Esta si es una postura de izquierdas donde los derechos del pueblo se situan por encima de los intereses económicos.
François Hollande, según las encuestas el próximo presidente de Francia, parece salir de dudas y en los próximos días anunciará su plataforma programática que incluirá la derogación de la Ley Hadopi. El programa digital del candidato socialista defenderá lo que algunos medios digitales franceses han bautizado como la legalización del P2P y el fin de la represión (desconectar a los usuarios de la red es para muchos dirigentes socialistas franceses una violación de los derechos humanos).
La alternativa del candidato pasaría por estimular (o “forzar”) la oferta legal de obras en la red a un precio asequible y plantear algún tipo de licencia global como propuso la candidata derrotada por Hollande en las primarias, aunque también se habla de un canon que pagarían las operadoras o de un pack cultural digital que se descontaría de las tasas universitarias que pagan los estudiantes.
Sobre estos planteamientos trabajan desde hace meses los equipos de Hollande en materia cultural y digital que son conscientes de que la Ley Hadopi debe ser olvidada en un cajón pues se ha convertido en un símbolo del enfrentamiento entre los titulares de derechos y los usuarios con el que hay que acabar.
En los próximos días se conocerán los detalles de la plataforma programática del candidato en materia cultural y digital, cuyos trabajos previos coordina Aurélie Filipetti, prácticamente ya ministra de Cultura en la sombra, el diputado Didier Mathus, que ha criticado la influencia de Vivendi sobre la legislación de los derechos de autor y el prohibicionismo cultural-sanitario que ha alcanzado cotas delirantes (véase la censura del cigarrillo de Sartre y otros).
No menos esperanzadora es la presencia en el equipo de Hollande de Christian Paul, uno de los políticos que más en serio se ha tomado importancia de la red. Christian Paul fue el diputado que la semana pasada preguntó al primer ministro por la venta de “armas digitales” a las dictaduras.
Este es el equipo que parece haber convencido al candidato socialista de avanzar hacia un modelo alternativo que no se solape con las pretensiones de la “industria” y que plantea reforzar las competencias del regulador que debe garantizar y estimular la competencia para obligar a las compañías discográficas y los estudios de cine para que pongan sus catálogos a disposición de los operadores a precios razonables. También quieren que sea normal poder acceder a las películas de estreno mediante los servicios VOD (televisión a la carta o vídeo bajo demanda). Los socialistas recelosos del lobby y de un exceso de prohibiciones si creen que el gobierno debe jugar un papel clave a la hora de “forzar” la competencia.
Habrá que seguir con atención la evolución del dubitativo Hollande pero también a sus compañeros de partido en el Parlamento Europeo ante la próxima votación del ACTA que de ser ratificado bien puede convertirse en la excusa perpetua para no modificar lo que de cara a la galería electoral se dijo que se quería cambiar. La desconfianza a nadie le sorprenderá. Aunque también es verdad que el equipo del socialista nada tiene que ver con los policías digitales de Sarkozy.
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