Hoy en día, cada vez más policías son destinados a garantizar la seguridad en las escuelas de Estados Unidos. Estos oficiales tienen amplios poderes, pero a menudo se los aplican de una manera muy particular. Por ejemplo, pueden arrestar a los alumnos por ‘delitos’ tales como lanzar un pequeño avión de papel o por un beso con un compañero de clase.
Últimamente los policías que patrullan los comedores, campos de juego y salas de lecciones de los colegios estadounidenses, están equipados y autorizados a utilizar armas de varios tipos como porras de goma y aerosoles de gas pimienta e incluso armas de fuego, reconocidas como no letales.
Además de eso, las fuerzas de seguridad de algunos estados suelen usar los dispositivos conocidos como Taser. Se trata de pistolas que producen descargas eléctricas que, según diversas investigaciones, puede provocar daños serios para el organismo humano e incluso llegar a tener efectos letales.
En algunos centros educativos les permiten realizar redadas sorpresa, utilizando perros policías, entrenados para buscar drogas y explosivos.
Evidentemente, las autoridades de EE. UU. le dan esta ‘carta blanca’ a la policía con el objetivo de prevenir los casos de violencia en los centros educativos del país que se registran con mucha frecuencia e impactan por su crueldad. Durante las últimas décadas, ocurrieron 16 incidentes de tiroteo en las escuelas, que causaron muerte de 35 alumnos, 17 profesores e hirieron a otras 70 personas.
Sin embargo, estos casos extremos son la excepción. Los policías se enfrentan principalmente con la mala conducta que es habitual en los niños. Por extraño que sea, esta también se califica como crimen muy grave y se castiga duramente.
A prisión por un beso
Algunas historias parecen absurdas. Por ejemplo, cuando una niña le dio un beso a su compañero en una escuela primaria de la Florida, esto fue considerado como un «posible delito sexual» y por eso dio intervención a la policía.
Otra niña de 12 años fue arrestada en Nueva York por escribir sobre su mesa: «Quiero a mis amigos, Abby y Faith» y «Lex estuvo aquí 2/1/10».
Los juegos con comida también pueden acabar con el encarcelamiento. Asimismo, cerca de 25 escolares fueron detenidos por organizar en un comedor una «batalla épica» con alimentos.
Entre otros ejemplos se destaca el de una estudiante de 13 años que fue esposada en Nuevo México por eructar en clase.
Como resultado, cientos de alumnos deben sentarse en el banquillo por decir obscenidades, participar en peleas poco serias, vestirse de «modo impropio» o llegar tarde a las clases. Las acciones que antes se limitaban con represión por parte del profesor o con llamadas a los padres, ahora pueden llevar al arresto de los alumnos. Esto, además, les puede costar el ingreso a un colegio o un buen trabajo en el futuro.
Articulo completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/ee_uu/issue_34669.html
Es alarmante que esas medidas se tengan que tomar.
Ciertamente los colegios e institutos son lugares donde debe garantizarse la educación de los niños y además que aprendan cosas.
Ha sido nula la educación de los niños y se ha centrado el sistema en enseñarles contenidos. Pero ambas cosas deben ir juntas. Y antes que conenidos, educación para poder enseñarles contenidos.
Las sanciones tienen que ser mayores y contundentes. Los niños desde pequeños deben ser consecuentes con sus actos.
Un profesor que no educa a los niños nunca tendrá problemas con ninguno. Al contrario, se encontrarán los niños estupendamente con él. Al contrario ocurre cuando un profesor les corrije sus malos hábitos y conductas, ese profesor no es de su agrado.
La opinión de los alumnos es la opinión de personas inmaduras a las que hay que guiar hacia conductas que requieran su cambio y esfuerzo. Sin esfuerzo y conflicto ante sus creencias no hay avance.
Los docentes insisten en que la educación se la deben dar sus padres. Y si sus padres no los educan, ¿ Qué sociedad tendremos donde nadie se responsabiliza de educar a los niños y hacerlos personas?