¿Por qué amar a los animales?/La ley animalista se cuela en el belén: «Seguiremos incluyendo animales»

La vida no es vida sino intenso dolor para la mayoría de los animales sólo por haberles tocado en suerte compartir el planeta y este tiempo con el hombre, su verdugo más cruel y excesivo.

Los ‘animales no humanos’, hay que decir, para expresarse con propiedad de ellos, seres maravillosos en los que la naturaleza es perfección, pero tristemente indefensos ante el individuo elemental, depredador incorregible.

Hay quienes afirman que lo que distingue al ser humano de los otros animales es el raciocinio, pero es necesario ponerlo en duda, viendo lo que aquel hace con su aparente ventaja, no sólo en su relación con los seres inferiores que están a su merced, sino con el uso inescrupuloso que le da en cada acto a su facultad de entendimiento.

Apenas comprendiendo su ignorancia y confusión puede explicarse la arrogancia insoportable del que pone su derecho a la vida ciegamente por delante del derecho a la vida de otros seres.

Si somos superiores, sólo esa condición nos agrega un imperativo moral por el cual debemos rendir justificaciones de nuestros actos. Sólo el hecho de que debamos decidir cómo tratar a los animales, hace a nuestra relación con ellos moralmente grave. Decía Shakespeare en ‘Hamlet’: “no hay nada bueno o malo sino que el pensar así lo hace”. Nosotros pensamos, no nuestro perro, por lo que tenemos el privilegio y la carga de hacernos responsables de la relación y el trato.

Pero nuestra relación con las bestias, sin embargo, es la de las metáforas que las degradan. “Eres un animal”… “Eres un burro”… ¿Por qué no “eres un hombre torpe”, o “eres una mujer egoísta”?

“Soy un miserable gusano” decía Friedrich Nietzsche para autodefinirse, cuando lo devoraba la sífilis y expiaba su remordimiento de filósofo porque se acostaba con su madre y con su hermana. Había muchas culpas humanas en él, pero ¿qué culpa era del gusano?

El siglo XX fue generoso y mezquino, bálsamo y letal, ubérrimo para la ciencia y retrógrado para la convivencia entre los hombres. Sobre su final mostró ¡por fin! una luz de esperanza en el reconocimiento al derecho de los animales en las sociedades civilizadas. Una luz, que quede claro, nada más que eso, pero algo más que nada.

Los derechos del hombre en la Grecia clásica eran los derechos del ciudadano varón y libre. Las mujeres y los esclavos eran para la legislación tan poca cosa como hoy son -continúan siendo- los animales en las comunidades rabonas e incultas.

Otras formas de discriminación, igual de abyectas y vergonzantes ha visto la historia. Quemar al hereje en la hoguera fue una conducta aceptada, hasta que un día la civilización decidió que era inaceptable.

Todo es cuestión de tiempo. Llegará el día en que el exterminio irracional de los animales no humanos de esta época, en casi todas las sociedades, será un asunto que se exhibirá en museos, a la mirada incrédula de los visitantes.

Tengo malas noticias para los orgullosos “seres superiores” que en tono peyorativo llaman bestias a las bestias: los hallazgos sobre el mapa genético de las especies demuestran sin lugar a réplicas, que nuestro patrimonio genético es idéntico al de los gorilas en un 97 por ciento, y si esto es de suyo humillante… para los gorilas, claro, también se halló que el número de genes necesarios para constituir un hombre es sólo el doble de los que tiene un gusano.

La vida es, aun para la ciencia, el más grande de los milagros, lo que parece ignorar el hombre promedio de todas las latitudes, porque la compromete cada vez que puede, arrasando bosques y especies, contaminando el aire y el agua, y detonando nuevas enfermedades. Es el hombre, entre todos los seres vivos, el único dotado para la estulticia.

Konrad Lorenz, el etólogo austríaco, el gran sabio del siglo pasado que en 1973 obtuvo el premio Nobel de medicina, dijo: “el hombre siempre fue bastante estúpido, pero últimamente noto un cambio… está peor”. Es el mismo médico bondadoso que amaba a los animales hasta la médula y que en otra ocasión afirmó: “De sólo pensar que mi perro me quiere más que yo a él, siento vergüenza”.

