¿Pueden los tratamientos anti Covid-19 provocar como efecto secundario Covid de larga duración? Pues existe la posibilidad. La revista Sciencie publica en esta línea: «En casos raros, las vacunas contra el coronavirus pueden causar síntomas similares a Long Covid«.
Lo llaman Long Covid y es un síndrome crónico e incapacitante que puede seguir a un ataque del virus. Cuentan el caso de Dressen, ex maestra de preescolar de Utah (Estados Unidos). Nunca había tenido Covid-19. Pero tras recibir una dosis de la vacuna de AstraZeneca como voluntaria en un ensayo clínico su visión se volvió borrosa y el sonido se distorsionó.
Sus síntomas empeoraron y se multiplicaron rápidamente e incluyeron fluctuaciones del ritmo cardíaco, debilidad muscular severa y lo que ella describe como descargas eléctricas internas debilitantes.
Su esposo, Brian Dressen, químico, comenzó a revisar la literatura científica, desesperado por ayudar a su esposa, una ex escaladora que ahora pasaba la mayor parte de su tiempo en una habitación a oscuras, incapaz de cepillarse los dientes o tolerar el toque de sus hijos pequeños.
Con el tiempo, la pareja encontró a otras personas que habían experimentado problemas de salud graves y duraderos después de una vacuna contra la Covid.
En enero de 2021, los investigadores de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE.UU. comenzaron a revisar informes atendieron a Brianne Dressen y otras personas afectadas en la sede de la Agencia para realizar pruebas y, a veces, tratamiento.
No hubo conclusiones claras tras esa investigación; no se sabe si la vacunación causó directamente los problemas de salud posteriores.
A fines de 2021, los NIH dejaron de comunicarse con estos enfermos pero cuenta Science que
el trabajo continúa entre bastidores».
Vaya que, como casi siempre, las instituciones sanitarias (y sobre todo las de farmacovigilancia) van por detrás de las personas afectadas por los tratamientos.
Desde entonces otros investigadores en todo el mundo están comenzando a estudiar si la biología del Long Covid, aún poco conocida, se superpone con los misteriosos mecanismos que impulsan ciertos efectos secundarios posteriores a la vacuna.
Como explica la publicación científica, con el tiempo se han ido detectando daños causados por las vacunas Covid-19 que en teoría no aparecieron en los ensayos clínicos que hicieron sus fabricantes (trombos por Janssen y AstraZeneca o daños al corazón por Pfizer y Moderna).
Pero, claro, los síntomas complejos y persistentes como los de Dressen son aún más difíciles de estudiar porque los pacientes pueden carecer de un diagnóstico claro.
El reportaje también ofrece otros datos y comenta que la evidencia de estudios en animales respalda la idea de que los anticuerpos que se dirigen a la proteína de punta del SARS-CoV-2, la misma proteína que usan muchas vacunas para desencadenar una respuesta inmunitaria protectora, podrían causar daños colaterales.
El asunto es muy delicado. Hay revistas médicas, cuenta Science, que no quieren publicar sobre los estudios de casos que se están haciendo. Y muchos médicos e investigadores miran para otro lado. Pfizer reconoce que está monitorizando el asunto y otros fabricantes y agencias de medicamentos con su habitual lenguaje poco claro vienen a decir que están en ello.
Comprender estos problemas podría ayudar a quienes los padecen actualmente y tal vez identificar a quienes corren un alto riesgo de sufrir efectos secundarios graves.
¿Tratamientos anti Covid-19 que pueden provocar como daño Covid de larga duración?