SANTIAGO, ene (IPS) – «Es un hecho gravísimo, una catástrofe ambiental en toda su magnitud», resumió a IPS la ecologista Sara Larraín el impacto del incendio que desde el 27 de diciembre diezma el Parque Nacional Torres del Paine en la Patagonia de Chile.
Las llamas, en complicidad con fuertes vientos, se apoderaron de un sector de difícil acceso y afectaron una superficie de más de 16.000 hectáreas de vegetación, que autoridades del sector detallaron a IPS que demorarán en recuperarse unas ocho décadas. Actualmente la zona se encuentra con alerta amarilla, tras la alerta roja por incendio forestal decretada a fines de diciembre por la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi), a solicitud de la Corporación Nacional Forestal (Conaf). Al menos 200 personas trabajan en el terreno afectado, entre brigadistas de la Conaf, las Fuerzas Armadas y policiales. También han colaborado brigadistas de Argentina, Uruguay y Brasil. El Parque Nacional Torres del Paine comprende cerca de 200.000 hectáreas y es una de las principales riquezas naturales y turísticas de Chile. Se ubica en la provincia de Última Esperanza de la XII Región de Magallanes, entre el macizo de la cordillera de Los Andes y la estepa patagónica. Se trata de una zona ubicada a más de 3.000 kilómetros al sur de la capital chilena, que en 1978 fue declarada Reserva de la Biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). El último informe oficial indica que la vegetación afectada incluye bosque nativo de lenga o roble blanco (nothofagus pumilio) y ñirre (nothofagus antárctica), matorral y estepa. También se dañaron instalaciones de la Conaf y de concesionarios turísticos. El incendio habría sido ocasionado por el descuido de turistas, que comenzaron el fuego en un sector de montaña llamado Olguín, cercano al glaciar Grey. Desde ahí se propagó hacia el sur por la rivera del lago Grey hasta el macizo Paine, donde se abrió en dos cabezas que se proyectaron independientemente. Hay sectores en que las llamas se han reactivado por las condiciones del viento, que allí puede superar los 100 kilómetros por hora, lo que alerta sobre posibles nuevos focos activos y hace temer que el incendio no se extinga completamente hasta que concluya el verano austral, a fines de marzo. En entrevista con IPS, el gerente de Áreas Protegidas de la Conaf, Eduardo Katz, evaluó que, de las más de 16.000 hectáreas dañadas, hay lugares con «pérdida total del bosque». «Pero hay una buena cantidad de hectáreas en que hay una perdida parcial y hay que ver cómo reaccionan las plantas frente al fuego», sostuvo Katz al explicar que ello dependerá de la cantidad de agua disponible, de la lluvia y la temperatura. Las primeras señales positivas provinieron de las últimas lluvias, que han tenido una frecuencia de al menos una vez por semana en la segunda y tercera semana de este mes. «Con las últimas lluvias hay un rebrote importante de la cantidad de pasto, y eso nos ha ayudado bastante al control de la erosión. Y, por otro lado, también permitir la alimentación de herbívoros», observó Katz. El Parque Torres del Paine exhibe una población de flora y fauna de cerca de 300 especies de plantas, 126 especies de aves y más de 30 de mamíferos, reptiles, anfibios y peces, que viven entre vegetación, lagos, glaciares, el océano Pacífico y rocas formadas hace 150 millones de años. Al respecto, Katz señaló que «afortunadamente las dos poblaciones de mamíferos de gran tamaño, que son los guanacos (camélidos Lama guanicoe) y los huemules (ciervos Mapudungun wümul), no viven en las zonas del incendio sino en zonas anexas» y se ha observado que lograron huir del incendio y ponerse a salvo. «No hemos encontrado evidencia de que hayan muerto animales por el incendio», afirmó. Otra gran preocupación es cuánto tiempo tardará en recuperarse el ecosistema dañado. «La recuperación en la Patagonia, en Torres del Paine, se produce relativamente lenta», reconoció el gerente de la Conaf. El último precedente, otro incendio en 2005 en el parque, mostró que la recuperación de los pastizales del ecosistema es relativamente rápida y se espera que se produzca antes de un año. Pero el bosque nativo afectado tiene muy peores expectativas. Para las especies de lenga y ñirre Katz proyecta que «una recuperación total podría demorar por lo menos unos 80 años». Anticipó que esa recuperación será apoyada por un programa de restauración ecológica de plantación y su protección de herbívoros y vientos. La Conaf cuenta con algunas herramientas de prevención, acción frente a las emergencias y recuperación, dijo el funcionario. Pero consideró que la mejor arma contra estos desastres es el compromiso de los visitantes a favor del hábitat. Katz recordó que los dos incendios en el parque fueron causados por las personas. «Son descuidos humanos, porque no acampan en los lugares adecuados, no usan el fuego de forma correcta. Si lo hiciesen en forma correcta no deberían haber riesgos», afirmó. Pero la directora del no gubernamental Programa Chile Sustentable y excandidata presidencial, Sara Larraín, cuestionó la acción del Estado en su protección de una zona tan importante para el país y la humanidad. «El Estado dedica poco menos de 1.000 pesos (dos dólares) por hectárea protegida para cuidarla todo el año», argumentó Larraín. «La verdad es que no hay capacidad de comunicaciones ni capacidad humana de proteger estas áreas», agregó. Para Larraín, «el incendio en Torres del Paine muestra que no aprendimos nada desde el anterior», también producido por un turista que violó las normas. Pero desde 2005 no hubo cambios en la ley o en la política pública para «prevenir este tipo de situaciones». Para la ambientalista, «eso muestra la nula voluntad política de los gobiernos en Chile, de los colores políticos que sean, de proteger el patrimonio medioambiental». «Hoy día lo que tenemos es ningún texto, ningún avance (…) no tenemos un marco legal que salvaguarde las áreas protegidas», enfatizó Larraín. «Las sanciones dentro de la ley de bosque nativo son de la década del 30 y no contempla las sanciones equivalentes a los daños que se generan», explicó. Tras el incendio, el derechista presidente Sebastián Piñera anunció la preparación de una nueva ley de bosques para crear una nueva institucionalidad y aumentar las sanciones a los responsables de ocasionar los incendios, que según la legislación vigente, de 1931, no supera los 61 días de prisión. Además, se propondría la creación de un plan nacional de protección de incendios, una nueva institución responsable de la tarea y un fondo destinado a enfrentar estas emergencias. Pero diversas organizaciones ambientalistas se mantienen escépticas frente a los anuncios de Piñera, sobre todo si se mantiene a nivel de discursos y sin detallar «cuáles van a ser las asignaciones presupuestarias». Hasta el momento sólo hay un sospechoso de haber causado este desastre ambiental. Se trata del turista israelí Rotem Singer, que durante los 90 días que puede durar el proceso tiene prohibición de abandonar el país y debe presentarse periódicamente en fiscalía