Lord Byron escribió para la tumba de su perro ‘Botswain’ este epitafio: “Aquí reposan los restos de un ser que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad y todas las virtudes de un hombre sin sus vicios”.

Los animales, salvajes o domésticos, son, a la luz de la inteligencia, nuestros compañeros de viaje. Su sacrificio o sufrimiento inútiles son actos de inmoralidad y barbarie degradantes para quien los provoca.

¿Por qué querer a los animales?

Una máxima filosófica simple dice que es correcto preferir un estado de cosas mejor a uno peor.

Pero detrás de esto, en términos cotidianos, por respeto a nosotros mismos. Porque el cuidado de todas las formas de vida nos hace más evolucionados. Porque lo expansivo es primitivo y la inhibición es cultura. Por compasión, que la compasión es una olvidada emoción elevada. Porque matar o hacer sufrir es destrucción. Porque construir es participar como un Dios todopoderoso del acto de la Creación. Porque el hombre útil o bueno o civilizado vive de acuerdo con ciertos valores y no hay valores que justifiquen la crueldad. Porque la inteligencia invita a vivir de tal manera que nuestras acciones aporten a la felicidad y no al dolor que hay en el mundo. Porque proveer a la vida y no a la muerte no puede ser una antigualla, a menos que el mundo esté irremediablemente perdido. Porque estoy seguro que entiende usted la diferencia entre la sensibilidad de quien mata a un animal por placer, y la de quien goza escuchando la Quinta Sinfonía de Beethoven.

Un amante de las corridas de toros me dijo una vez que los toros de lidia no nacerían si no existiera esa primitiva obscenidad que llaman fiesta, “porque son criados para la muerte en la plaza” -me explicaba-, a lo que respondí que con su criterio podríamos criar niños para que sean sacrificados frente a cincuenta mil forajidos con boleto pagado.

Desde Platón sabemos que educar es formar en la virtud. Piedad, compasión, amor por la vida de todos los seres, respeto por la otredad, son conquistas del hombre morigerado, de buenas costumbres, superior. Superior no de superar a los demás, sido de haber sido capaz de mejorarse a sí mismo, de haberse alejado de aquella pequeña cosa tan sin pulimento que era cuando nació.

¿Por qué dirán que con relación al hombre los animales son una especie inferior? ¿Porque no tienen algunas “virtudes” que adornan a los hombres? Sí, recuerdo algunas: el odio, la maldad, la envidia, la venganza, el rencor, el engaño, la traición, la soberbia.

Todos los animales, humanos y no humanos, morimos cuando cesan nuestras funciones corporales. Los hombres crueles, empero, mueren mucho antes, aunque ni lo noten.

* Por Eduardo Lamazón

https://www.ecoportal.net/temas-especiales/animales/amar_a_los_animales/

La ley animalista se cuela en el belén: «Seguiremos incluyendo animales»

La ley de Bienestar Animal prohíbe el uso de animales «inmovilizados» en los belenes.
La ley de Bienestar Animal prohíbe el uso de animales "inmovilizados" en los belenes.
Pixabay/CC/Mishelved

Se acerca la Navidad y en muchos pueblos españoles se va a armar el belén (en sentido literal y literario) porque esta será la primera edición con la ley de Bienestar Animal en vigor. La mayor parte de las organizaciones encargadas de los belenes vivientes preguntadas por Libertad Digital no tienen ni idea de cómo les va a afectar la nueva normativa animalista o si podrán seguir contando en el elenco navideño con el buey y la mula.

Uno de los belenes vivientes más impresionantes de España es el de Buitrago de Lozoya (Madrid), que este año celebra su 33ª edición y ya ha agotado las entradas para las dos funciones programadas. Una espectacular iluminación nocturna transforma el casco antiguo, las murallas y la iglesia en un escenario mágico para los 200 vecinos que participan del espectáculo. También los animales son parte del elenco, incluso aunque PACMA se empeñe en sabotear la fiesta.

