La duda

“Salir o emanciparse de la duda y del lado subjetivo de las experiencias es una labor culminante en nuestro proceso espiritual, con ello evitamos el malsano conformismo de la convicción y el inconformismo desquicioso del que desea lo que no conoce”.

Dentro del ámbito espiritual nos encontramos con la “duda” dudas sobre nuestro proceso, sobre nuestras creencias, sobre los motivos de nuestra existencia, etc. La duda se enfrenta a nuestros convencimientos o nuestros dogmas, de modo que la duda nos ofrece dos aspectos uno el de una crisis y otra el de una indagación más profunda sobre aquello que nos desconcierta.

Utilizar la duda de modo inteligente nos permite avanzar en nuestro proceso espiritual, aunque estamos deseosos de poder librarnos de todas nuestras dudas y así poder descansar tranquilos y también dudamos de poder librarnos de todas nuestras dudas por lo que la incertidumbre siempre nos acecha. Pero qué es mejor ¿creer que uno está en lo cierto sin estarlo o tener dudas y seguir indagando? podemos tener dudas sobre nuestra doctrina si esta es la más conveniente, podemos dudar de nuestra fidelidad al gurú y sus enseñanzas, y así sucesivamente hasta caer en un mar de dudas.

Sobre la duda planean el fanatismo crédulo y el escepticismo, detrás de la duda se encuentran el miedo o debilidad y la fortaleza del convencimiento, así sobre la duda recaen diferentes valores que nos inclinan bien hacia lo negativo o hacia lo positivo, la duda nos divide en una dualidad constante mientras ignoremos sus resortes secretos.

Frente a la duda tenemos la experiencia, aunque las experiencias también tienen su lado subjetivo, la experiencia de uno o varios éxtasis, las experiencias oníricas o astrales, las experiencias psíquicas de cualquier índole que son reales y certeros como vivencias, sin embargo, las experiencias son pasajeras y como hemos dicho tienen su lado subjetivo, pues nos podemos preguntar ¿existe alguna experiencia que nos conceda la sabiduría perenne? ¿existe alguna experiencia que nos conceda la iluminación compasiva de modo definitivo? La experiencia es necesaria como contraparte de la duda, pero ni la duda ni las experiencias son definitivas, hoy en día los neuro-cientificos saben por experimentos que cualquier persona a la que se le estimule ciertas áreas del cerebro puede tener experiencias místicas intensas o con el uso de drogas psicodélicas sin embargo tales experiencias, aunque pueden generar cambios en el individuo nunca son definitivas. Por tanto, la incertidumbre sigue girando alrededor de la duda y la experiencia.

Salir o emanciparse de la duda y del lado subjetivo de las experiencias es una labor culminante en nuestro proceso espiritual, con ello evitamos el malsano conformismo de la convicción y el inconformismo desquicioso del que desea lo que no conoce. Todo el conflicto surge porque buscamos una seguridad, pues frente a la duda aletean la débil inseguridad o la fortaleza de la convicción, con la seguridad buscamos una estabilidad eso nos hace sentir seguros y por tanto convencidos, pero emanciparse de la duda significa todo lo contrario, significa no depender de seguridad ni estabilidad alguna, ni depender de un convencimiento firme. La estabilidad o la inestabilidad, la seguridad o inseguridad son trampas que sostienen a la duda, cuando creemos estar seguros dejamos de dudar lo que nos lleva a un conformismo que nos estanca y cuando nos sentimos inseguros e inestables dudamos y desconfiamos.

Salir de la duda implica dejar de depender tanto de lo seguro como de lo inseguro, emanciparse de lo estable y lo inestable, dejando de ser dependiente o independiente, de ese modo dejamos la dicotomía de la duda ingresando en una visión no-dual o visión intuitiva que nos ofrece una apertura incondicional que nos permite ver las cosas “tal como son” lo que significa alcanzar la “talidad”.

Podemos poner innumerables ejemplos sobre la certidumbre o incertidumbre que ocasiona el camino espiritual o la búsqueda de la verdad, por ejemplo ¿tenemos un yo pluralizado o segmentado, o un yo superior y otro inferior, o un Ser independiente de toda identidad del yo, o tenemos un yo cósmico, o sencillamente no tenemos yo, etc.? si buscamos una respuesta segura y estable podemos encallar en cualquiera de estas visiones del ego sin dudar de nuestra visión del yo, entonces encallados en nuestra visión nos bloqueamos bajo una perspectiva que como mucho será una verdad parcial. Si en vez de buscar una respuesta segura y estable optamos por vivir una experiencia directa no conceptual permitiremos una apertura incondicional capaz de ver la realidad de sí mismos sin interferencias. Siguiendo con el ejemplo ¿es dios una entidad personal, es dios múltiple e impersonal, es dios único o se divide en una pluralidad de dioses, estamos separados de dios o dios es uno con nosotros, etc.? si nos empeñamos en una respuesta fija, segura, convincente o estable caeremos en todo caso en una verdad parcial, nuestra opción ante la verdad absoluta es sencillamente mantener una apertura incondicional.

Concluimos diciendo lo que un gran maestro nos dijo: “la verdad es lo desconocido de momento en momento”, por tanto, no existe estabilidad, ni seguridad, ni existe nada fijo, todo fluye en el océano de la vida libre en su movimiento. Dejar de dudar conlleva contemplar la vida tal cual es, aceptando abiertamente toda verdad parcial como parte de una verdad uni-total. Y finalmente comentamos que en todo camino espiritual sentirse culpable o perdonarse es un atributo que uno mismo se gestiona, aunque la duda y la inseguridad siempre nos corroe porque idealizamos la perfección, siendo que lo perfecto solo puede ser idóneo si asume lo imperfecto.

Atentamente:

Rafael Pavía

https://conciencianodual.blogspot.com/2022/04/la-duda.html

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