarlo mejor y, sobre todo, dedicarlo a aquellas cosas que realmente valen la pena o son significativas en nuestra vida. Una estrategia para comenzar a valorar el tiempo sobre las posesiones consiste en preguntarnos: ¿cuánto tiempo de la vida debo dedicar para comprar eso?
3. Reduce el ajetreo insustancial
“Una persona preocupada no puede realizar ninguna actividad con éxito… Para un hombre preocupado, vivir es la actividad menos importante. Sin embargo, no hay nada más importante y difícil de aprender que vivir”, decía Séneca.
Sus palabras cobran una relevancia especial en la actualidad, en una época en la que estamos sometidos a un flujo incesante de estímulos externos que reclaman nuestra atención. Pendientes de los compromisos sociales, las pantallas, las noticias, los mensajes, el trabajo… nuestra agenda se llena y no nos queda ni un minuto libre.
Eso genera la sensación de estar muy ocupados haciendo cosas muy importantes, pero si sacamos el saldo al final del día, podríamos darnos cuenta de que hemos hecho pocas cosas que nos hagan felices o que nos acerquen a nuestras metas significativas en la vida.
Esa vertiginosidad cotidiana puede atraparnos durante años, haciendo que la vida se nos escape. Por eso es importante que repensemos nuestro día a día e intentemos eliminar todas las distracciones superfluas y las ocupaciones que no nos aportan nada mientras hacemos hueco en nuestra agenda para esas actividades que realmente nos aportan nuestro bienestar o nos hacen sentir más plenos y vivos.
4. Sé implacable con lo que no te aporta nada
Si quieres aprovechar al máximo tu tiempo, tienes que aprender a decir “no”. Séneca advertía: “Cuánto has devastado tu vida porque no sabías lo que estabas perdiendo, cuánto has desperdiciado en dolor sin sentido, alegría tonta, deseo codicioso y diversiones sociales. ¡Te darás cuenta de que te estabas muriendo antes de tiempo!”.
Para aprovechar bien el tiempo necesitamos aprender a establecer límites. Algunos de esos límites están dirigidos a los demás, a todas esas personas que se creen con derecho a usar nuestro tiempo recargándonos con responsabilidades que no nos pertenecen. Por tanto, eso significa decir “no” a muchas de las cosas que estamos haciendo por los demás y que podrían hacer ellos mismos, así como a todos esos compromisos, invitaciones y obligaciones carentes de significado.
No obstante, también debemos aprender a decir “no” a nosotros mismos. Establecer límites para no perder un tiempo precioso. Implica decir «no» a estados emocionales que nos dañan y nos arrebatan momentos de felicidad mientras nos dejamos consumir por la culpa, la ira o el resentimiento. Si no tenemos cuidado, tanto las imposiciones sociales como esos estados emocionales terminarán expandiéndose hasta consumir gran parte de nuestra vida.
5. No supedites la felicidad al logro de tus metas
“Es inevitable que la vida no solo sea muy corta, sino también muy infeliz para quienes adquieren con gran esfuerzo lo que deben conservar con un esfuerzo aún mayor. Logran lo que quieren laboriosamente; poseen ansiosamente lo que han logrado; y mientras tanto se les escurre un tiempo que nunca más volverá. Nuevas preocupaciones toman el lugar de las viejas, las expectativas despiertan más expectativas y la ambición más ambición”, dijo Séneca.
En una cultura que premia el esfuerzo constante y las metas siempre más ambiciosas, este mensaje estoico puede resultar contradictorio. Sin embargo, perseguir continuamente nuevos objetivos, nunca satisfechos con los logros alcanzados, solo conduce a un estado de ansiedad e infelicidad permanente.
En cambio, uno de los consejos de Séneca para aprovechar el tiempo consiste en no ser demasiado ambiciosos. Mientras perseguimos nuevas metas, el tiempo se nos escapa. Una meta siempre conduce a otra y nos engaña haciéndonos pensar que la felicidad está en la consecución de cada una de ellas. La solución pasa por reajustar nuestras expectativas y preguntarnos cómo podemos llevar una vida más significativa aquí y ahora, mientras trabajamos para lograr determinados objetivos.
En cualquier caso, Séneca también advertía “no debes pensar que un hombre ha vivido mucho porque tiene el pelo blanco y arrugas: no ha vivido mucho, solo ha existido mucho… la parte de la vida que realmente vivimos es pequeña. Porque todo el resto de la existencia no es vida, sino simplemente tiempo”. La clave para aprovechar bien el tiempo consiste en volver los minutos vacíos en minutos significativos.