«Contamos con todos los permisos legalmente requeridos para exhibir animales en el evento. Tenemos una explotación agraria a nuestro nombre, los animales vienen al belén con sus correspondientes guías, su saneamiento realizado, en remolques homologados y supervisados por un veterinario», explican desde la asociación cultural encargada de la organización. «Aun así, el año pasado vinieron desde PACMA y denunciaron públicamente que la vaca del belén estaba hacinada y sometida a ruidos«.

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La vaca indultada «sometida» según PACMA.

«La vaca estaba en un establo, con una cama de paja de metro y medio y comiendo hierba tranquilamente. De hecho, lo más irónico de todo es que esa vaca está indultada porque todos los años se la alquilamos al ganadero y si no fuera por el belén, hace tiempo ya la habría llevado al matadero», explican desde la asociación.

La edición de este año seguirá contando con la vaca indultada, además de ovejas, caballos, burros, conejos, gallinas y patos. «Cumplimos con la ley de Bienestar Animal y seguiremos incluyendo a los animales en el belén viviente porque también forman parte de la cultura y las tradiciones serranas«.

 

«Es espectacular ver a los Reyes Magos a caballo»

Otro de los belenes vivientes más espectaculares de España, y también uno de los más antiguos, es el de Alcanadre (La Rioja). Este año celebra su 53ª edición y, además del espectáculo de luz, pirotecnia y sonido en pleno paraje natural del monte Viso, uno de los momentos más espectaculares es la llegada a caballo de sus majestades de Oriente.

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Los Reyes Magos y sus caballos en el belén viviente de Buitrago de Lozoya (Madrid).

Unos 120 vecinos participan en este espectáculo en el que San José narra pasajes destacados del Antiguo y el Nuevo Testamento. Se puede disfrutar los días 25, 29 y 30 de diciembre y el 1 y el 6 de enero. La entrada es libre y se recomienda ir bien abrigado.

El belén viviente de Alcanadre también cuenta con animales: un burro y los tres caballos de los Reyes Magos. «Hemos preguntado a la empresa con la que hemos trabajado estos últimos años y nos han dicho que no hay ningún problema con la ley de Bienestar Animal», afirman desde la organización.

«Estamos en ello»

Sin embargo, el Ayuntamiento de Torregalindo (Burgos) sigue estudiando la nueva normativa para que su belén viviente sea totalmente respetuoso con la ley animalista. «Estamos en ello. Nunca ha habido maltrato, pero estamos pendientes de la nueva regulación. Normalmente hacemos la cabalgata de los Reyes Magos con caballos. También hay un burro que lleva a la Virgen en su recorrido hasta el portal y algunas personas del pueblo montan un puesto con sus gallinas y sus conejos. Estamos viendo a ver cómo lo hacemos«, explica la concejal Mariví Pérez.

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Un aldeano junto a su borrico en el lagar del belén viviente de Buitrago de Lozoya (Madrid).

El belén viviente de Torregalindo tiene 39 años de historia y está declarado fiesta de interés turístico regional. Cada 5 de enero se representa una adaptación del Auto de los Reyes Magos. Además, el pueblo entero y sus 120 habitantes se transforma en un auténtico belén con escenas teatralizadas y degustación de castañas, patatas asadas, sopas de ajo y morcilla. Incluso hay una cantina y un puesto donde se hace orujo en un antiguo alambique.

«Lo más imponente es el momento en el que los Reyes Magos bajan a caballo por la ladera del castillo, flanqueados por una comitiva con antorchas mientras unos focos proyectan las sombras de la cabalgata en los muros de la torre», explica Pérez. «Es impresionante y merece la pena, sobre todo para los niños».

¿Qué dice la ley?

La ley de Bienestar Animal dice en su artículo 65 que «se prohíbe el uso de animales en exposiciones de belenes, cabalgatas o procesiones, en las que se mantenga al animal de forma incompatible con su bienestar, dadas las características propias de su especie, o inmovilizado durante la duración del evento«. La ley, por lo tanto, sí permite el uso de animales en los belenes vivientes, siempre y cuando tengan un espacio razonable para moverse.

https://www.libertaddigital.com/ciencia-tecnologia/ciencia/2023-12-03/la-ley-animalista-se-cuela-en-el-belen-seguiremos-incluyendo-animales-7074415/

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