Además de los bancos y la deuda, las obligaciones internacionales impuestas están también por encima de los intereses de los españoles.
Nadie nos consultó para ir a derrocar a Gadafi ni meternos en Afganistán para sacarle las castañas a EEUU.
España gastó en 2011 el récord de 861 millones en operaciones militares – El despliegue en Afganistán ha costado 2.500 millones en una década MIGUEL GONZÁLEZ – Madrid El Ministerio de Defensa se propone revisar todas las misiones en el exterior de las Fuerzas Armadas españolas con el objetivo de ahorrar costes en un momento en que la reducción del déficit y los compromisos derivados de los grandes programas de armamento, que suman unos 30.000 millones de euros, le obligan a fuertes ajustes presupuestarios. La revisión, según fuentes de Defensa, se basará en dos criterios: el respeto a los compromisos internacionales y la priorización de las misiones en las que estén en juego los intereses nacionales. El coste de las operaciones de las Fuerzas Armadas en el exterior ascendió en 2011 a 861.398.049 euros, según la documentación entregada por el Gobierno saliente al nuevo Ejecutivo en el traspaso de poderes, a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Esta cifra supone un récord histórico y duplica con creces los 380.619.000 euros que se gastaron en 2004, primer año de mandato de Zapatero. A continuación se detalla la situación de las principales misiones: – Afganistán (ISAF). No solo es la que ha provocado más víctimas (97 muertos) sino también la más onerosa. Desde que llegaron los primeros militares españoles a Kabul, hace justo ahora 10 años, se han gastado un total de 2.490 millones de euros. Su coste ascendió el año pasado a 450.251.950 euros, lo que representa más del 50% del total. El margen para recortar es, sin embargo, muy escaso. El contingente asciende a 1.521 militares y 40 guardias civiles, desplegados en Kabul, Herat, Mazar-i-Sharif y la provincia de Badghis, cuya reconstrucción es responsabilidad española. El compromiso español es seguir allí hasta 2014, aunque probablemente se mantenga una presencia reducida más allá de esa fecha en una nueva misión, denominada Enduring Parthnership (Asociación Duradera), cuyas características serán definidas en la cumbre que celebrará la OTAN en mayo próximo en Chicago (EE UU). Zapatero anunció, en junio pasado en Bruselas, un plan de repliegue que incluía una reducción del 10% de los efectivos en el primer semestre de este año, otro 40% en 2013 y el resto en 2014. El nuevo Gobierno mantiene en principio este calendario, con la salvedad de que la reducción del 10% (152 efectivos) no se hará en el primer semestre sino a lo largo de todo el año. En todo caso, el repliegue está condicionado a la paralela asunción por parte de las autoridades locales de las competencias en materia de seguridad, desarrollo y gobernanza. El contingente español está volcado en la formación de una brigada del Nuevo Ejército Afgano (ANA) que debe tomar el control de Badghis. A principios de febrero se iniciará la transferencia de autoridad en la capital provincial, Qala-i-Naw, y en el distrito de Ab-Khamari. En cambio, se ha renunciado por ahora a completar la Ring Road, la carretera de circunvalación que rodea y vertebra el país. La retirada de las tropas de EE UU de Badghis -donde solo quedan elementos de operaciones especiales- hace inviable una entrada por la fuerza en el valle del Murghab, infestado de talibanes. Como alternativa, el Ejército español y el afgano se concentran en mantener abierta la Ruta Lithium, que une Qala-i-Naw con el norte de la provincia. La reducción de efectivos españoles será este año más simbólica que real, pues casi 300 militares de los cuarteles generales del Eurocuerpo (Estrasburgo), Bétera (Valencia) y Retamares (Madrid) se incorporarán, en dos turnos de seis meses, al cuartel general de la OTAN en Kabul. El Gobierno no contabiliza a estos miliates, integrados en organizaciones multinacionales, dentro del límite de 1.521 fijado por el Parlamento. A partir del miércoles, el general de división Javier Cabeza será el jefe adjunto del Mando Conjunto Internacional (ICJ) de la OTAN en Kabul, el puesto más importante ocupado hasta ahora por un militar español en Afganistán. – Líbano (UNIFIL). Es la segunda operación militar más numerosa y también más costosa (196.486.761 euros el año pasado). En este caso, el margen de recorte es mayor. El relevo del general español Alberto Asarta por un italiano como máximo responsable de los 12.000 cascos azules el próximo día 28 permitirá retirar su Estado Mayor y la unidad con dos helicópteros que le presta apoyo. El acuerdo del Consejo de Ministros del pasado 30 de diciembre que prorrogó la participación de las Fuerzas Armadas en misiones internacionales ya incluyó una ligera reducción en Líbano, de 1.100 a 1.050 militares. Pero el recorte será sustancial si España, Francia e Italia -los tres mayores contribuyentes europeos de UNIFIL- llegan a una posición común ante la revisión estratégica de la misión encargada al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
La idea es mantener la presencia en las zonas más calientes, como la Blue Line que separa Líbano de Israel, y constituir una fuerza de reserva que se desplegaría en caso necesario. La reducción se compensaría con una mayor presencia del Ejército libanés al sur del río Litani. El plan tropieza, sin embargo, con el incremento en los últimos meses de los ataques contra los cascos azules y la crisis de Siria, que puede desestabilizar el frágil equilibrio de Líbano. UNIFIL, además, es la principal misión de la ONU en la que participa España y una retirada no sería la mejor tarjeta de presentación para su candidatura a miembro del Consejo de Seguridad en el bienio 2015-2016. Índico (Operación Atalanta). España es, con Francia, la principal impulsora de la Eunavfor, la flota europea de lucha contra la piratería en el Índico. Su coste ascendió a 96.880.926 euros en 2011. España participa con un buque y un avión de patrulla marítima, a los que se suma un segundo buque en los periodos intermonzones, de mayor actividad pirata. La implicación española se explica por la presencia en aquellas aguas de la flota atunera vasca, dotada también con seguridad privada. Una retirada parece impensable y una reducción solo sería posible si se convence a otros países europeos para que tomen el relevo. Hasta abril, el mando de Eunavfor lo ostenta el capitán de navío español Jorge Manso. – Libia y otros. La caída de Gadafi permitirá ahorrar este año los 94.804.000 euros gastados por España en la intervención de la OTAN en Libia. También se reducirá el coste de la misión de instrucción de militares somalíes en Uganda, que costó 1.931.497 euros en 2011. Tras ceder en septiembre pasado el mando de la operación a un comandante irlandés, la contribución española ha pasado de 38 oficiales a entre 8 y 14. El País
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